Gaara Y Naruto

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Gaara había ido a ver a Naruto dos días después, estaba atormentado y desesperado pero nada dijo limitándose a abrazar al rubio.

Naruto sabía que no estaba pasando por un buen momento, pero el pelirojo nada decía. Solo lo abrazó y besó con gran desesperación.

— Calmate Gaara — Naruto lo acariciaba con gran ternura — Aquí estoy.
— Naruto besame por favor te lo pido.
— Para mí será un placer.

Los dos se dejaron caer en la cama sin dejar de besarse mientras se quitaban la ropa. Ambos se necesitaban con intensa desesperación. Gaara acariciaba el desnudo cuerpo de Naruto hambriento de deseo.

Se amaron con salvaje pasión, Gaara penetró a Naruto con desesperación y le fue dando duras embestidas que llevaron al rubio a tocar el cielo con las manos.

Gaara se sentía más calmado luego de amar a Naruto, su suavidad y ternura volvían a hacerse presente en él. Esa era una noche de tormenta eléctrica. Ambos amantes se ducharon juntos. La felicidad los colmaba a los dos.

Cuando salieron se secaron y vistieron justo a tiempo, ya que el pequeño Boruto entraba en esos momentos llorando y temblando de miedo debido a que lo asustaban los truenos.

— ¡Papá! ¡Tengo mucho miedo!
— Boruto, mi pequeño niño — Naruto lo abrazó mientras le susurraba palabras de aliento al oído. Pero el pequeño lloraba con desesperación.

Gaara contemplaba a Boruto con dolor ya que recordaba a Shinki que le partía el alma en dos. Cerró sus ojos intentando retomar el control y alejar el recuerdo de Shinki de su mente.

Al abrirlos, volvía a ver a los rubios. El pequeño ahora estaba tranquilo, y volvía a dormirse. Gaara sonreía al verlos así, eran en verdad hermosos.

Él sentía que cada vez los quería más. Ser parte de ellos formando una familia era una muy tentadora idea. Se acercó a ellos y fue al cuarto de Boruto donde Naruto lo volvía a acostar en la cama tapandolo. Tras besarlo en la frente le susurró:

— Duerme tranquilo mi pequeño, nadie te hara daño.
— Te quiero papá
— También te quiero mi niño.

Gaara los contemplaba desde la puerta apoyado en el marco de ella. Cuando Naruto salía, el pelirojo lo abrazó y se lo llevó a la habitación para volver a amarlo hasta perder el sentido.

Solo junto a Naruto, el pelirojo podía olvidar a su pequeño Shinki y lograr un poco de paz.

Shinki, mi pequeño hijo, lamento haberte fallado tanto mi niñito.

— Gaara ¿qué ocurre mi amor?
— Nada
— ¿Nada?
— Solo besame Naruto, por favor besame y abrazame.

Así lo hizo el rubio y ambos se perdieron bajo las colchas sin dejar de amarse.

Terco Corazón ~ GaaNaru ~ BoruShin ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora