Terco Corazón ~ GaaNaru ~ BoruShin ~

Depresión

Naruto se dedicó a su trabajo al full desde que llegó, no quería pensar en Gaara y en aquel intenso amor que sentía.

Se dedicaba a sus pequeños que entendían todo y por ende se encontraban tristes ya que habían llegado a apreciar bastante a Gaara y a Shinki.

Boruto era otra historia, no hablaba con nadie, no volvió a sonreír. Se centró en su carrera alejandose incluso de su familia.

Neji y Denki trataban de pasarla lo mejor posible, uniéndose más que antes. Les dolía ver a su papá y a su hermano tan tristes.

Los días fueron pasando sin que nada emocionante suceda. Pronto la nueva sucursal de la editorial de Naruto estuvo en marcha y el rubio pudo seguir escribiendo su nueva novela.

Pero Naruto volvía a ser aquel que fue cuando junto a Jiraya habían ido a ese sitio por primera  vez. La tristeza invadía su alma misma despedazandolo. Solo que en ésta ocasión el suicidio no estaba en su persona.

Cuando se encerraba en su habitación, asegurandose que los niños dormían, el rubio se arrojaba a su cama y abrazado a su almohada lloraba amargamente. No soportaba seguir lejos de su tan amado y traicionero Gaara.

Pero mucho menos toleraba la idea de compartirlo con nadie, en ese sentido él era posecivo y egoísta.

Quería a Gaara solo para él, poder formar la familia que tanto soñaba con ese pelirojo de sus sueños. Pero anhelaba tener a Gaara siempre.

¿Por qué debía compartirlo con Sai? Eso nunca, prefirió decirle adiós antes que resignarse a tener que compartir a su hombre.

— Quizás estoy siendo demasiado egoísta pero...si no puedo ser tu dueño absoluto prefiero alejarme de tí para siempre Gaara. No quiero me seas infiel....mi amor.

Así pasaba las noches en vela. Ésto lo llevaba a tener que usar crema en abundancia durante las mañanas para tapar las ojeras que la tristeza el insomnio le provocaban.

Boruto había empezado a tomar pastillas para dormir debido a que le resultaba imposible poder hacerlo por sí mismo como antes.

También consumía antidepresivos por sus instintos suicidad que empezaban a despertar en él, como le sucedió a su papá en el pasado.

Ahora lo podía comprender mejor, y hasta valorar su increíble esfuerzo a la bora de levantarse pese al intenso anhelo de seguir en cama hasta morir.

Pero esa tarde una visita inesperada los cambió a los cuatro. El mayordomo entró a la biblioteca donde Boruto y su papá se encontraban con una noticia que los dejó anonadados.

— Los señores Sabaku están aquí aguardándolos en el living.

Ambos miraron al mayordomo sin moverse creyendo haber oído mal.
—¿Qué fue lo que dijste? — preguntó Naruto

—Gaara y Shinki Sabaku han venido a verlos y están aguardandolos en el living ¿qué debo decirles?

Ninguno de los dos se movió ni habló. Los gemelos gritaron de alegría al llegar del colegio y verlos a ambos.

Los ecos de sus gritos y risas retumbaron por todo el lugar alarmandolos a ambos.