—¿Cómo que alguien más, Anahí? ¿Qué estás diciendo? ¿Esta es tu forma de alejarme?
—No. Conocí a alguien que me ama de verdad y tenemos tanto en común.
—¿Ese alguien más es Saúl?
—¿Cómo lo sabes?
—¿Cómo lo sé? Esa noche que me cerraste la puerta en la cara los oí, pero quería creer que eran ideas mías, que estaba viendo y escuchando cosas donde no las hay. ¿Me estuviste engañando con ese tipo, Anahí? Desde que comenzamos nuestra relación, ese sujeto ha estado en medio de nosotros siempre. Sus salidas y encuentros, esa amistad tan cercana. Ahora entiendo, me has estado viendo la cara de idiota todos estos años.
—No te equivoques. Jamás te engañé con Saúl. Todo lo que ha pasado, fue después de nuestro rompimiento. Es ahí donde he descubierto muchas cosas de él. Me ofende que te atrevas a asumir que te he engañado, cuando nunca hice otra cosa que no fuera estar detrás de ti, esperando a que te decidieras, a que tomaras en cuenta mis anhelos y sentimientos, porque siempre fui clara contigo y te dije que esto era lo que quería.
—Dime que esto es solamente una pesadilla— cerró los ojos, apoyando su hombro en la puerta.
—Pediste honestidad, pues estoy siendo honesta, aunque no sean las palabras que deseabas escuchar.
—Maldita sea, Anahí, esto duele mucho— su voz se quebró, mientras que sus ojos se humedecieron.
—Lo siento, Victor, pero las cosas son así.
Se reincorporó, secando con su antebrazo la lágrima que se deslizó por su mejilla.
—Al menos tómalas—me extendió el ramo de flores y la botella de vino—. Sé que son tus favoritas, igual que el vino. Si quieres deshacerte de ellas, puedes hacerlo con toda tranquilidad.
—Espero que les vaya bien, que realmente él sea eso que tanto buscas.
—Créeme que es más que eso.
—Solo Dios sabe lo que me cuesta decir esto y lo mucho que duele aquí dentro.
—Las tomaré, pero solamente para no despreciar este detalle que has tenido conmigo y para cerrar con ese capítulo de lo que alguna vez fuimos. Quiero que te quede claro que no te guardo rencor, tal vez antes lo hice, pero ya entendí que ambas partes nos equivocamos aquí y eso fue lo que acabó con esto. Yo por presionarte por mis propios anhelos y deseos, y tú por darme esperanzas y hacerme esperar por algo que desde un principio no estaba en tus planes.
Alcancé a ver a Saúl en la entrada y se mantuvo distante de nosotros. Pensé que las cosas se pondrían color de hormigas, pero Victor supo cómo comportarse.
—Cuídate. Espero todo te salga bien y logres concretar todos tus sueños— se alejó, pasando por el lado de Saúl y sin mediar palabras con él.
«Fue lo mejor, lo menos que quería es que nos estropeara la noche».
—Lo lamento. Vine en el momento menos oportuno.
—Claro que no. Ven, entra— dejé las flores y el vino sobre la mesa de la sala—. Si te molesta que las haya aceptado, puedo tirarlas a la basura. No quise hacerle un desplante o revolcar más el avispero.
—No es necesario. No soy tan inmaduro como para molestarme por algo tan simple como eso. Este reencuentro entre ustedes era algo que tarde o temprano iba a ocurrir, por lo que ya me había preparado mentalmente para ello. ¿Cómo te sientes?
—Bien, porque al fin estás aquí.
Relajó los hombros, sonriendo ladeado.
—Me tranquiliza saber que no te sientes cargada con su visita.
—¿Eso era lo que te preocupaba? —le eché los brazos, atrayéndolo hacia mí—. Y yo pensando que estabas celoso y buscabas a toda costa disimularlo.
—La verdad es que sí. No te voy a negar que haberlo visto ahí, causó una impresión bastante desagradable, porque pensé que lograría convencerte de darle una oportunidad más. No es la primera vez que sucede, que viene con flores y una botella de vino para que le perdones sus faltas. Así que sí, por unos momentos dudé.
—¿Dudaste de mí y de lo que siento? Debería ser yo quien te castigue en esta ocasión.
—A veces las inseguridades te hacen pensar puras tonterías. Aun así, me alegra saber que pudiste ponerle un punto final a ese capítulo de tu vida que ahora solo quedará en el pasado.
—No te miento que me dio lástima verlo llorar. Hace que me sienta la mala del cuento, pero tenía que ser sincera y firme en mi decisión.
—Hiciste bien. Sé que no estaba en los planes, pero ¿te gustaría salir a bailar como en los viejos tiempos?
—Eso suena estupendo. La noche aún es joven— planté un ligero beso en sus labios.
«No sé si es idea mía, pero lo noto estresado».
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Mi Dulce Anhelo [✓]
RomanceAnahí es una mujer soñadora, luchadora y con mucho amor para dar. Desde muy joven, ha tenido el anhelo de convertirse en madre, por lo que teniendo este sueño como su norte, ha luchado por prepararse física, mental y económicamente para ello. Luego...