Se sintió acorralado por los sentimientos que invadieron su interior como una tormenta colmada de rayos, llovían las incógnitas que empapaban la situación, todas las garras de la incertidumbre esperaban impacientes a que entreabriese una puerta para que todos sus miedos lo aplastaran con melodías de las cuales no se libraría. Su corazón golpeteó sus huesos queriendo escapar de una vez, esa escena estaba ahogándolo, pues la adrenalina se sintió como un torrente de agua helada, que con cuidado lo recorrió dejando un mareo como consecuencia, un tipo de jaqueca, pues las afecciones físicas a Park le afectaban con mucha más facilidad. Era ciertamente más enfermizo. Quizás por la fragilidad del agua que portaba o porque siempre se la pasaba a la intemperie cuando lloviznaba. Pero, le hacía sentir tan descompensado y fuera de su cuerpo que casi podía sentir las lágrimas barriendo sus pómulos.
Sin embargo, aquel no era el caso, ahora sentía otras gotas caer como dagas sobre su cuerpo, y no eran sus lágrimas, eran las navajas de los ojos de Yoongi mortales para su nobleza, casi como si fuese enemigo en un amplio campo de batalla donde los soldados los observaban sin espadas ni poderes, solo con el arma de sus orbes, la más mortal para el rubio. Así que retrocedió con discreción esperando no sentir más esa horrible sensación en su pecho por parte de quien creía importante. El rechazo. Acostumbraba a que los demás lo viesen con ese tipo de miradas malintencionadas, pero ¿Yoongi rechazándolo? Era un pequeño dolor de estómago que se repartía a su pecho, le cortaba la respiración cuando fruncía su ceño con enojo, no aquel que sabía combatir, uno que iba más en serio que nunca, uno del que no se libraría fácil. Dolió. Dolió físicamente cuando volvió a pronunciar su nombre con espinas en la lengua, se lastimaba solo con pensar en lastimarlo a él. Jimin estaba petrificado, ¿Qué era correcto decir? Se sentía como miles de ojos se clavaban en su espalda, era el centro del pueblo ahora. Se convertía en un espectáculo, un chiste, un rumor, un dolor de cabeza para esa noche y la estaca no dejaba de entrar aún más profundo en la herida ya cicatrizada, volvía a aparecer, esta vez más grande, con más sangre, más llanto, más lágrimas. Lagos de desesperación que no planeaban dejar de crearse o de secarse, querían ahogarlo, seducirlo con canticos que lo dejarían con lágrimas en sus ojos como tributo a su aflicción. Su respiración se agitó por dos segundos, todo estaba pasando demasiado rápido y la tercera vez que escuchó un llamado por parte de Min, el eco en su mente lo hizo querer escapar de ese lugar, planear un tipo de huida para no afrontar esos sonidos de murmullos y risas que odiaba. Necesitaba hablar a solas con su esposo. No con cientos de personas detrás escuchando todo lo que sus labios gesticulan.
— Ji...
— Vámonos, vámonos de aquí. — Los murmullos eran cada vez más fuertes, desde las casas, desde los patios, desde detrás de las ventanas, hasta desde las bodegas podía escuchar a cada persona secretear en silencio acerca de su posición. De su corona. De su relación. ¿La gente no podía simplemente cerrar la boca? Estaba desesperado por dejar de sentir esas miradas que le hacían sentir mal. Lo apretaban contra espinas de hierro y rosas de veneno. — Mi rey, lo suplico.
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Flores Ciegas para un Rey Roto. [YM]
FanficLos príncipes Jimin y Yoongi son comprometidos a la fuerza, viéndose obligados a unir sus naciones, se transforman en un solo reino, Anica. Esto con el fin de salir victoriosos en una guerra que envuelve a las mentiras y el amor en nudos imposibles...