My Heart Belongs To Daddy💋 daddy kink💋 | L. Hemmings

💋NASTY💋

Por muy extraño que parezca no tuvimos sexo esa noche.

Tomando en cuenta de que no habíamos estado juntos desde hace meses, para mi era un gran paso en mi proceso de superarla.

Se quedó haciéndome compañía hasta tarde, lo cual agradecí enormemente porque me sentía demasiado disperso y tener a alguien con quien hablar fue agradable.

Vimos una pelicula y nos quedamos dormidos. Estaba tan cansado que no recordaba en que momento cerré los ojos. 

Desperté esa mañana abrazado a ella y me quedé un rato más en la cama disfrutando de ese pequeño momento de calma.

Habían sido días demasiado tensos y un poco de tranquilidad esa mañana fue gratificante para mi.

No dormía tan bien desde mucho hace tiempo.

—¿A dónde vas?... —preguntó somnolienta apenas sintió que me moví y me sujetó de la muñeca cuando intenté levantarme—Son las seis de la mañana...duerme un poco más.

—Tengo cosas que hacer bebé—reí al ver que seguía medio dormida pero su agarre estaba firme en mi muñeca.

—Quédate...—abrió un poco los ojos y me miró—Por favor...

—No puedo decirle que no a esa suplica—sonreí y me acerqué hasta ella para darle besos por toda la cara y volver a recostarme a su lado.

—De cucharita que tengo frío—la escuché suspirar cuando la rodeé con mis brazos—Podría estar así para siempre...—lo dijo en un susurro y no sabía si estaba consiente o se había quedado dormida otra vez.

Lo mismo pensé.

El despertador sonó y ella se despertó de nuevo arrojándole un cojín para qué se callara, reí y me acerqué para posponerlo media hora más.

—Dime que esa erección es por mi—la escuché hablar de nuevo y me reí porque comenzó a frotarme con su trasero.

—Mis erecciones mañaneras siempre te las dedico a ti—susurré cerca de su oreja apretando sus pechos y sonreí cuando la escuché jadear.

—No he estado con nadie desde que estuvimos juntos en Tokio...—murmuró mientras le daba besos en la oreja y me detuve para escucharla—Y sé que no me vas a creer, pero si no es contigo no quiero nada.

Claro que no le creía, aunque por un momento lo hice porque yo llegué a sentirme exactamente igual.

Quise averiguar qué tan sincera era y comencé a tocarla, la posición en la que estábamos era bastante favorecedora para mi porque podía sujetarla por el cuello con mi ante brazo mientras la acariciaba con mi otra mano.

Metí mi mano dentro de los pantalones de su pijama, aparté su ropa interior y comencé a estimularla con mis dedos. Logré descubrir uno de sus pechos y  se lo masajeaba al mismo tiempo que la estimulaba con mis dedos.

A penas la toqué, su cuerpo cedió ante mi casi que de inmediato y logré hacerla acabar en menos de dos minutos. Estaba tan húmeda que podía sentir su ropa interior empapada y la escuché murmurar cosas en medio de su orgasmo.

—Ahora si te creo...—asentí y busqué su boca para besarla mientras ella seguía jadeando.

Me incorporé en la cama quedando de rodillas frente a ella y me sonrió mientras se bajaba los pantalones de su pijama y más atrás su ropa interior.

Todo el progreso que había conseguido en mi proceso de superarla se había ido a la mierda cuando esa mujer tan perfecta me abrió las piernas.

Podía mentirle a todo el mundo menos a mi mismo.