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¡AVISO! 

ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS +18, LEER BAJO VUESTRA RESPONSABILIDAD. 

Eren

Di vueltas en la cama sin poder dormirme. Me había acostumbrado a tener el calor de Armin al lado mía, su acompasada respiración y su olor a vainilla, pero esa noche él no estaba aquí. Casi todas las noches me colaba por la ventana del cuarto del rubio y dormíamos juntos. Con él las pesadillas se detenían y por fin podía dormir con tranquilidad, una paz que me proporcionaba aquel hermoso chico de ojos zafiro del que tan profundamente me había enamorado.

Me levanté de la cama con un suspiro cansado y, de puntillas, e intentando hacer el mínimo ruido, comencé a caminar hacia la habitación del rubio. Podía sentir mi corazón aporrear fuertemente en mi pecho con nerviosismo. Una vez estuve delante de la blanca puerta de mi rubio favorito, llamé tres veces. No pasaron ni dos minutos y Armin ya había abierto la puerta, como si me hubiese estado esperando.

Entré y observé que ninguna luz estaba encendida, solo las sábanas de la cama estaban un tanto desechas, como si hubiese estado dando vueltas por esta sin poder parar.

Me giré para intentar observarle, aunque aún mi vista no se hubiese acostumbrado a la oscuridad del lugar. Sorprendentemente fui recibido con sus labios. Me estaba besando ferozmente, agarrando mis mofletes entre sus frías manos y acercando su cuerpo al mío. Comencé a dar pasos hacia atrás al sentir las manos de Armin apoyarse en mi abdomen y empujarme hacia ese lado, guiándome hasta el colchón. Mis piernas flaquearon y caí a la mullida cama escuchando los muelles crujir levemente.

Armin no perdió el tiempo, insertó su lengua en mi boca con lujuria, permitiéndome saborear su saliva, y puso una de sus rodillas en el hueco que quedaba entre mis muslos, acariciando con esta mi entrepierna. Yo jadeé al sentir el contacto y me separé de el rubio con los labios totalmente hinchados por el acalorado beso. Armin no me miró y dejó suaves y húmedos besos por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello, donde succiono con avidez y vigorosidad mi piel para, seguidamente, lamer aquellos puntos. Sus manos tampoco se quedaban atrás, acariciaban lentamente por encima de la tela de mi camiseta mis pectorales y abdomen mientras que su rodilla se movía un poco hacia adelante, masajeando mi medio duro miembro.

—Armin—jadeé guturalmente, observando como los vellos de los brazos del menor se elevaban con brusquedad. Yo rodé los ojos hacia atrás cuando el rubio succionó una parte sensible de mi cuello.—Tus tíos están en la habitación de al lado—susurré suavemente, acariciando las caderas del más pequeño con lentitud.

—No haré ruido—aseguró, cambiando su tono a uno mucho más inocente y acercando su cuerpo al mío. Sus pechos quedaron a la altura de mis labios y, con una de sus hermosas manos, agarró mi barbilla suavemente para que le mirara directamente a los ojos. Su expresión era la de un niño pequeño, con ojitos de cachorrito brillando bajo la tenue luz que penetraba los ventanales de su habitación. Acercó su rostro al mío y nuestras respiraciones se mezclaron.—Seré un chico bueno—me susurró seductivamente, mordiendo al final de la frase mi labio inferior y tirando de él hacia atrás.

Yo estaba totalmente anonadado por el comportamiento de Armin, normalmente era yo quien tenía la iniciativa, pero esa noche, estaba siendo el rubio quien quería que le dieran bien duro.

Con su inocencia fingida y su don seductivo me estaba manipulando y no me importaba. No me importaba ser manipulado por un ángel venido del infierno.

Escuché la risa triunfal de Armin cuando comencé a besar su cuello, dejando marcas rojas que, seguramente, mañana serían de un color morado.

Le quité la camiseta al rubio con lentitud, sacándola por su cabeza y escuchándole jadear cuando pasé mi lengua por uno de sus erectos y brillantes pezones, que rogaban por atención. Armin apoyó sus manos en mi pecho y me empujó hacia atrás, haciendo que mi espalda chocara con el colchón de la cama y que moridera mi labio inferior con deseo al ver al rubio gatear hasta estar sentado en mi regazo, justo encima de mi duro miembro. 

Lo prohibido || Eremin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora