El capitán de un barco que se enamoró de una cazadora del bosque.
Su matrimonio marchaba bien hasta que varios obstáculos se presentaron en su camino obligándolos a tomar caminos separados y a la vez juntos.
Mientras que....
Un sombrerero desesperad...
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—Esto aún no me convence —Murmuró Jefferson viendo el autobus escolar detenerse en la parada donde Grace bajaba para ir a casa.
—Vamos, eres su padre —Alentó la castaña empujandolo un poco.
No se sentía seguro ¿Que pasaría si Grace lo rechazara por haberle abandonado? Su corazón paternal no podría soportarlo pero sin darse cuenta sus pies eran guiados hacia los niños que descendían.
Verónica le dio un último empujón y él continuó caminando buscando con la mirada a su hija, miró por detrás de su hombro y vio a la cazadora con los brazos cruzados buscando también a la menor.
Regresó sus ojos al frente y allí vio a su Grace, de espaldas a él caminando ya a su casa.
—¡Grace!
Verónica sonrió orgullosa cuando Jefferson tuvo el valor de reunirse con su hija, era un momento emotivo, no había nada más puro y valioso que el amor de maternal o paternal.
Una vez vio que padre e hija se abrazaron se giró sobre sus talones para irse, tal vez el profesor Van Helsing la necesite para ayudarle en el pueblo o incluso David la necesitaria para tomar nuevamente el manto de alguacil pero la voz del Jefferson la detuvo.
—¡Verónica! —Le hizo un gesto para que fuera hacia ellos a lo que caminó con cautela —Ella es mi hija, Grace.
Debía presentarlas formalmente ahora que la cazadora formaría parte de su vida.
Si es que ese supuesto esposo no aparecía de la nada.
El hechizo de Regina para reescribir una vida aún era bastante tentador pero él no quería obligar a nadie, sólo quería que ellas dos tomarán la decisión por cuenta propia.
Principalmente Grace considerando el hecho de que tenía otra familia con la que había estado viviendo durante años.
—Escuché maravillas de tí —Exclamó formando una sonrisa amistosa.
Ciertamente él adoraba a la niña pero no le diría que estuvo a punto de cometer homicidio y formó un secuestro para llegar a ella.
—¿Tú eres Verónica Van Helsing? —Preguntó la niña con ojos curiosos y entusiastas a lo que la fémina asintió esperando internamente un halago por ser conocida gracias a su trabajo —¿Puedo conocer a tu padre?
Claro, el cazador que venció a Dracula era más popular que ella.
Jefferson rió bajo ante el comentario de su hija pero cuando sintió la mirada de Verónica sobre él apretó los labios en una linea recta.
—Por supuesto que puedes —Respondió con una suave sonrisa.
—Lo conocía como el director pero sería fantástico hablar con él ahora —Dijo la niña mirando a su padre como esperando algún permiso.
