En La Nieve

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—Deberás ignorar a Naruto y su hijo durante un mes mientras vendo la mansión, solo cuando esa maldita mansión sea vendida recién liberaré a Shinki ¿entiendes Gaara? — el líder del clan Hyuuga tenía en sus manos los papeles que lo declaraban dueño de toda la mansión donde hasta hacía unas horas los Uzumakis vivían como los dueños que eran.

Una magistral jugada de ese sujeto hizo que tanto Naruto como su pequeño hijo sean arrojandos nuevamente a la calle. Por supuesto que Gaara fue quien hizo posible tal cosa debido a su gran traición.

El pelirojo estaba destrozado ya que amaba a Naruto y quería a Boruto como si fuese su propio hijo, pero en realidad no tuvo otra opción.

Era eso o aceptar recibir el cadáver de Shinki. Sabía que Naruto había quedado en la calle junto con Boruto, y lo peor era que el invierno había llegado.

Pero hasta haber recuperado a su pequeño niño, nada podría hacer por su amado dorado y el pequeño. Nada de nada. No obstante se vengaría de esas basuras que contribuyeron en lastimar a Shinki y arruinarles la vida a los rubios hermosos.

Naruto estaba acurrucado bajo un puente junto a Boruto tiritando de frío y llorando en silencio, mientras se acariciaba el vientre.

Estaba embarazado de un mes y medio y el padre era Gaara. Esa misma mañana se levantó sintiéndose felíz, ignorando todo lo que vendría después.

Fue al medico a retirar los resultados de unos estudios que se hubo realizado días atrás. Allí recibió la noticia de su embarazo. Eran gemelos.

Nada podría anular su intensa felicidad, o al menos eso creyó en esos instantes. Al regresar a casa lo hubo preparado todo para darle la gran noticia a Gaara.

Noticia que nunca pudo darle, debido a que el pelirojo llegó en compañía de su peor enemigo. El tío de Neji. En esos instantes se enteró que su amado Gaara en realidad era un farsante y un maldito traidor, debido a que estuvo trabajando siempre para el líder de los Hyuuga.

Había logrado engañarlo solo para quitarle lo único que tenían para vivir tanto él como sus hijos. Los papeles eran legales. Naruto ya no poseía nada de nada, había quedado en la calle total.

— ¿Por qué? ¿Qué voy a hacer? ¿Dónde iré ahora?
— ¿Cuándo dijimos Gaara y yo que ese era nuestro problema maldito muerto de hambre? Oportunista. Tienes exactamente una hora para abandonar mi mansión — decía el tío de Neji — Venderé ésta maldita posilga que numca necesité. Mi fiel y leal mayordomo te vigilará maldito ladrón.

Naruto recién descubría que esos dos años y medio estuvo rodeado de enemigos. Gaara nada hizo para defenderlo, ni siquiera le propuso llevarlo a su masión. Empezaba a nevar y tanto él como su hijito tendrían que estar en la calle.

Boruto lloraba desconsoladamente pero Gaara era un tempano de hielo. Alguien totalmente desconocido, carente de todo sentimiento. En verdad nunca lo amó, solo lo usó.

Ahora, con el frío calándole los huesos, pensaba en Neji sintiendose un verdadero idiota.
— Neji, cuánto te necesitamos mi amor.
—Papá, tengo frío y mucho hambre — le decía Boruto.

Naruto miró hacia el oscuro cielo tomando una decisión. Irían junto a Neji ya que fue el único que los amó de verdad.

Neji pronto estaremos contigo.

Sujetó a Boruto de la mano y salió del sitio donde estaban para dirigirse a pleno descampado. Donde se sentó y rodeó a su pequeño entre sus brazos. El frío era insoportable.

— Tranquilo Boruto, pronto estaremos junto con tu padre.
— ¿Qué?
— Hablo de Neji. Iremos a su lado...s-solo debes...confiar...

