Impresiones 08: Luz en las tinieblas.

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Se sintió igual a como si estuviera sumergido en un pesado sueño, rodeado de una oscuridad tan densa como la noche que no le permitía ni saber si tenía los ojos abiertos o cerrados, en ese sitio no podía ni recordar su nombre, su apariencia o como llegó allí en primer lugar...

Su consciencia se desvanecía lentamente hasta que una luz brillante como una estrella llegó hasta él. Su luz blanca le encandilaba la vista y de forma abrupta le ordenaba los pensamientos, pero radiaba una calidez suave que le recordaba a cuando su madre le abrazaba en consuelo después de una noche de pesadillas.

Era una sensación dual, por un lado brillaba tanto que le dolía los ojos, pero le hacía sentir tan tranquilo que deseaba quedarse para siempre.

No obstante, esa experiencia tan extraña terminó de golpe cuando se golpeó contra el piso. A gachas con las manos y rodillas en el piso, Trunks sentía dolor en todo su cuerpo y una tremenda confusión en su cabeza.

Apenas tardó un segundo en reconocer el maltrecho piso de lo que antes era la plaza TokiToki cuando un grito agudo lo ensordece.

Delante de él, había una delgada figura rodeada en tinieblas y sosteniéndose la cabeza en un gesto de dolor, con su capucha abajo reconocía su desordenada trenza que se sacudía a la vez que su cuerpo.

Intentó moverse pero el dolor en su cuerpo sumado al cansancio apenas le dejó arrastrarse un poco.

Una presencia maligna lo estremeció, y a unos metros de él aterriza ese maldito demonio que los sumergió en ese infierno.

Demigra extendió su mano hacia Ima, y a la vez que empuñaba se creaba una esfera de oscuridad alrededor de la chica.

—¡Idiota! ¡Por salvar a tu compañero te convertirás en mi marioneta!—El hechicero soltó una carcajada grotesca mientras se regocijaba de ver a la chica sufrir.

Trunks gruñó mientras sacaba su espada de la espalda y con dificultad intentaba ponerse de pie apoyándose en ella.

Ima se retorcía mientras la oscuridad la alzaba del suelo, pequeños destellos de luz la rodeaban titilantes entre la neblina negra. Chronoa vio eso y entendió que, aún en esa situación extraordinaria, el cuerpo de la lamia intentaba purificar la oscuridad que la rodeaba.

—¡Eso es Ima, lucha! ¡Si las dos nos unimos podemos purificar el hechizo!—Le avisó a la joven extendiendo sus manos hacia ella para usar sus poderes divinos.

La luz de la Diosa ayudó a potenciar los pequeños destellos que rodeaban el cuerpo de la patrullera, Trunks reconocía esas pequeñas estrellas que le alumbraban en la oscuridad.

Mandando al demonio el intenso dolor en su cuerpo, sacó fuerza de voluntad para transformarse en súper saiyan una última vez, y lanzarse contra la esfera que rodeaba a la chica.

Acuchilló directamente en el escudo negro desasiéndolo en fragmentos antes de caer contra el suelo, perdiendo las energías que le quedaban, pero el poder negativo que rodeaba a Ima se redujo lo suficiente como para que los poderes de la Diosa, junto a las de la propia hada, pudieran terminar de purificarla.

Finalmente la patrullera aterrizó de nuevo en el suelo, jadeando pero con un brillo en sus ojos verdes que rebosaba coraje y chocaba contra la del demonio iracundo.

—Malditos insolentes...—Masculló Demigra ante la sonrisa cínica de la joven.

—¿Por qué tan irritado? Como Dios que eres siempre puedes volver a controlarnos fácilmente ¿No?—Dijo ella, con un tono tranquilo que no representaba para nada la cantidad de sarcasmo que tenían sus palabras. Chronoa avanzó hasta estar junto a ambos patrulleros.

Xenoverse: La bruja CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora