Capítulo 24

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Estoy ansiosa tamborileando los dedos en mi mesita de luz. Maxime vendrá a buscarme y va a llevarme a un restaurante de lujo. Todos dicen que esto es una cita, pero yo no entiendo nada al respecto. Claro, sé la teoría de una "cita" ya que me lo enseñaron en muchas clases, pero nunca lo puse a práctica, menos con un actor.

Tomas me ha felicitado, ha dicho que conseguí más de lo que él esperaba y por eso me deja una noche de fiesta adónde quiera sin necesidad de que él esté cerca. La verdad es un premio llamativo que no me tienta a probarlo, no en un lugar con hombres.

Me pongo un vestido naranja simple y de tiras que me queda bastante bien, junto a unos tacos del mismo color. Tomas me ha dejado unos lentes naranjas, también, y en la nota pone que es para disfrutar el cielo... Naranja. Muchas cosas naranjas, excepto mi bolso negro.

Me siento muy de acorde a la moda de ahora, lo otro era muy elegante, esto se siente más ligero.

Dejo mi pelo sin bucles, solamente planchado y suelto. Me veo bien, incluso mi rostro se ilumina con el labial rosado y las pestañas realzadas.

Me gusta mi estilo. En el campo no tenía tanto tiempo para ver mi imagen. La mayoría de veces solo tenía que seguir adelante.

Alguien toca mi puerta y me temo que sea Maxime. Me echo perfume con apuro y abro lo más rápido posible, pero solo es un asistente. Este chico hace una reverencia con la cabeza y me entrega un ramo de flores. Son flores de un campo cualquiera.

Es una lástima que se haya encargado de matar a las pobres plantas en vez de hacer un ramo de plástico o comprarlo en cualquier lugar. Sale más barato, pero la intención me parece más bonita.

Las dejo sobre mi escritorio y me dirijo hacia afuera de mi habitación. Y antes de que pueda caminar por el pasillo aparece Gerard.

—¡Uff, te alcancé justo a tiempo!

—¿Qué pasó?

—Solo quería estar seguro de que tú te encuentras bien y que disfrutarás... Sabes que no podré estar para protegerte. Y ahora más que nadie quisiera hacerlo, pero no me puedo meter en tu velada.

—Gerard...

—Realmente quiero que sepas que me preocupo por ti y que estoy aquí para lo que sea, que siempre me tienes a mí y que si él te llega a poner una mano encima va a acabar mal.

—Gerard, yo...

—Sé que eres fuerte, pero tan solo acepta mi ayuda por cualquier cosa. Siempre estoy para ti. No me dejes en el olvido por un chico, menos por él, ¿sí?

Le doy un abrazo en cuanto se calla. Gerard es alguien muy dulce y amable, casi el tipo de cualquier mujer. Pero tiene eso que me recuerda a un hermano, eso que genera solo ternura en mí. Porque sé que a él le puedo confiar la vida y más. Lo supe desde esa noche horrible en la que me abrazó cuando más lo necesité y lo sé ahora que me da un beso en la cabeza.

—Disfruta, Trice. Estás justo combinada con el cielo más hermoso que he visto.

—Yo sé que mi hermano diría lo mismo.

—Entonces escúchalo con su voz.

Me despido de él con un beso en la mejilla y camino hasta llegar al último piso.

Gerard ha hecho que me dé un poco de pena alejarme de su lado, pero es completamente entendible que debo hacerlo. Tengo que experimentar por mi propia cuenta ya que al final vine aquí para vivir.

No puedo dejar que toda mala experiencia se convierta en el reflejo de mi futuro. Eso me lo hizo entender Annie.

Saludo a Maxime con una sonrisa y agitando la mano. Él ladea la cabeza y me devuelve la sonrisa. Está intentando prender un cigarro, pero veo que se frustra a juzgar de cómo suspira.

Cuando La Luna Sale [Primer Libro de la Trilogía Grandiose]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora