Capítulo 27

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 Narrador: Anaïs Moreau

Despierto con un poco de calor y reviso en dónde me encuentro. Aún mis recuerdos de ayer son borrosos y confusos, pero cuando veo a Adrienne y June en la misma cama que yo tengo más o menos una idea de lo sucedido.

Me levanto con sigilo, intentando no despertarlas, y me sorprende lo cerca que duermen la una de las otras. Literalmente están rostro con rostro... Yo no quiero hacer suposiciones indebidas así que simplemente me marcho.

Realmente habré bebido demasiado como para quedarme aquí dormida. No quiero ni enterarme cómo hicimos para llegar al segundo piso.

Al bajar al comedor, noto que también hay alguien más durmiendo en el sofá. ¿Annie? No, siempre vuelve a su casa a tiempo.

Me acerco solo para averiguar de quién se trata y me sorprende encontrarme con Béatrice. En cuanto la veo durmiendo con los labios abiertos, el recuerdo de su beso se ayer me golpea en la cabeza. ¿Cómo puede ser que eso haya sucedido? Dios, simplemente fue un beso estúpido. Todas las amigas alguna vez se besan con esa ternura.

Me quedo cerca de Béa mirándola un rato. Nunca había caído en cuenta de sus detalles, del pelo revuelto cuando duerme, de cómo babea a la hora de abrir la boca y que sonríe como si estuviera pasándola bien en el sueño. Estoy seguro que los periódicos se decepcionarían de esta mujer.

Se me escapa un bufido ante la simple idea y ella de repente se despierta. Me da un cabezazo y genera que me tire atrás.

—¿Qué demonios te sucede?

—¿Qué te sucede a ti? Sentía que alguien me miraba muy fijamente.

—Solo estaba pensando en despertarte.

Luego de mis palabras deja salir un bostezo demasiado grande y estira sus brazos de una forma que deja al descubierto uno de los pijamas de Adrienne. Le queda un poco grande.

—¿Qué haces todavía aquí? Creí que Gerard te vendría a buscar.

—Sí, pero no vino.

—Oh... Supongo que será por su novia.

—¿Gerard tiene novia?

—¿No te ha contado nada?

Ella niega con la cabeza y parece realmente sorprendida al respecto. A mí no me sorprende en lo absoluto. A pesar de que no tengo mucha comunicación con Gerard, él desde el año pasado me ha hablado de su novia: Noelle.

—¿Por qué no vendría?

—Es un tema complicado. Es mejor que no te metas mucho, a él no le gusta hablar al respecto.

—Pero somos amigos, ¿por qué no me contaría que tiene novia?

—Le gusta mantener su vida personal en privado, eso es todo.

Se conforma con mis palabras y para terminar de distraerla la invito a desayunar. Luego le recompondré todo a Adrienne, pero no puedo llamar a esta hora a Belmont para que me lleve a casa. Él no está ni enterado de que salí de fiesta y mucho menos de todo lo que he tomado. No digo que sea alguien muy invasivo, pero le molesta un poco que le oculte las cosas y a mí no me queda de otra que actuar en silencio. Me molesta informarle de lo que hago. Es como si hablara con mi padre.

Preparo unos panqueques de banana. Son muy ricos y a Béa le recuerda a su infancia. Me gusta verle esa sonrisita cuando los come y aún más cuando patalea contra el suelo. Es como ver a una niña feliz.

Si ella es feliz, yo soy feliz.

—Espera, Béa, que aún me toca preparar el café. ¿Dónde estarán las tazas?

Cuando La Luna Sale [Primer Libro de la Trilogía Grandiose]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora