7. 𝓙𝓾𝓰𝓾𝓮𝓽𝓮𝓸 𝓬𝓸𝓷 𝓵𝓸𝓼 𝓭𝓮𝓭𝓸𝓼

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Se sentía un ambiente bastante tenso, Murdoc estaba apunto de explotar en rabia, hace unos días había salido de prisión y lo primero que hizo al llegar es decirle a Ace que se marchara, pero eso no quitaba el hecho de que el antes mencionado le amargara la vida con su presencia.

El bajista estaba apunto de partirle la cara a Ace, pues el muy sínico, estaba coqueteando con Stuart en la cara de Murdoc, aunque Stuart no le hacía mucho caso pues se encontraba en una relación muy buena y perfecta con el líder de la banda, Ace solo no desistía.

— Stuart, tu eres lo que más extrañaré cuando me vaya de aquí — dijo dramático Ace, mientras abrazaba a 2D y Murdoc se estaba autodigiriendo de rabia.

— Si también me harás falta amigo — respondió para ser cortéz.

— Es una pena que me vaya, solo para que vuelvan a la misma desgracia — dijo mirando a Murdoc.

El bajista estaba siendo muy paciente, aunque en su mente ya lo había matado y enterrado tres mil metros bajo tierra.

— Por cierto — dijo sonriendo pues le gustaba molestar a el líder de la agrupación — ¿Creés que me podrías ayudar a empacar las últimas cosas que me faltan?

— Si no hay problema — respondió con amabilidad el peliazul.

— Perfecto vamos a mi habitación — dijo con malicia acariciando la cabeza del peliazul.

Eso fue la gota que derramó el vaso, Murdoc no iba a permitir que le siguieran coqueteando a su novio, mucho menos un suple faltas. Se acercó a dónde estaban los dos.

— Lo siento, pero Stuart me prometió ayudarme en unas cosas — dijo Nicalls tomando la mano del peliazul — Así que ve empacando tu solo, y házlo rápido para que  te largues a tu pueblito.

Nicalls se llevó de la mano a Stuart, mientras dejaban a atrás a Ace hechando rayos de enojo. La verdad es que Pot estaba confundido, que cosas ayudaría a hacer, el no había prometido nada, ni siquiera sabía a dónde lo llevaba el pelinegro, solo pasaban por el pasillo hasta detenerse en uno de los cuartos.

— Entonces.. ¿En qué necesitas mi ayuda? — preguntó inocentemente Pot.

— ¿Enserio preguntas eso?

— Si, no recuerdo que me dijeras algo de eso.

— Es porque no te dije nada, solo quería alejarte de ese idiota — dijo Nicalls — No lo soporto ni un minuto más aquí, el muy maldito te estaba coqueteando.

— ¿Lo hacía? — preguntó Pot confundido — Creí que solo estaba siendo amable.

— Claro que no, ese estúpido quiere arrebatarme lo que es mío y no se lo permitiré.

— ¿No estarás exagerado las cosas?

— ¡No estoy exagerado nada! — exclamó el pelinegro algo molesto — ¡Stuart Pot por si no lo sabías eres mi novio! y nadie mucho menos un suple faltas va a venir a coquetear contigo en mi cara.

— Lo sé, tranquilízate un poco — dijo el peliazul colocando sus manos en el rostro de su pareja — También fuiste algo grosero con él, solo quería ayuda.

— ¿Perdona?, No le dije nada que no fuera verdad — expreso — Pero enserio ¿Qué no lo ves?

— ¿Ver qué?

— ¡Que eres mío y el  imbécil ese no cambiará eso! — una idea vino a él — Y si aún así no lo entiendes tendré que obligarte a hacerlo.

Lo tomo de la cintura y lo empujo a uno de los cuartos de huéspedes que tenía al lado, lo tiró a la cama y se puso encima de él. Comenzó a besarle sin ningún tipo de delicadeza, pero con toda la lujuria del mundo.

— ¿Pero que haces? — dijo el peliazul con la respiración agitada por el beso.

— Marcando territorio.

Arrancó prácticamente la camisa del menor, para acercar su boca a uno de lo pezones de este y prenderse del como si de un bebé se tratará, sin embargo no iba a descuidar al otro, con sus dedos lo pellizcaba, Pot reaccionaba a través de gemidos los cuáles quería callar, ya que no quería que lo escucharán.

— Mudz~... Detente, los chicos están en la casa, po.. podrían escucharnos.

— Y ¿Qué importa si lo hacen? — dijo Nicalls arremangando su camisa — Es mejor que sepan que tienes dueño Sunshine.

Nicalls bajó los pantalones del menor con todo y ropa interior.

— Escucha bien lo que harás cariño — le ordenó al peliazul con una vos gruesa y dominante, esa voz que para Pot era imposible de desobedecer — Quiero que te des la vuelta, recuestes tu cabeza en almohada y levantes tu trasero.

Stuart obedeció al pie de la letra lo que su novio le había ordenado, dándole de esa manera más libertad a el mayor de disponer de su trasero. Sin tapujos Mudz le hizo lamer sus dedos al menos, para luego introducirlos en la pequeña entrada de éste. El menor sintió un poco de dolor, llevaba tiempo si hacer "eso", con su pareja, y aunque no lo admitiera, era una de las cosas que extrañaba.

Mudz no iba a ser compasivo está vez, ya que tenía que dejar claro su mensaje, comenzó a simular embestidas con sus dos dedos, mientras el menor se retorcía en una mezcla de dolor y placer. Stuart solo apretaba las sábanas, mordía la almohada puesto que no quería que los demás lo escucharán gemir, aunque sus amigos ya sabían que Murdoc y el salían le daba un poco de vergüenza que lo escucharán disfrutar las vaya cosas interesantes que hacía Nicalls.

Con el propósito de que Pot dejará escapar sus gimoteos, Nicalls decidió introducir sus otros dos dedos y penetrar mucho más rápido al menor, y pues lo consiguió, Stuart ya no podía soportalo más, necesitaba expresar el placer que estaba sintiendo en ese momento.

El mayor acercó su cabeza al oído de Stuart para poder susurrarle algo.

— ¿Extrañabas esto verdad? — susurro con lascivia, para proceder a lamer su oreja.

— Oh Mudz! Por favor no vuelvas a irte — exclamó el menor — Te extrañé tanto.

— Yo también — respondió para luego morder su oreja.

Solo era cuestión de tiempo para que el peliazul llegará a su orgasmo, al hacerlo se derrumbó en la cama, sus piernas temblaban y su respiración era agitada. El mayor se acostó al lado de el y lo cubrió con una sábana.

— Quiero que te grabes mis palabras — dijo Nicalls — Soy una persona bastante egoísta, odio compartir mis cosas, así que ese imbécil de Ace o cualquier otro que quiera quitarme lo que más quiero, creeme lo mataré, porque tú eres lo que más quiero.

— Te amo Mudz — expreso acostándose en el pecho de el mencionado.

— Yo también te amo, solo no te alejes de mi, eres muy lindo, por eso los degenerados, malditos y suple faltas te quieren aparte de mi.

— No te preocupes, Ace se irá mañana.

— Y más le vale que lo haga, porque sino me tocará llamar a un viejo amigo para que se encargue de el — dijo feliz.

— Ni se te ocurra involucrar al diablo en esto — Stuart ya conocía a Murdoc.

— Bueno si es necesario lo haré.

— Murdoc Nicalls dije que no — dijo serio el menor.

— Está bien, pero sino se a ido lo sacaré a patadas.

Stuart se rió de las cosas que decía su novio, terminó por darle un beso, en verdad si lo había extrañado demasiado.

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Créditos a: VethFlores

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