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Eren

Puto cejón de mierda.

Me habían llamado para asistir a dirección de inmediato, tampoco había sido para tanto, solo un rápido polvo en el cuarto de baño, además, la chica había sido la que lo había comenzado todo, provocándome con sus palabras sucias, chupando mi cuello, tocando mi escroto por encima del pantalón tan incómodo del instituto. No había sido para nada mi culpa, pero siempre pagan las víctimas por los ataques.

Nos habían pillado a ambos en aquella incómoda pero caliente posición en aquel lugar donde la gente normalmente iba a hacer sus necesidades, y, obviamente, le habían comunicado al puto cejón lo ocurrido.

Ahora esperaba pacientemente sentado en la rígida y fea silla color azul marino del ordenado lugar porque el director Erwin había ido a hablar un momento con Jean para confirmar lo que había visualizado en los aseos. Puto cara caballo, ojalá y le den por el culo de una vez por todas. Obviamente había reportado la acción porque estaba celoso de que yo tuviera más chicas que él.

Un chirrido muy desagradable hizo eco por el despacho al abrir la ya muy desgastada puerta de madera, seguido de unas pesadas pisadas. Entrando por el marco de la puerta pude visualizar a un hombre de buen porte, espalda ancha al igual que los hombros, cabellera rubia peinada perfectamente hacia al lado y dejando ver los costados de su cabeza los mechones castaños que la cubrían. Sus profundos y fuertes ojos azules se posaron en mi figura y sus cejas, grandes y gordas, se resaltaban incluso más por la iluminación del lugar, creando grandes y largas sombras en su rostro. Su mandíbula estaba tensa y en su pálida frente resbalaban gruesas gotas de sudor que apartó sin pudor con el tostro de su gran y venosa mano.

Su mirada irradiaba consigo el destello de la decepción, pero no me alteré, había visto demasiados destellos de esos en mi vida como para alterarme o simplemente importarme. Sabía que era un caso perdido. No veía el motivo para intentar mejorar si sabía que nunca lo conseguiría.

Me removí inquieto en la silla, intentando apartar los anteriores pensamientos de mi cabeza, consiguiéndolo para mí beneficio.

Con un cansado suspiró un extraño sonido por parte de la silla, Erwin finalmente se sentó. Colocó gentilmente sus manos encima de la mesa de caoba y entrelazó sus gordos dedos bancos como la nieve. Apoyó su puntiaguda barbilla en ellos y me observó intensamente. No me sentí nervioso para nada y continué con mi neutra expresión, dándome pereza transmitir algún sentimiento.

Después de algunos minutos que para mí se sintieron horas, el cejudo habló.

—Sé que si te llamo la atención y te expulso volverás a hacer lo que has hecho hoy pero la próxima vez que lo hagas en vez de con una, será con tres chicas a la vez—comentó, su profunda voz sonando cansada y aburrida.

No estaba equivocado, la verdad es que ya lo había pensado.

—Estás en lo correcto—comenté con un poco de burla en mis palabras.

Aparté algunos cabellos chocolate que se habían caído en mi frente y habían terminado tapando mi vista y los coloqué detrás de la oreja. Normalmente llevaba el pelo recogido el un pequeño moño, pero aquella chica me había robado la goma.

—Pues en vez de hablar de tu comportamiento—continuó el rubio con un poco más de ánimos—hablemos de tus resultados académicos. Te lo resumiré, no vas a graduarte.

Y con esas palabras mi estómago dio un vuelco y las náuseas inundaron todo mi cuerpo. Toda mi indiferencia se rompió y permití que viera mi ansiedad, la ansiedad y el miedo que consumía lentamente mi mirada y mi cuerpo.

—Tiene que haber algo que pueda hacer, algún trabajo, exámenes...lo que sea—casi supliqué en un susurro desesperado.

—He pensado en eso, pero no sería justo para los que sí han trabajado durante todo el curso, así que solo me queda una opción—tomó aire con cansancio, deshaciendo el nudo que había creado con sus dedos y dejando que su cuerpo descansara en el respaldo de la silla.—Te pondré un tutor, o tutora, y te verás con esa persona para ESTUDIAR—recalcó la última palabra con un poco más de fuerza—todos los días dos horas después del colegio.

Lo prohibido || Eremin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora