Te amo

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—¿Podrían dejarnos a solas unos momentos, por favor?

Su mamá me estaba observando de una forma que tuve la sensación de que estaba sospechando de que había algo entre los dos. Si Anahí no le ha dicho nada, por alguna razón será y no quiero ir por encima de ella. 

No tuve que decirlo dos veces, por fortuna, nos dieron privacidad y nos dejaron a solas, tal y como lo necesitábamos. 

—Anahí, no quiero volver a oírte diciendo esas cosas. Si hay alguien en este mundo que merece infinitas bendiciones y todo lo mejor esa eres tú. Tú eres la mujer más increíble y maravillosa que he conocido. Y sí, es injusto y duele, claro que duele, pero no todo está perdido. Hay diversos métodos, podemos adoptar un angelito y criarlo entre los dos y... 

—La vida se ha encargado de decirme de muchas maneras que eso no es para mí. Todo el tiempo me he cuestionado la razón por la cual nada sale como deseo, pero ya lo entendí. Me ha quedado muy claro. Primero mi pasada relación y el tiempo invertido en algo que no funcionó porque no estábamos en el mismo canal. Lo nuestro también va por el mismo camino, tanto invertido para que tampoco funcionara y ahora el golpe fulminante ha sido este. No voy a ir por encima de la vida y el destino. Si no lo merezco, si esto no se hizo para mí, entonces de nada vale forzar las cosas. Tú también lo dijiste y tienes razón.  

—No estábamos hablando de esto y lo sabes perfectamente. 

—Fui suficientemente egoísta, Saúl. Te usé, me aproveché de tu confianza y nuestra amistad para que me ayudaras. Te arrastré conmigo a esto. 

—¿Qué estás diciendo? Tú no me arrastraste a nada. Fue mi decisión. ¿Crees que si acepté ayudarte fue solamente por la confianza y la amistad que tenemos? ¿Crees que si esto me lo hubiera ofrecido alguien más habría aceptado, así como así? No. Si alguien realmente se aprovechó aquí, porque tenía dobles intenciones, ese fui yo. Habían muchos métodos al que podíamos acudir, aun así, vi esto como una oportunidad para tenerte, para que me vieras como un hombre y no como ese amigo gay que siempre has visto en mí. 

Bajó la cabeza, haciendo que su cabello cubriera su rostro. No hacía falta verla para saber que estaba llorando y que buscaba la manera de que no la viera. 

—¿Aún te quedan dudas de mis sentimientos hacia ti, Anahí? Quizá tengas razón para hacerlo, después de todo, todavía no he podido demostrártelo lo suficiente como quisiera. Precisamente esto era lo que quería evitar, por eso fui tan duro con mis palabras, pero jamás pensé que eso fuera a lastimarte, porque esa no fue mi intención—suspiré—. Anahí, sé que en este momento estás viendo todo en blanco y negro, y te juro que me duele no poder aliviarte este dolor y sufrimiento—retiré su cabello del rostro, tomando su rostro con ambas manos—. Pero recuérdalo, no estás sola, siempre vas a tenerme aquí, a tu lado, mi diosa. Solo te pido que no vuelvas a dudar de ti y de la grandiosa mujer que eres, por eso y más me traes de cabeza. Te amo demasiado. Te prometo que atravesaremos esto juntos, como siempre lo hemos hecho—besé su frente, descansando por último la barbilla en su cabeza y abrazándola con sumo cuidado para no lastimarla. 

Mi Dulce Anhelo [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora