My Heart Belongs To Daddy💋 daddy kink💋 | L. Hemmings

💋Sweetener💋

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Desperté esa mañana con Emy a mi lado y Natalie del otro.

Amaba mi vida.

Me quedé un rato más en la cama solo para recapitular en mi mente todo lo que había pasado en la madrugada.

Sonreí recordando cada cosa agradeciendo mi memoria fotográfica.

Emy estaba dormida boca abajo y su hermoso trasero fue el que me dio los buenos días.

Me acerqué dejando un beso en su coxis y bajé hasta sus nalgas para darle otro. Se movió solo un poco y rió para seguir durmiendo.

Estaba por pedirle una foto de su trasero para mandarla a enmarcar y ponerla en mi mesita de noche.

Comenzaría mi propia religión.

Me levanté para hacer pipí, lavarme los dientes y beber agua. Lo de anoche me había dejado exhausto, pero fui capaza de llevarle el ritmo a las dos sin problema.

Tenía que auto felicitarme.

Complacer a dos mujeres tan perfectas y fogosas, fue mi reto de la noche y lo superé con medalla de oro. Para esto me ejercitaba todos los días.

Aunque no tuve contacto con Natalie, más allá de unos besos y caricias. En algún momento de la madrugada mientras Emy estaba dormida ella comenzó a tocarme y terminó masturbándome bajo las sabanas.

Ya sabía lo que me esperaba con ella.

Con razón mi papá le había pedido matrimonio, una mujer así no se dejaba ir tan facil.

—Buenos días. —escuché su dulce voz mientras estaba en la cocina preparándome un batido para recuperar todas las energías que había perdido. Solo le sonreí y continué con lo que estaba haciendo.—No tienes nada que hacer en la mañana, ¿por qué despiertas tan temprano? —quiso saber mientras se apoyaba de la mesada y observaba lo que estaba haciendo.

—Es por costumbre. No sé—me alcé de hombros—No puedo dormir hasta tarde aunque quiera. Tengo un despertador aquí—señalé mi sien y ella se rió—¿Quieres? —le ofrecí de mi batido y ella aceptó.

Le serví un poco en un vaso y hasta le puse popote, sonrió y lo tomó para luego servirme yo.

Estaba completamente desnuda y no pude evitar admirarla, era perfecta de pies a cabeza.

Y no hablaba solamente de su aspecto físico, había estado con mujeres que estaban el doble de buenas. La misma Emy que me parecía una Diosa del Amazonas.

Pero Natalie tenía algo especial que me volvía loco y no sabía exactamente que era.

Al principio se lo atribuí a la tentación de no poder cogérmela. Y quizás en parte así era, pero luego de los eventos de ayer me sentía muy confundido, la había probado y en vez de que mi deseo por ella disminuyera, aumentó un veinte por ciento más.

No quería imaginar que pasaría si llegaba al cien por ciento.

Me distraje viéndola y cuando hicimos contacto visual me sonrió. Sabía que la estaba viendo porque la posición en la que se apoyó de la mesada era para que pudiera verla sin dejar nada a la imaginación.