Ángel [MacauChay]

²³. viaje en familia

—¿Llevas todo?— preguntó Porsche.

Porchay asintió por vigésima vez.

—Sí, P', no te preocupes por mí. ¿Y tú?— señaló su bolso.—¿No se te queda nada?

—No lo sé, yo no hice el equipaje— Porsche frunció el ceño, luciendo dudoso.—¿Debería comprobar que Kinn empacó todo?

Su hermano menor se encogió de hombros. Ambos Kittisawasd salieron de la casa con sus bolsos en mano, dirigiéndose hacia los demás, quienes estaban organizando todo en la maletera de las camionetas.

—Deberías llevarlo tú, aquí ya no cabe más — dijo Vegas, dándole a su hermano menor el bolso de una mesa y sillas portátiles.—Solo son Porchay y tú, debería alcanzar el espacio.

—Aquí traemos dos bolsas más— dijo Porsche.—¿Dónde irían?

—En la maletera de Macau— respondió Kinn, tomando su bolso y dándole un beso rápido a Porsche con una sonrisa.—Puedes subir a la camioneta, ya estamos por salir.

—Claro, dejen al hermanito menor— se mofó Chay, dejando los bolsos en la maletera de su novio.—Macau, ¿tienes mis galletas?

—¿Tus galletas de anciano? Están en el asiento delantero.

Porchay hizo un sonido satisfecho y se acercó a su novio, quién estaba inclinado sobre el capó abierto de la camioneta y le dió un beso en la mejilla.

—¿Hay algo mal?

—No, solo estoy revisando que todo esté en orden— le respondió Macau, sonriéndole y cerrando el capó.—Ya estamos listos, ¿cerraste la puerta?

—Sí.

—¿Desenchufaste todo?

—Ajá.

—¿Cerraste las tuberías?

—Ujum.— Chay miró a su novio con ojos entrecerrados.—¿Acaso dudas de mí?

Macau le besó la frente.—No, solo quiero confirmar que no olvidaste nada.

—No olvidé nada.

—¿Qué traje de baño vas a usar?

—¿Vas a seguir con eso?— Chay le dió un pellizco suave en la cadera, a lo que Macau se encogió.—Un secreto, no llevo traje de baño. Estaré desnudo.

Su novio cambió su expresión rápidamente, mirándolo incrédulo.—¿Estás hablando en serio?

—Sí, ¿por qué?

—No, bueno, si quieres ir desnudo, está bien— respondió Macau, abrazándolo.—¿No te dará frío? ¿no te sentirás incómodo?

Una parte del corazón de Porchay se conmovió ante la genuina preocupación sonante en la voz de su novio.

Y la otra parte pensó que Macau era estúpido.

—Estaba jugando, obviamente no voy a ir desnudo, ¿para qué me muera de una vergüenza? No, gracias.

Macau iba a responderle, pero el sonido de una estridente bocina sobresaltó a todos en el patio de su casa.

—¡BUENOS DÍAS! ¡¿HAY ALGUIEN EN CASA?!— se escuchó una fuerte y chillona voz en la fachada de la casa.—¡MACAAAAU!

—No me jodas, ¿quién lo invitó?— preguntó Vegas, soltando un gemido de sufrimiento a la vez que Pete sonreía emocionado.

—¡Tankhun! Porchay, necesitas conocerlo— Pete lo tomó de la mano y arrastró a la entrada de la casa, siendo seguidos por los demás.—¡Hola!