Capítulo 8

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Había llegado el día de nuestro viaje y me sentía ansioso mientras empacaba. Pensaba en cómo me mantendría alejado de mi hermano sin que mis padres lo notaran. Jimin y yo éramos tan unidos que si pasábamos una semana actuando raro, seguramente lo notarían.

Vamos Jungkook, no puede ser tan difícil dormir con Jimin.
Tan solo de pensar en Jimin paseándose casi desnudo, mi polla cosquilleó.
Jimin y yo en Hawai'i en una habitación, solos.

¿Qué había hecho para tener que pasar por esto?

—Kook, nos vamos en veinte.—mi padre interrumpió mis pensamientos.

Cuando salí de la habitación me crucé en el
corredor con Jimin que salía de su habitación con sus maletas listas.

—Estoy emocionado.—sonrió .—Tu y yo solos en la habitación.

Gracias por recordármelo.

No empaqué muchas pijamas, no creo que podamos dormir.—dijo con una sonrisa lasciva.

—Solo compórtate, Jimin.—Gruñí bajo.—Estarán nuestros padres con nosotros.

—No en la habitación.—me guiñó un ojo y se adelantó.

Este viaje iba va ser muuuy largo...

Por supuesto que en el vuelo Jimin y yo nos sentamos juntos.

—¿Que demonios le dijiste a tu novio para que no viniera?—le pregunté.

—Nunca le dije que podía venir, por si las dudas.—se encogió de hombros y sonrió.

¡Joder! Jimin es más astuto de lo que pensaba.

Tenías todo planeado.—levanté una ceja.

—La suerte siempre está de mi lado.—me guiñó un ojo.—Y estoy seguro que esto será bueno para los dos.

Me acomodé en mi asiento y apreté los párpados. No podía seguir lidiando con él.

—Relájate, Kook. Siempre estás muy estresado tratando de ser el hijo perfecto. Como dice Ricky Martín, Vive la vida loca. —bailó  burlándose de mí.

—Y tú siempre estás tan relajado siendo un irresponsable. ¿Algunas vez piensas en las consecuencias?—fruncí el ceño.

—¿Las consecuencias? ¿Qué es eso?—bromeó poniendo el índice en su barbilla

La azafata se acercó a nosotros.

—Chicos. ¿Quieren algo de tomar?—sonrió.

—Agua, por favor.—respondió Jimin.

—¿Y para ti? Tengo cervezas, Ron...—sonrió coqueta inclinándose más hacia mi.

—El también tomará agua.—interrumpió Jimin lanzándole una mirada de pocos amigos a la pobre mujer.—Mi hermano, aunque no lo parezca, aún es menor de edad y no puede beber alcohol, ni salir con mujeres mayores. —enfatizó las últimas palabras.

La azafata se sonrojó y desapareció. Jimin se acomodó en su lugar y cruzó los brazos por delante.

—¿Que fue eso? ¿Acabas de compórtate celoso?—me reí.

Mi hermosa tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora