❝Ella trajo la desgracia consigo, su existencia es una calamidad y una tragedia.❞
→ Daiana sabía muy bien que tener una vida plena y llena de emociones estaba completamente prohibido para ella. Existir era una tragedia para el mundo que la recibió...
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TRAVESURAS.
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El viaje en barco finalmente llegaba a su fin. Tras la pequeña discusión que hubo entre Leorio y Kurapika, y que fue solucionada gracias a Gon y a Dai por supuesto; ambos hicieron las paces, sin embargo por culpa de la tormenta y la fuerte lluvia los tres habían acabado empapados por completo. Y sí, hablábamos de tres porque mientras los chicos buscaban una manera de secar su ropa cuando salía el sol, la castaña disfrutaba de acariciar a Hana con su vestido totalmente seco. En cuanto vio a sus compañeros mirarla como si hubiera hecho un milagro, no pudo evitar ladear la cabeza confundida por su actitud.
━¿Por qué me miráis como si fuera un mochi? No me quedan y no soy comestible para nada.━mencionó la ojimorada extrañada por su comportamiento.━Creo que tampoco sabría bien.━dijo mientras Hana lamía su mejilla tratando de comprobar si lo que había dicho su dueña era cierto o no.
━¡No es eso!━respondió Leorio mientras Gon y Kurapika trataban de aguantar la risa por las ocurrencias tan inesperadas de Daiana.━¿Por qué tú no has acabado empapada? Parece que no te ha caído ni una gota encima.━alegó mientras Dai observaba su ropa, y en efecto no había ni un rastro de agua en esta ni en la felina, que se había mantenido bajo su sombrero durante todo ese tiempo.
━Será que el agua me tiene miedo.━contestó con una sonrisa burlona, sin ninguna intención de revelar sus habilidades.━¿No deberíais cambiaros de ropa? Podéis resfriaros.
━Mocosa...
━No te enfades Leorio, toma un mochi y cálmate.━le ofreció, y el mayor se rindió y lo tomó para después llevarlo a su boca. Sin embargo Dai no se iba a librar por todas las burlas que le había hecho, y Leorio revolvió sus cabellos consiguiendo empaparlos de paso. La castaña para sorpresa de sus compañeros no se enfadó, y simplemente soltó una pequeña risa pensando en que tener amigos era algo realmente divertido.━Ya estamos en paz.
El capitán del barco accedió por fin a dejar a los cuatro pasajeros tan excéntricos en el puerto más cercano al lugar donde se realizaría el examen, y además este les dio una pista para acercarse hasta el lugar. Mientras los chicos revisaban el mapa del pueblo en busca de una ruta, Dai se acercó a la primera tienda de comida que vio y al ver un pastel de limón su boca se hizo agua. Rápidamente llevó su mano hasta su mochila en busca de su cartera, pero para su mala suerte en esta ya no quedaba nada pero nada de dinero.
