Capítulo 18

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Me sentía culpable, la vida de Jimin había empeorado desde mi regreso.

Un mes después, como caído del cielo. Me ofrecieron un puesto en una empresa coreana de exportaciones en New York como Director del área legal. La paga era buena y lo tomé como una señal.

La señal para alejarme de él y dejar de hacerle daño. Nara había mejorado, los pronósticos eran alentadores y Jimin había comenzado a retomar su rutina.

Jackson y Jimin lo estaban intentando. Aunque había dejado de ir a los domingos familiares. No hice preguntas.

El siguiente domingo en familia, les dije a todos que probablemente me iría a Nueva York.

—Solo tomate el tiempo para pensarlo bien.—respondió mi padre.—Sé que es una buena oportunidad pero acabas de volver a Seúl y aquí todo va bien.

—¿Cuando tendrías que irte?—preguntó Nara.

—Me dieron un mes para pensarlo y negociar mi contrato. Después de eso me llevaría un par de semanas hacer los arreglos.

Miré a Jimin, no había levantado la vista de su plato y permanecía en silencio.

—Tomate ese mes.—añadió mi padre.—No quiero que te vayas aún pero si es algo que quieres para tu carrera, sé que tienes que tomarlo.

—He terminado.—dijo Jimin, interrumpiendo la
conversación.—Me iré a descansar.—se levantó y salió del comedor.

Me despedí de mis padres y antes de poder subir a mi auto, Jimin me detuvo.—¡Jungkook!

Me giré hacía a él, su rostro estaba colorado y estaba llorando, pero su expresión era dura.

Jimin me empujó con fuerza del pecho, a pesar de la diferencia de altura entre nosotros logró hacerme retroceder.—¡Espero que te vayas pronto! ¡No te lo pienses y vete para siempre, esta vez!—su tono de voz era amargo.

Baje la mirada y permanecí en silencio esperando a que se desahogara. Sintiéndome como la mierda. Era lo único que podía hacer por el.

Se limpió la cara con el dorso de la mano antes de continuar.—Te odio Jungkook y todo va a mejorar cuando te vayas. ¡No eres más que un maldito egoísta!

Jimin volvió a la casa y yo regresé a la miserable soledad de mi apartamento.

Aunque mi padre había dicho que me tomara ese mes para pensarlo. No había mucho que pensar. Tenía que irme pero antes pasaría ese mes en Seúl. Después, no volvería más.

Los siguientes días, después de que Jimin me dijera lo mucho que me odiaba, procuré no cruzarme con él cuando iba de visita a casa de mis padres.  Media su horario y pasaba a saludar a Nara y a mi padre cuando él no estaba.

Luego me iba a casa y me quedaba encerrado ahí. Dibujando o haciendo algo que me mantuviera la mente ocupada, pero siempre terminaba pensando en él.

************

Un sábado, dos semanas antes de irme. Estaba en uno de esos fines de semana interminablemente aburridos en casa. Todo el maldito día había llovido y esa clase de días me hacían sentir más jodido. Así que me tumbé en mi cama para cambiar de canales. Tal vez tenga suerte y algo capte mi atención.

Casi a medio día, el timbre de mi apartamento sonó, sorprendiéndome. Por lo regular las únicas personas que tocaban a mi puerta eran los repartidores de comida, pero no había ordenado nada. Hacía días que no sentía siquiera hambre.

Cuando abrí, mi corazón dio ese vuelco conocido...Jimin estaba de pie en el umbral, empapado y se veía bastante mal.

—Jimin...¿Qué demonios pasó?

—Se terminó, lo mío con Jackson, se terminó.—comenzó llorar. Su rostro estaba lleno de angustia y tristeza.

—Vamos, pasa. Necesitas cambiarte la ropa. Vas a enfermarte.—lo encamine a mi habitación.—Después de que te cambies puedes contármelo todo.

Le indique a Jimin donde estaba el baño y le preste ropa que sabía le quedaría bastante grande pero que al menos no estaba empapada.

—¿Has comido?—pregunté cuando salió del baño y se sentó en la cama. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar.

Jimin negó con la cabeza gacha.

—¿Quieres que te prepare algo de ramen? No tengo otra cosa y con esta lluvia no podemos ordenar.

Jimin asintió.

Salí a la cocina y comencé a preparar el ramen. Jimin entró minutos después y se sentó en un banco de la cocina.

—Ahora ¿Quieres decirme qué pasó?

Jimin permaneció en silencio unos segundos...

—Jackson y yo terminamos definitivamente.—trató de ahogar el llanto pero le fue imposible.—Me siento tan mal.

—Ven aquí.—Lo atraje a mi pecho y le di un abrazo.—Estoy seguro de que todo saldrá bien. Él te ama.

—No se trata de eso. Las cosas no van a volver a ser igual entre nosotros.—dijo sorbiendo su nariz. —Desde que se enteró de lo que hicimos nada ha sido fácil.

—Solo dale tiempo, estoy seguro de que todo resultará bien. Sobre todo cuando yo me vaya.

Jimin chilló más fuerte y se volvió a aferrar a mi pecho.

Ver a Jimin así, me afectaba demasiado. Era mi culpa lo que le estaba pasando y lo único que podía hacer era consolarlo.

Después de terminar su cena, se había calmado un poco.

—Jungkook. ¿Dejarías que me quedará contigo hoy? No quiero estar solo.— sus hermosos ojos miel me miraron con súplica.

—Está bien, de todas formas no habrá manera de que llegues a casa. Está lloviendo demasiado.

No quería, no quería tenerlo ahí conmigo toda la maldita noche, pero no había nada que pudiera negarle a Park Jimin.

Mi hermosa tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora