「 Doble Turno 」

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Storybrooke

Detestaba su vida.

Esa era el único pensamiento que inundaba la mente de Verónica pero no había momento para pensar en sufrimiento, ahora debía tener en cuenta su presente y enfocarse en su trabajo.

Con una linterna en su mano izquierda y con la otra en el manubrio de su motocicleta recorría Storybrooke en busca de Henry Mills, el hijo de la alcaldesa Regina.

El frío le hacía sacar vapor de su boca pero eso no le impedía cumplir su trabajo, además, Graham le había ordenado buscar al niño y no debía regresar a la comisaria con las manos vacías.

— No pudiste haber ido muy lejos — canturreó estacionando su motocicleta junto al enorme letrero de bienvenida del pueblo.

Se apoyó en su pierna izquierda y jugueteó con su anillo con incrustacion de diamante que llevaba puesto en el dedo índice, pensando en donde más podía estar el infante.

Sus esperanzas de encontrarlo esa noche se estaban haciendo añicos hasta que a lo lejos logró apreciar un escarabajo amarillo que se acercaba al pueblo, cosa que confundió a la joven, no habían tenido visitantes exteriores desde... No tenia idea, simplemente nunca habían recibido forasteros.

El vehículo pasó junto a ella y una mujer rubia que llevaba el volante le dio una rápida mirada mientras que en el asiento del copiloto iba Henry.

Verónica suspiró y encendió nuevamente su motocicleta para seguir el auto, los obligó a detenerse justo en el centro del lugar que parecía abandonado, donde se podía ver el enorme reloj sin funcionamiento alguno.

Tomó su arma por precaución y se aproximó a ambos, Henry se veía bastante relajado, nada comparado con el semblante que la desconocida llevaba de compañía.

— ¡Hola Verónica! — Saludó Henry de forma amigable con una sonrisa inocente, como si no se hubiera escapado de casa a mitad de la noche — Ella es mi madre — agregó feliz.

El semblante preocupado de la castaña cambió dramáticamente a uno de asombro y confusión, sabia que Regina lo había adoptado, sin embargo jamas creyó que Henry iría a buscar a su madre biológica algún día por su propia cuenta a tan corta edad.

— Un placer — dirigió su mano derecha a la rubia en forma de saludo el cuál la contraria aceptó — Mi nombre es Verónica, alguacil — se presentó con formalidad y amabilidad.

— Emma Swan — contestó formando una sonrisa ladina.

— Los guío — anunció girando sobre sus talones para dirigirse a su motocicleta y llevarlos a la casa de Regina en donde seguramente ella esperaba ansiosa.

No tardaron mucho, solo un par de segundos y lo tres ya estaban frente a la enorme residencia de tonos claros.

Verónica dejó que madre biológica y niño se encaminaran a la puerta abierta del hogar en donde estaba Regina hablando con Graham, compañero de trabajo de la castaña.

En cuanto los dos alguaciles vieron que la familia ya estaba reunida se retiraron de allí.

— ¿Quien era la chica? — preguntó con curiosidad su amigo pelinegro en cuanto llegaron a la estación.

— La madre de Henry — habló mientras se quitaba la chaqueta donde colgaba su placa para después dejarla colgada en el perchero, su turno ya había acabado.

— ¿Qué? — dijo incrédulo — ¿Fue a buscar a su madre él solo?

Verónica asintió al mismo tiempo en que elevaba sus hombros restandole importancia — Nos vemos mañana — se despidió y se marchó, dispuesta a dirigirse a su próximo empleo.

La luna estaba en su máximo esplendor por lo que optó caminar a montarse de nueva cuenta en su transporte, tal vez un poco de aire fresco en su rostro y estirar las piernas era lo que necesitaba.

Debido a que la chica se dedicaba a observar el paisaje tardó un poco más de lo que debería, finalmente llegó cinco minutos tarde a su destino, la tienda de antiguedades del señor Gold.

La campana sonó cuando abrió la puerta y apenas dio el primer paso dentro del local la voz de su jefe de trabajo nocturno llegó a sus oídos.

— Un poco tarde ¿No creés?

— Lo siento — murmuró, por el silencio sepulcral no había necesidad de alzar la voz por lo que el mayor pudo escucharla con claridad — Tuvimos un problema pero apenas lo resolvimos vine hacía acá.

— ¿Que problema? — cuestionó curioso, pocas veces eran las que había verdaderos problemas en Storybrooke ya que prácticamente todos eran amigos de todos, despertó cierta intriga.

— Henry buscó a su madre biológica y la trajo aquí — respondió caminando a la parte trasera del mostrador para iniciar su turno nocturno — ¿Es increíble no? Tuvo el valor de salir solo y buscarla.

Ella también era adoptada, por el director escolar Abraham, él la acogió cuando su verdadero padre la dejó a merced de la congelada noche, desconocía sus orígenes así que el profesor era prácticamente su padre pero prefería dirigirse a él cómo "Profesor"

Abraham no poseía mucho dinero a lo que hizo un trato con el señor Gold para generar ganancias para Verónica cuando era una niña y ahora para devolverle el dinero ella trabaja en su tienda.

Por eso estaba allí, en la tienda de antiguedades a altas horas de la noche.

Gold solo asintió a su pregunta y tomó su abrigo colgado en el perchero — Saldré unos momentos, estarás a cargo.

— Como todas las noches — susurró para si misma jugando con su anillo.

Una vez que su jefe se retiró Verónica dio un largo suspiro y esperó que la noche pasara rápido, tendría tiempo de descansar un poco por la madrugada.

Recargada en el mostrador tarareó una canción mientras repasaba mentalmente sus deberes del día siguiente.

Debía ir a visitar a su padre adoptivo Abraham por la mañana, ayudar a Graham a recorrer el pueblo para asegurarse que todo siguiera en orden y finalmente por la noche debería hacer un intinerario de todas las antiguedades en el local de Gold.

— Como todos los días — Canturreó dándose una vuelta sobre su eje, como si bailara hasta que su mirada de poso en la vitrina detras de ella — Desearía, desearía, desearía....

Se detuvo al ver un collar con un rubí como colgante, era muy hermoso.

No entendía como es que seguía ahí después de mucho tiempo.
Si fuera por ella ya lo habría comprado ya que sentía una extraña conexión con el artefacto pero no podía, el dinero era limitado y no se daría el lujo de gastarlo en un simple colgante.

Negó lentamente con la cabeza para sacar esos pensamientos y enfocarse en su turno de trabajo.

Volvió a jugar con su anillo de diamantes, siendo el unico objeto que anhelaba más que cualquier cosa, por alguna razón tenerlo cerca le trasmitía paz.

Lo adoraba aún sin saber el significado de ese anillo y con quien compartía su otra pieza.

"Te hallaré mi hermosa cazadora" pensó su otra mitad, que seguía buscándola sin cesar.


























𝗛𝗨𝗡𝗧𝗘𝗥 ━━━━ OUATDonde viven las historias. Descúbrelo ahora