【 𝟏𝟗 】

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Hubo un pequeño fallo en el nombre "Rastri", ya que en una traducción de un manga me salía como tal "Rastri" pero me di cuenta de que en mangas oficiales el nombre correcto es "Ratri", pido perdón por el error.



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T/N

Era una mañana cualquiera como siempre, me desperté con la esperanza de escuchar las pequeñas risas y voces de mis hermanos, pero lamentablemente las cosas ya no eran así, ahora despierto cada mañana con el sentimiento de amargura, nostalgia y dolor, no me gusta este lugar, me trae recuerdos, no malos, pero recuerdos que ya no volverán, a veces me quedo extrañando aquello que viví.

Eran en punto de las cinco de la mañana, desperté temprano para otro pesado día, acomode mi cama, fue al baño a realizar mi rutina diaria, me encontraba cepillando mi cabello el cual ya estaba algo largo, me notaba cansada, suspire dejando el cepillo, acomode el cuello de mi camisa, me coloque el listón y por último mi chaqueta, mire mi cuello, ya no tenía esa marca, suspire hondo antes de salir del cuarto de baño, mire vagamente mi habitación, todo de color blanco, un candelabro en el centro, una fina cama de princesa, muebles de madera seguramente lujosos, me desagradaba en el fondo esto, estoy cómoda aquí mientras que mis hermanos seguro están luchando por vivir.

Unos toques en la puerta interrumpieron mis pensamientos, vi a ese hombre de bata blanca, sonreí ligeramente.

— Hola, T/N— saludo cordialmente.

—Buenos días, doctor— sonreí.

A diferencia de todos mi revisión diaria no era con máquinas, personas venían a revisarme, el pulso, la vista, ya saben, lo típico, pero había algo más importante, mis dolores de cabeza, aún sigo recuperando mis recuerdos, así que hay veces que mi cabeza punza, aunque he recuperado los suficientes recuerdos como para saber...¿por qué estoy aquí?

—Muy bien— termino de revisar mi pulso—. Eres una chica muy saludable.

Pronto entro una mujer con una bandeja de comida, ella la dejo sobre la mesa, sonreí agradecida, el doctor se despidió al igual que la mujer. Me senté en la pequeña mesa, mire mi desayuno, cerré mis ojos y cruce mis manos.

— Gracias por la comida.

Y cada día es igual que el anterior, la misma rutina.

8: 00 am

—El número de preguntas y el límite de tiempo serán el mismo, como siempre, sin embargo, la dificultad de las preguntas será más alta, ¿está bien?

—Sí.

—Sí

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𝐌 𝐈 𝐍 𝐄 𝐑 𝐕 𝐀 | RayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora