Armin
Me desperté por los fuertes rayos del sol que penetraban con fuerza mi ventana, dando directamente a mis ojos cerrados. Arrugué el rostro y lo convertí en una mueca de fastidio mientras me giraba en la cama, acción que se me hizo un poco difícil de realizar ya que sentía como alguien me tenía bien agarrado por las caderas, como si yo fuese su osito de peluche. Cuando conseguí voltearme al completo, enterré mi rostro en el pecho de mi acompañante que, por el olor y la forma de agarrarme, supe que era Eren, que suspiró en mi cabello de una manera adormilada al sentir mis movimientos.
Cuando me hube acostumbrado a la luz de la habitación, me permití abrir lentamente los ojos, admirando al dios del Olimpo que estaba a mi lado, con sus cabellos chocolate despeinados y su hilito de baba descendiendo de la comisura de sus labios, labios que estaban hinchados por estar dormido. Su tonificado cuerpo brillaba con esplendor al estar los rayos solares pegando en su morena piel. El órgano que ayer me proporcionó tanto placer, estaba cubierto por mis finas sábanas blancas. Mis mejillas se calentaron ante tal imagen.
¿Cómo podía un hombre como Eren estar con alguien como yo?
La verdad es que esa noche había soñado con algo maravilloso, parecía tan irreal y real a la vez que no sabía cómo sentirme. Antes de que le diera tiempo a mi cerebro a revivir aquel sueño, comencé a dejar suaves besos en los pectorales de mi amado, que suspiro y murmuró algunas cosas inentendibles. Dormía como un pequeño bebé.
Mis labios subieron hasta su cuello, donde enredé las manos y succioné la carne del más grande para, después, rozar mi nariz por aquella parte, haciéndole cosquillas al mayor, que se revolvió divertido en la cama. Yo sonreí, grande y brillante. Aproveché que había abierto uno de sus verdosos ojos para escrutarme, y besé suavemente tus hincados labios, juntando nuestros cuerpos y enredando nuestras desnudas piernas. Su cuerpo pareció que se despertó al instante en el que nuestras bocas se unieron en un húmedo beso constituido también por el baile de nuestras lenguas, porque sus manos viajaron directamente a mis caderas, hundiendo sus dedos en esta.
Desgraciadamente necesitábamos aire para vivir, así que nos separamos.
—No me importaría acostumbrarme a ser despertado así todos los días—aseguró con media sonrisa socarrona danzando de sus labios con diversión. Yo rodé los ojos pero no pude evitar reír con gracia.
El sueño volvió a colarse dentro de mi mente y no pude evitar sonreír con más amplitud.
—Tuve un sueño—le susurré, mirándole directamente a los ojos—un sueño hermoso—aclaré con un brillo en mi mirada.
El moreno enarcó una ceja sin apartar la mirada de la mía y me asintió, dándome a entender que quería saber qué había soñado. Yo sonreí con entusiasmo y acaricié el rostro de Eren con suavidad, apartando algunos cabellos que caían despreocupados por su frente.
—Alguien me estaba llamando, pero no por mi nombre—comencé con un tono calmado. El brillo curioso del moreno se intensificó.—Me llamaba 'Mamá' y yo, sorprendentemente, me giraba hacia su dirección, como si yo supiera que era a mí a quien estaban llamando. Yo era la mamá en el sueño—Mi corazón se agitó ante el recuerdo y mis manos temblaron de la emoción, esperando pacientemente una reacción por parte del moreno.
Su sonrisa se petrificó y sus manos cesaron las caricias en mi cadera. La cejas se le hundieron y me miró con algo parecido a tristeza y arrepentimiento.
—Armin yo...yo no quiero tener hijos —me reveló, con el tono más suave en el que jamás había escuchado a Eren hablar.
Mi sonrisa no vaciló y asentí comprensivo.
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Lo prohibido || Eremin ✓
RomanceEren es un estudiante de instituto con una personalidad un tanto irascible, gran fama con las chicas, frío y con un aura un tanto terrorífica...vamos, el típico fuckboy. Pero ¿qué pasará cuando le digan que no se graduará con aquellas notas tan medi...