—Papá no quiero morir, no quiero que tu ni mis hermanitos mueran. Vayamos con Gaara...él....
— Gaara nos traicionó Boruto, él nunca nos quiso...nunca....olvidalo

Pero un extraño se les acercó y tras colocarles su propio tapado el calor los hizo revivir a ambos.

— Por favor señor ayúdenos, mi papá está embarazado — Boruto lloraba — No quiero que mueran....

— Ya....ya basta Boruto, basta — dijo Naruto sin dejar de llorar en silencio — Pronto ya no formaremos parte de éste mundo....solo aguanta un poco más...

El extraño se acucliyó frente de ambos.
— Eres el padre de éste niño ¿cierto? Se parece a tí. ¿Cómo te llamas muchacho?

— Eso no es de su incumbencia, siga su camino y dejenos en paz.
—¡Se llama Naruto Uzumaki! ¡Yo soy Boruto Uzumaki! ¡No se vaya! ¡Ayúdenos por favor!

El extraño sonrió complacido al ver la gran energía vital del pequeño.
— Mi nombre es Jiraya, mucho gusto Boruto.Vengan conmigo. No dejaré que mueran.

— No
—Papá por favor
— ¿Por qué nos ayudaría un desconocido como usted? Seguramente nos tirará cuando se aburra de nosotros.

— No soy esa clase de persona.....Naruto. Ven conmigo y te lo demostraré.
—Ya confié en alguien una vez y mire donde acabamos mi hijo y yo.

— Tu hijo clama a gritos ayuda, se aferra a la vida con gran valentía. Además según él, estás embarazado. ¿Matarás a tus hijos?

Naruto estaba desecho, muerto en vida debido a la traición de Gaara a quien había llegado a amar con mucha más intensidad de lo que amó a Neji.

Por tal razón se había rendido ya, no quería vivir más. Sentía que sin Gaara nada tenía sentido, absolutamente nada.

Pero aquel desconocido que apareció le estaba dando una nueva oportunidad para recuperar su vida. Sin embargo no tenía fuerzas para luchar.

El extraño lo ayudó a incorporarse, y los condujo hacia su limousina. En el interior, les dió comida y bebida.

— Sé que tienes toda una historia Naruto, cuando te sientas listo para contarmela con gusto te escucharé. No te preocupes más. Tú y tus hijitos estarán bajo mi cuidado a partir de hoy.

—¿Por qué hace ésto por desconocidos como.nosotros?
—Porque así lo decidí. Además yo también estuve en tu lugar....hace mucho tiempo atrás. Sé lo que se siente.

Como respuesta, Naruto se arrojó a los brazos de Jiraya y lloró hasta quedarse sin lágrimas. El peliblanco lo abrazó como si fuese su propio hijo. La limousina desapareció en la oscuridad de la noche.

Transcurrido un mes entero, la mansión fue vendida y recién Shinki fue liberado. Gaara lo abrazó con fuerza, su pequeño estaba muy flaco y terriblemente asustado.

Pero se ocuparía de que recupere su antigüo esplendor. En cuanto al secuestrador y sus secuaces, se vengaría pero a su debido tiempo.

— Ésto te enseñará a no volver a meterte en mis asuntos abogado Sabaku. La próxima vez que intentes algo en mí contra, como ser traer a éste mundo al maldito de Naruto Uzumaki, te devolveré el cadáver de tu hijo. Tenlo muy presente.

Luego se alejó riendo como la hiena que era. Gaara nada dijo se fue por su lado. Pero aunque buscó a los Uzumakis moviendo cielo y tierra, no pudo encontrarlos.

Aquello fue una espina que permaneció clavada en su corazón. Se dedicó al cuidado de Shinki, ignorando la existencia de sus otros hijos gemelos.

Naruto, Boruto.....lo siento tanto. En verdad los quería y aún...aún los sigo queriendo. ¿Dónde están? ¿Dónde se esconden? Naruto.....mi amor.








Terco Corazón ~ GaaNaru ~ BoruShin ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora