17. 𝓔𝓷 𝓵𝓪 𝓭𝓾𝓬𝓱𝓪

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Había sido un día pesado, lo único en lo que pensaba Stuart era en tomar un baño, acostarse en su cama y dormir plácidamente. Con ese plan en mente, entró  a su habitación, comenzó a desvestirse, dejando su ropa regada por el cuarto hasta llegar al baño.

Cerró sin seguro la puerta, pues ¿Qué iba pasar?, Se metió a la ducha, la encendió ajustando la temperatura para que llegara a un punto no tan frío pero tampoco tan caliente. Se metió, mientras su espalda se arqueó un poco al sentir el agua recorrer su cuerpo, pero era la temperatura perfecta, suspiro ante el momento de calma.

Abrió una botella de un muy resbaladizo shampoo corporal, colocó un poco de éste en su mano y comenzó a esparcirlo por todo su cuerpo a una velocidad lenta, en verdad estaba disfrutando su baño, el correr del agua sobre su cabeza, mojando su cabello azul.

Cerró su ojos para poder lavar su rostro y que el agua no le molestara los ojos. Cuando derrepente escucho una voz familiar a sus espaldas.

— Quisiera ser agua para recorrer las curvas de tu cuerpo — dijo con lascivia

— ¡¿Murdoc?! — exclamó sorprendido el peliazul mirándolo sonrojado.

— Hola cariño.

— ¿Que haces aquí?, ¿Por qué no tocas la puerta?

— No lo ví necesario — se acercó más a dónde estaba el menor — Total no hay nada que no haya visto.

El menor se sonrojó, y aunque Murdoc tenía razón, pues ya se lo había manoseo y sabroseado no solo con la mirada, igual le daba algo de vergüenza estar desnudo y expuesto ante el satanistas.

— No es que me interese tanto, pero.. ¿Has oído de las campañas para cuidar el agua?

— Si pero, ¿Eso qué tiene que ver? — preguntó el menor.

— En que tengo ganas de tomar baño, y también ganas de ahorrar agua — miró con lujuria al menor este asintió ante la propuesta.

El pelinegro comenzó a quitarse la ropa con a toda velocidad, y se adentro a la ducha con el menor y pues todos sabemos que iba a hacer de todo menos tomar un baño, sin rodeos tomo la barbilla del menor y acercó sus labios a los de él para comenzar un apasionado beso.

El beso iba acompañado de uno que otro manoseo por parte del mayor, quien con desesperación y poca paciencia, tomo un poco del shampoo corporal y lo vertió en su mano.

— ¿Qué haces? — preguntó el menor confundido.

— El jabón cumplirá la función del lubricante en esta ocasión — respondió el pelinegro — Así que date vuelta ¿Quieres?

Ordenó el mayor y el peliazul obedeció, deslizó sus dedos llenos de jabón en la entrada Stuart generando un escalofrío en el por lo frío que estaba.

Con desesperación, comenzó a fingir embestidas con sus dedos para regar el jabón, pero Stuart se miraba muy sexy como para aguantar estar un segundo más fuera de él, su cabello mojado y ver cómo colocaba sus manos en la pared, para sostenerse del placer que sentía, era tan exitante para el mayor.

Sin perder más tiempo, introdujo su miembro en el ya listo y resbaladizo agujero del menor, ambos soltaron un gemido ante la sensación, el agua hacia las cosas más erógenas.

Comenzó a acelerar las penetraciones, quería terminar pronto, para continuar en la cama luego. El agua caía sobre sus cuerpos agitados, y fue irresistible para Murdoc el darle una nalgada a su novio.

El mayor se acercó al oído del peliazul y empezó a lamerla. Se detuvo un momento saliendo de su novio para voltearlo tenía que ver la cara de este mientras gemia.

Lo contramino contra la pared, alzando una de sus piernas para tener más acceso a la entrada del menor y sobretodo un mejor agarre. Aceleró más sus penetraciones a tal punto que ambos estaban cerca del orgasmo, el mayor beso al peliazul justo en el momento exacto, ahogando el gemido del éxtasis en él beso.

No sé que tan cierto fue el ahorro de agua, pero, bendita sea el agua que hace todo más increíble.

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Créditos a: VethFlores

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