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L̲a̲d̲r̲ón̲ d̲e̲ c̲a̲r̲t̲a̲s̲






K̲e̲v̲i̲n̲ :






Abrí los ojos poco a poco, un dolor en el cuello y otro en el brazo me hizo hacer un gesto y soltar un quejido. Miré hacia mi brazo y Alexia estaba aferrada a el, durmiendo sobre mi hombro plácidamente y mi cabeza al parecer estaba inclinada hacia ella.

Eso explicaba por que me dolía el brazo y el cuello, pero no importaba por que tenía la cercanía de mi novia en este momento. Ella misma fue quien se despertó como si hubiera recordaro algo, ni siquiera se dió cuenta de que ya estaba despierto. Su mirada viajó al reloj y vió que eran las siete.

¡ Mierda eran las siete!

— Kevin, tu entrenamiento — murmura con voz ronca, era eso lo que la hizo levantarse de golpe

— Carajo, me tengo que ir.

Mi voz salió más ronca de lo que me hubiera gustado, pero eso no importaba. Me quité las sabanas de encima y me puse de pie con algo de prisa, veo como Alexia sale corriendo y sé que es al baño.

Suspiro tallando mis ojos y buscando mi teléfono que lo había dejado en su escritorio, tenía mensajes de mi hermano reclamando que si no iba a llegar a casa, mínimo debería avisar.

Ya me esperaría un regaño llegando a casa, mis ojos viajaron por el escritorio hasta que en un rincón, había una pila de notas con mi nombre encima. Las tomé algo confundido y de reojo observe que eran cartas hacia mi, estaban escritas con la letra de Alexia.

Escuché como una puerta se abría, seguramente era Alexia saliendo del baño. Rápidamente metí las hojas bajo mi sudadera y me alejé de ahí, efectivamente Alexia venía entrando a la habitación.

¿ llevarme esto me hacia un ladrón de cartas?

No, por que estaban dirigidas para mi, eran mías, así que no era un ladrón... ¿ oh si?, no lo sé.

— Yo he.. Voy a lavarme la cara — murmuro saliendo del lugar.

Alexia asiente dejándome salir, voy al baño y hago mis necesidades lo más rápido que puedo, cuando salgo me encuentro con Alexia.

— Mis papás y Fernando ya se fueron a trabajar — me avisa.

— Mejor, que oso que me haya quedado a dormir sin preguntar si podía — ríe.

— seguro que a ellos no les molesta en lo más mínimo.

— Tal vez.. Oye tengo que irme, apenas y voy a llegar a tomar mis cosas — ella asiente.

— Claro, ve con cuidado. —

Es aquí donde comenzaba un poco de incomodidad, pues no sabía cómo despedirme de ella. Si bien hablamos ayer y arreglamos un poco el estar peleados, no quiere decir que todo está sobre la mesa.

Es ella quien se acerca a envolverme en un abrazo, después se separa un poco y soy yo quien besa su mejilla.

— Te vengo a visitar después, te amo — susurro.

Ella sonríe, no hace falta una respuesta por que sus ojos y su sonrisa responden lo que quiero saber.

También me ama.




✦✦✦




Llegué a casa cansado, en la mañana a duras penas y tomé mis cosas para irme corriendo a mi entrenamiento, además de que en los próximos días tenía partidos importantes contra el América. El punto es que esta mañana, no hice caso a los regaños de mi mamá por no avisar que no vendría a casa, así que era hora de enfrentarla.

Cartas a mi crush • Kevin Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora