Sentimientos

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—Cada día que pasa te ves más perfecta —me atrajo aún más a su cuerpo con su apretón de nalgas—. ¿Así que lo escogiste para mí? 

—Sí, solo para ti. Entonces, ¿te gusta? 

—Me fascina mucho— descansó su frente sobre la mía, rozando nuestros labios y mirándome embelesado—. No tienes ni idea de cuán loco me pones y lo privilegiado que me siento de poder tenerte aquí y ahora, pero hay algo que quiero que me respondas antes de abrir mi regalo. 

No sé, de repente lo noté medio preocupado y pensativo. 

«¿Qué estará pensando? En otras ocasiones no dudaría en saltarme encima».

—¿Te pasa algo? 

—Hemos estado teniendo intimidad fuera del período de ovulación. No me malentiendas, no me molesta en lo absoluto, todo lo contrario, me gusta tener estos momentos contigo, pero me surgen muchas dudas. Tus acciones y actitudes últimamente varían. Sé que las cosas entre los dos han llegado a este nivel por ese anhelo que tienes de ser mamá. Incluso me dijiste que no querías que esto se acabara y créeme, yo tampoco quisiera que eso suceda, pero esto me está torturando, Anahí. 

—¿Qué te está torturando? Sé más claro para poder entenderte.  

—Quiero que seas clara conmigo, eso es todo. Perdón si cago el ambiente picante que se había creado, pero mi cabeza está hecha un lío ahora. 

«¿Cuál de las dos? Si la de abajo ha respondido como un estudiante diciendo presente». 

—Necesito saber dónde estoy parado, si tengo una oportunidad contigo de que seamos algo más o no. Necesito saber si solo me ves como un donante de esperma, al que vas a desechar a un lado cuando logremos nuestro objetivo. 

No esperaba que dijera las cosas así. Estaba desahogándose, se notaba a simple vista que, en efecto, era algo que le estaba atormentando y que le afecta hablar de ello. 

Por supuesto que sentí mariposas en el estómago cuando dijo lo de la oportunidad. 

«Entonces, ¿sí se siente como yo?». 

En mis labios se dibujó una sonrisa que me costó mucho borrar. 

—Quiero eso que mencionas y mucho más. ¿Eso responde tu pregunta? —entrelacé mis brazos alrededor de su cuello, haciendo fricción de mis pechos a través de la fina tela de mi lencería contra sus pectorales desnudos. 

Su expresión de preocupación, nerviosismo e inquietud se suavizó. 

Hace tiempo no lo veía reaccionar así, pero luce tan adorable. 

—Define “eso y más” —desvió la mirada por unos cortos segundos hasta regresar a mí en espera de una respuesta. 

Diré todo lo que pienso y siento, creo que es un buen momento para hacerlo y no pienso contenerme. 

—¿Sabes? Siento celos con solo imaginar que mires a alguien más de la misma forma que me miras a mí. Qué patética y egoísta, ¿cierto? Pero lo que he conocido y experimentado contigo y en tus brazos, es algo que quiero seguir sintiendo y no quiero dejar ir. He descubierto que en todo momento he tenido al hombre de mis sueños a mi lado, al hombre hecho a mi medida que es el causante de mis desvelos y fantasías desmedidas, pero estuve ciega. Yo no quiero volver a lo que éramos antes, quiero que lo nuestro siga como va y llegue aún más lejos, donde podamos conocernos, pero ya no como esos buenos y cercanos amigos, sino como un hombre y una mujer lo harían. Quiero conocer todo de ti, lo que guardas, lo que callas, lo que nadie más conoce. Quiero ser la única mujer en tu vida, en tu cama, en tus brazos. La única que pueda degustar estos ricos y dulces labios. 

No pude contenerme. Tener la tentación a solo unos centímetros de mí, era más de lo que podía soportar. 

Mis labios se unieron con los suyos en un apasionado, exquisito y delirante beso que me puso a temblar hasta las piernas. 

Es increíble lo que un beso puede provocar, tanto en mi cuerpo, en mi cabeza, como en mi pecho.

—Siempre lo has sido—susurró sobre mis labios, haciendo que me volviera a perder en esa bella e intensa mirada—. ¿Realmente no te has dado cuenta que para mí no existe ninguna mujer sobre la faz de la tierra que no seas tú? —llevó mi mano a su pecho y pude sentir su corazón latiendo desbocado, algo que me ruborizó hasta más no poder—. Siempre te he guardado aquí, aún cuando mi mente y mi corazón no se ponían de acuerdo y cuando las esperanzas de poder tenerte poco a poco las iba perdiendo, por lo que espero que no te quede la menor duda de que eres la única que ha ocupado este lugar y la única que lo ocupará para siempre, incluso si algún día decides terminar con esto que tenemos y separarte de mí. A pesar de todo lo que ha pasado y de lo amargo y doloroso que ha sido el camino, créeme que no me arrepiento de haberme enamorado de ti y de amarte como lo hago. 

Mi Dulce Anhelo [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora