Años Después

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El avión había aterrizado tras un arduo viaje. Luego de once años, Naruto junto a sus hijos regresaban a ese país, más en concreto a esa ciudad que tanto dolor le causó.

Su mayordomo junto a sus criados se ocupaban del equipaje al completo, mientras él arreglaba los papeles de todos para entrar al país.

Boruto, jóven de diescinueve años, miraba el aeropuerto aquel con cierto asombro debido a que se le venían a la mente los recuerdos del pasado cuando estuvo allí.

Tan diferente era todo, en aquel entonces estaban junto a Jiraya quien se los llevaba a otro país, rumbo a lo desconocido a empezar de nuevo.

Recordaba su gran dolor debido a la traición de quien había creído que lo quería como a un hijo. También recordaba tener que ser fuerte por su papá debido a que estaba al borde del suicidio.

Ahora, años después, todo era diferente. Sus hermanos tenían diez años y eran en extremo felices. Su papá era otra persona como él también lo era.

Jiraya había muerto hacía tres meses de cáncer, y ellos tuvieron que volver a éste país para hacerse cargo de la empresa que Jiraya les heredó junto a su cuantiosa fortuna.

En ésta ocasión nadie les quitaría lo que era legalmente suyo. Sus hermanos corrían por todas partes.

— Cuánta energía tienen esos dos — murmuró Boruto mirándolos.
— ¡Boruto! ¡Cuida de tus hermanos! — la voz de Naruto lo sobresaltó

— No soy su niñera papá
— Hazlo hijo, el mayordomo y los criados están ocupados con las valijas y yo debo terminar con éstos papeles.

Sin decir nada Boruto fue a ver a los gemelos. Cuán diferente era todo, le gustaba ver a su papá tan lleno de vida y felíz. Se había vuelto un famoso escritor de novelas de misterios. En verdad Boruto admiraba a su papá.

— ¡Neji! ¡Denki! ¡Vengan aquí y quedense quietos!
— ¡No seas aburrido hermano! — dijeron a coro los gemelos pero obedecieron a Boruto.

Momentos después, todos estaban en el interior de una de las limousinas, llendo a su futura casa. El mayordomo, junto a los criados y el equipaje iban en la otra.

Cuando llegaron vieron la fachada de lo que era una inmensa mansión.

— Wow — dijeron a coro los gemelos asombradisimos
— Es mucho más grande que la que vivíamos en el otro país papá — dijo Neji
—¿Verdad que sí? — prosiguió Denki
— Por supuesto que sí hermanito — contestó Boruto

Todos entraron, los pequeños corrieron escaleras arriba, rumbo al primer piso a elegir cada uno su respectiva habitación. Boruto miró a su papá, quien le sonrió.

— ¿Te encuentras bien papá?
— Perfectamente hijo, ve a elegir tu habitación también.
—¿Lo buscarás?
— ¿Eh?

— Hablo de él ¿lo buscarás?
— Nunca, no vinimos aquí por él y lo sabes. Además ya no me importa.
— Claro, claro

Boruto subió las escaleras moviendo la cabeza de un lado a otro. Conocía a su papá mejor que nadie, y sabía que solo se estaba engañando a sí mismo.

Naruto nunca dejó de amar a Gaara, solo que aún hoy, años después, le seguía doliendo su gran traición. Por ese motivo jamás reconocería cuánto lo extrañaba.

Neji bajaba en esos momentos sonriendo de oreja a oreja mientras decía:
— ¡Papá ven a ver mi nueva habitación!

Sin esperar respuestas sujetó a Naruto de un brazo y lo arrastró escaleras arriba. El rubio reía felíz. Los gemelos eran la viva imágen de Gaara en miniatura. Pelirojos, de ojos turquesas verdosos,piel blanca.

Y ambos lo seguían a Naruto donde sea que éste vaya. Sus hijos le dieron al rubio la fuerza para seguir viviendo y dejar de lado la loca idea del suicidio. Pero siempre fue la fuerza vital de Boruto lo que le impidió caer en depresión.

Y ahora volvía a la ciudad donde tanto dolor sintió. En verdad debía estar loco. Pero por otro lado, Naruto sabía que no podía huir toda la vida. Debía enfrentar sus temores.

Neji lo arrancó de sus pensamientos al hacerlo entrar a una habitación inmensa. La alegría del niño hizo reír al rubio quien se aculilló y lo abrazó con intenso amor.

— Es hermosa mi vida, muy bonita — le dijo Naruto
—¿Verdad que sí? ¡Y es mía!
— Por supuesto mi amor, solo tuya. Ahora iré a elegir la mía.

Así Naruto salió de la habitación para entrar en otra que aún no había sido ocupada. Aquella sería la suya. Su celular sonó, era su agente. Debía empezar con el trabajo y la empresa que en realidad era una editorial famosa.

Cerró la puerta y empezó su labor. En tanto los criados fueron llevando cada valija a sus respectivos dueños para seguir con las demás labores.

Una nueva vida daba inicio para la familia Uzumaki.

Terco Corazón ~ GaaNaru ~ BoruShin ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora