9. 𝓔𝓵 𝓶𝓲𝓼𝓲𝓸𝓷𝓮𝓻𝓸

374 22 8
                                    

Murdoc podía decir con certeza que se encontraba realmente aburrido, ese era su quinto bostezo. Hasta cierto punto la película que veía era buena, el problema era que la miraban por décima vez.

Ponyo era el nombre de su martirio. Y su adorado novio, parecía disfrutar esa animación, que era buena sin embargo ya se la sabía al revés y derecho.

Recordó mentalmente que no dejaría a 2D juntarse con Noodle, para ver televisión.

— Está parte es mi favorita.

— Stu toda la película, es tu parte favorita.

El peliazul río mostrando la falta de su diente. Haciendo a Nicalls sonrojarse, es que era realmente adorable.
El menor siguió viendo la película, pero el mayor ya no la siguió mirando; porque su adorable novio  era mucho mejor.

Le gustaba ver como este reía con cada escena, como este bebía de su té de limón y sobre todo... como estiraba las piernas en el piso.

Podía ver como este encogia y abría sus perfectas piernas largas, eran muy suaves y tersas. Le encantaba tocarselas.

Ese día 2D llevaba puesta una camisa muy larga, por debajo solo andaba su ropa interior rosa. Murdoc empezó a babear y fantasear con el menor.

Disimuladamente se quitó el pantalón.

— ¿Cómo que hace mucho calor en tu cuarto no?

— Si...— contestó Pot sin despegar la vista de su laptop.— No he arreglado el aire, quizá sea eso.

El mayor hizo ruido de aprobación, bajando por completo su pantalón.  Sin ser tan lento, cerró de un solo la laptop, haciendo que Stuart se quejará. Más no se espero ser recostado sobre el piso.

— ¿Murdoc? ¿Qué estas haciendo? — dijo algo molesto — Ya iba llegando al final.

— Oh vamos Honey, ya sabes como termina. Lo que debería interesarte como terminará es tu trasero.

Pot se sonrojo viendo en la posición que estaban. Mudz sobre el mirándolo con deseo, sin darse cuenta también quiso comerse a Murdoc con su mirada.

— Adoro tus piernas Sunshine. — acarició ambas — son muy bellas...

— Gra...gracias... supongo que el ejercicio...a...ayuda.

— Vamos a seguir ejercitandonos ahora Honey.

Murdoc tomó una de la piernas de 2D y la colocó en su hombro, despacio fue simulando embestidas en el chico. Rosando su hombría en em trasero de su chico.

Stu comenzó a jadear, podía sentir bien ese contacto. La caliente piel de su novio contra la suya, sobre todo el agarré fuerte en su pierna que seguía extendida.

Pero se excito más al ver a Murdoc chocar su pelvis. Este sacaba la lengua para provocarlo, cosa que no aguantó mucho.

— Por...por favor...

— ¿Por favor qué?

El de piel verde sonrió malicioso.

— Te lo pido... no juegues conmigo ahhh~ — gimio al sentir los dedos del mayor abrirle en la misma posición.

— No hay juegos querido, solo dime que quieres... me tienes incado a tus piernas...

— ¡Por favor! — gritó esta vez— No me hagas decirlo... me da pena...

— Esta vez lo dejaré pasar precioso, pero a la próxima no.

El mayor bajo sus calzoncillos negros, dejando a la vista un pene erecto listo para ingresar en su presa, 2D gimio de solo verlo.

Murdoc le saco su ropa interior, solo dejando su camisa. Volvió a tomar la pierna de Stuart en su hombro para hacerle de palanca.

Puso la otra pierna a un costado y con la posición de un devoto le penetró sin tapujos.

— ¡Ahhg~!

— ¡Oh diablos! — el mayor sintió la calidez invadirle de un solo.— Creo que esta noche te rezó Stuart.

Con esa metáfora alzó más la pierna contraria, para llegar más profundo en su pareja. Empujaba más rápido con la intención de hacer llegar a Stuart al orgasmo.

Este gemia sin control, el otro aprovecho que el menor miraba hacía arriba ido, para tomar ambas piernas y abrazarlas con sus manos. En su posición de incado aún, siguió embistiendo.

El peliazul había sacado esta vez su lengua, no podía con la nueva táctica de Murdoc. Por su cuenta el azabache bajo una de sus manos al pecho de Pot, subió su camisa lo suficiente para apretar sus pezones. Haciendo al más joven llorar del placer.

— ¡Murdoc ~! ¡Me vengo!

— ¡Yo también! ¡Me vengo dentro tuyo~!

Con un grito de parte de los dos, terminaron. Se levantaron del piso. Stuart estaba satisfecho y Murdoc igual pero con dolor de rodillas.

— Me duelen la rodillas.

— ¿Será la edad?— el menor se burlo.

— O será porque me gusta rezarte como un fiel misionera a un Santo, mi querido San D.

Los dos rieron entendiendo la referencia y volviendo a ver Ponyo.

❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿

Créditos a: tom_lucitor23

𝕯𝖊𝖑𝖎𝖌𝖍𝖙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora