「Un Toque De Magia」

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Verónica se movía con agilidad evitando las llamas del dragón pero su misión de matarlo se le complicaba cada vez que tenía que alertar a Emma de que la bestia iba a atacarla

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Verónica se movía con agilidad evitando las llamas del dragón pero su misión de matarlo se le complicaba cada vez que tenía que alertar a Emma de que la bestia iba a atacarla.

Ocupó su ballesta para sacarle un ojo a Maléfica una vez tomó su ceguera como ventaja brincó y escaló hacia el lomo del dragón usando una de sus flechas para sostenerse a sus escamas.

—¡Usa la espada! —Le gritó a su amiga rubia la cuál había estado ocupando su arma sin saber que las balas no penetraban la piel de la bestia.

Emma buscó su espada mientras Verónica hacía que el dragón levantara el hocico dándole así la oportunidad de clavarle el objeto punzante en el pecho a Maléfica.

El dragón se consumió en su propio fuego hasta volverse cenizas.

La castaña bajó a tierra y jaló aire para llenar sus cansados pulmones, años sin enfrentarse a criaturas grandes hizo que sus habilidades se volvieran limitadas.

—Lo hicimos —Dijo Emma con un ligero aire de victoria en incredulidad.

Verónica se acercó y tomó el huevo de oro que contenia la magia de sobre las cenizas, lo sostuvo en su mano derecha unos segundos viéndolo con el entrecejo fruncido.

—Vamos, tenemos que salvar a Henry —La voz de su amiga captó su atención y el huevo fue retirado de su mano.

Verónica asintió y ambas regresaron al elevador, una vez regresaron al piso de arriba lo primero que vieron fue a Graham y Regina de pie con los brazos cruzados.

—¿Ninguna discusión entretenida que me haya perdido? —Preguntó la cazadora en un tono divertido.

—No —Soltó Graham con brusquedad, irritado de haber tenido una larga conversación con Regina

—Vámonos, no tenemos mucho tiempo —Habló Regina con la característica voz de una madre preocupada por su hijo.

Sin embargo apenas dieron unos cuantos pasos hacia la salida Verónica le arrebató el contenedor con magia a Emma de las manos y se paró frente a ellos con su ballesta empuñada.

—¡¿Que estás haciendo?! —Interrogó Emma viendo la oportunidad de salvar a su hijo irse de sus manos.

—No lo se —Admitió sosteniendo el huevo de oro en su brazo izquierdo con su ballesta en el brazo derecho lista para atacar si alguien se atrevía a quitarle el objeto.

Por obvias razones la primera en intentarlo fué Emma a lo que Verónica se movió rápido y le dio una patada en el estómago a la rubia que la hizo retroceder, Graham tomó como ventaja la distracción y trató de quitarle el huevo pero apenas Verónica se dio cuenta lo  sostuvo con más fuerza y lo golpeó en la cabeza con el mango de su arma.

—En verdad lo siento —Dijo la castaña mientras daba unos pasos cauteloso hacía atrás dispuesta a irse por la puerta bajo la mirada confusa e incrédula de Graham y Emma.

Regina se mantuvo en su lugar mirándola con detenimiento, reconocía con facilidad a una persona controlada pero no podía deducir quien quería esa magia o quien había podido arrancar el corazón de la cazadora.

Verónica salió del lugar y corrió dejándose llevar por sus pies sin poder tener del todo consiencia de sus acciones.

Después de un par de minutos en donde el amanecer se presentaba llegó al bosque del pueblo donde Gold la esperaba con una expresión molesta pero paciente.

Le entregó el huevo y cuando el hombre lo abrió para sacar el frasco con la magia fué cuando habló.

—Tienes mi corazón —Dijo mirándolo con desconfianza, lo supuso ya que esa sería la única razón por la que le obedecería sin negarse.

—Eres lista —La felicitó con una falsa sonrisa amistosa mientras se daba la vuelta para irse caminando.

—¿Por qué? —Interrogó con un tono de voz exigente siguiendolo —¿Cómo es que lo tienes?

—Tendrás las respuestas que buscas eventualmente —Su respuesta sólo la irritó y estaba dispuesta a seguir presionandolo para tener conocimiento de lo que pasaba pero la presencia de una mujer vestida como si se hubiera escapado de un psiquiátrico.

Cuya suposición no estaba tan alejada de la realidad.

Al acercarse un poco más la reconoció como Bella, una princesa de otro reino.

—¿Tu sirvienta? —Preguntó Verónica sin pensar pues la última vez que la había visto fué cuando limpiaba el polvo del castillo del espectro pero al sentir como su corazón se estrugaba en su pecho se arrepintió al instante.

—No la llames así —Dijo Rumplestiltskins con su mano derecha metida en su gabardina, de ahí destellaba un ligero tono rojo brillante.

—Llevas eso como si fuera un llavero —La fémina se recargo en el tronco de un árbol con una mano en su pecho mientras volvía a regular su respiración.

Nuevamente siguió su camino junto con Bella y siendo seguido por Verónica, ya no ers controlada, solo buscaba conseguir alguna respuesta, caminaron hasta llegar a un pozo que parecía estar justo en medio del bosque.

Sin embargo cuando el hombre se acercó al pozo la voz de Bella llamó la atención de los dos, la castaña pudo reconocer al espectro por lo que Verónica pudo comprender que el hechizo se había roto.

Sonrió al pensar en su padre e inevitablemente en Jefferson, finalmente él podría reunirse con su hija y todo estará bien.

Sin embargo al ver al espectro abrir el huevo regresó su atención a lo que sucedia frente a ella.

Rumplestiltskins sacó el frasco con magia y lo vació en dicho pozo de donde empezó a salir una neblina densa y de color morada.

—¿Que hiciste? —Cuestiona Van Helsing dando unos pasos atrás por lo desconocido.

—Traje la magia de nuestro mundo a este.

—¿Y creés que eso es buena idea? —Interroga con irritación dejando la neblina la rodee pensando solamente en cuanto la reina estaría molesta.

Por lo menos los Van Helsing se encargarían de proteger al pueblo tal y como se lo habían prometido a los reyes.

A cambio de algo de oro o en este caso dinero, claro.





































𝗛𝗨𝗡𝗧𝗘𝗥 ━━━━ OUATDonde viven las historias. Descúbrelo ahora