「Vagos Recuerdos」

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Al abrir sus ojos fue momentáneamente cegada por la luz blanca del techo, el característico olor a medicamentos y a alcohol inundo su nariz y la fina tela de la bata cubría su cuerpo

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Al abrir sus ojos fue momentáneamente cegada por la luz blanca del techo, el característico olor a medicamentos y a alcohol inundo su nariz y la fina tela de la bata cubría su cuerpo.

Estaba hospitalizada y lo ultimo que recuerda fue que recibió un disparo, su mente estaba confusa,  ahora recuerda perfectamente quien era y lo que hacia pero sentía que algo le faltaba aun.

—Ya despertaste —El doctor del pueblo entro a su habitación y camino hacia ella para quitarle el suero.

Ella se mantuvo en silencio, no iba a llamarlo doctor Frankenstein pues si la reina descubría que el hechizo ya no tenia efecto en ella no sabe lo que le haria.

—¿Donde esta Emma? —Pregunto enderezándose de la camilla mientras se veía a si misma y el vendaje que envolvía la parte baja de su pecho —Jefferson y Graham...

Su cabeza le dolía pues todos los recuerdos llegaban y la golpeaban como una ola, sin embargo, todavía sentía que algo le faltaba, sus recuerdos en el bosque encantado eran claros y a la vez confusos ya que habia partes que no podía recordar tan bien como quisiera.

Se intento poner de pie, necesitaba salir de ahi, sentía que no estaba segura y no tenia idea de donde ocultarse temporalmente o que hacer para romper el hechizo, entonces comprendió a Graham y el como lo llamo "loco" antes.

Rio ante la ironía.

—No puedes irte aun —Intervino el doctor mirándola con el entrecejo fruncido.

—Intenta detenerme Frankenstein —Soltó con burla mientras tomaba sus cosas que estaban sobre una silla en la esquina.

Odiaba al doctor creador de monstruos, ella era cazadora de los mismos y era frustrante recordar cuantas veces tuvo que perseguir a las criaturas que escapaban de su creador.

Sin importar las protestas del doctor o la enfermera tomo su ropa para cambiarse y salir del hospital en busca de sus amigos, una vez estuvo en la calle miró a ambos lados y fue directo a la casa de Jefferson esperando que estuviera alli ya que no recuerda nada de lo que paso despues de que se desmayo.

Mientras caminaba escucho su celular sonando, miro la pantalla y vio el nombre de Emma, si ella era la hija de Blancanieves realmente solo era ella la que podía liberarlos del hechizo pero no hay forma de hacerla creer.

Al llegar a la casa toco varias veces la puerta pero no hubo respuesta así que busco una ventana para entrar, sin embargo, al usar un poco su razonamiento lógico mezclado con la memoria de los hechos se percato de que probablemente Emma lo habia llevado a la comisaria por haberle disparado. Torcio los labios y regreso caminando a la estación de policía.

Mientras trataba de relajarse y estirar un poco las piernas su mente jugaba con sus recuerdos, pensó en su padre y todas las cazerias que hicieron en el bosque encantado, Graham, el apuesto cazador que tuvo como trabajo asesinar a Blancanieves y llevar su corazón en una caja, la cazadora lo sabia pues acudió a ella cuando su amigo la andaba persiguiendo por el bosque.

Una sonrisa apareció en sus labios ante ese recuerdo, la primera vez que conoció a su compañero de caceria con fue agradable, ella le disparo una flecha y le hizo frente por estar persiguiendo a una chica por el bosque, lo entendió cuando este le dijo que era una tarea que la reina le habia encargado.

—La reina tiene su corazón... —Murmuro deteniéndose unos segundos, entonces el corazón de jabalí que los dos cazaron para encubrir la misión fallida no sirvió de nada.

Se sintió ligeramente culpable, Graham le dijo que no funcionaría y aceptó solo porqué Verónica fue demasiado insistente, claro, ella no tenía preocupaciones ya que su vida no corría peligro.

Retomó su camino pero no hacia la comisaria, primero recuperaría el corazón de Graham para que ella también pueda recuperar su collar, ha tenido ese rubí desde que tiene memoria y desea volver a tenerlo colgando de su cuello.

Caminó con paciencia hasta que el sol empezó a ocultarse, afortunadamente ya podía ver la tienda de antigüedades del señor Gold.

O más bien de Rumplestiltskin.

Al entrar a la tienda la campana de la puerta anunció su llegada.

—Llegas temprano —Exclamó su jefe saliendo de detrás de sus cortinas —Tienes que hacer un inventario completo.

—Voy a comprar algo —Lo interrumpió acercandose con cautela al mostrador donde Gold ya la veía con curiosidad.

—En ese caso, ¿en que puedo ayudarte? —Preguntó girandose hacia el estante detrás de él para remover un poco el polvo.

—Necesito una ballesta.

Con sólo esas tres palabras fue suficiente para hacer cerrar sus ojos unos momentos al espectro mientras apretaba sus labios en una linea recta.

Por unos momentos pensó que ella seria un problema pero lo reconsidere al recordar cierto corazón guardado en la parte trasera de la tienda.

—¿No es suficiente tu arma señorita Van Helsing? —Cuestionó girando sobre sus talones para verla.

—Es pequeña para mi gusto —Hizo un gesto despreocupado y torció un poco los labios —Quiero una ballesta, iré de cacería.

—¿Vas a retomar tu actividad de cazar brujas? —Inquirió sacando la ballesta de Van Helsing de la parte inferior del mostrador para después ponerla sobre el, bajo la mirada de la castaña —No creo que sea buena idea darle con una flecha a la alcaldesa.

—Regina sabe quién es ¿Cierto? —Verónica estaba emocionada de tener su arma favorita devuelta en sus manos —Digo, por algo es la reina de este lugar, no creo que sea tonta para darse otro papel.

—Aparte de nosotros tres... ¿Quien más está despierto? —Rumplestiltskin no queria arriesgarse a que más personas salieran del hechizo así que quería saber quien liberó a la cazadora para hacer algo al respecto.

—Sólo nosotros —La rápida y segura contestación fué suficiente.

Sin embargo Verónica era inteligente por lo que la tendría vigilada un poco.

—El hechizo es tuyo... ¿Verdad? Es muy complejo para Regina —La pregunta de la castaña lo tomó en descuido pero asintió en silencio —¿Por qué aún no puedo recordar todo? Hay partes borrosas en mi memoria que no logró distinguir entre los demás... Partes especificas que tengo el presentimiento de que son importantes.

—Ese es otro trato querida... Uno del cuál tengo prohibido hablar.

—¿Trato? —Verónica apuntó la ballesta ya cargada hacia él el cuál pareció ni percatarse de esto —¿Cuál trato?

El silencio de Rumplestiltskins la enfureció, quería saber toda la verdad pero tomó un respiro y bajó su arma, tenía cosas más importantes que hacer ahora.

—Da igual —Bufó molesta dirigiendose a la puerta de la tienda —Lo descubriré tarde o temprano.

Y sin decir otra palabra se marchó directo a hacerle frente a Regina para recuperar el corazón de su amigo.





































𝗛𝗨𝗡𝗧𝗘𝗥 ━━━━ OUATDonde viven las historias. Descúbrelo ahora