CAPÍTULO XXIV: "Viejo amigo"

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Narrador omnisciente.

Después de varias paradas, unas más trágicas que otras estaban acabando el recorrido, se habían acercado mucho más, Morfeo ya no la miraba con los mismos ojos, y verla hacer su trabajo se lo dejo en claro una vez más.

-- Sabes es bastante curioso, creí que tendría que hacer todo esto sola. -- Caminaban por el parque tomándose de las manos.

-- Y así es.

-- No, jamás he estado sola, y creo que por eso existo, las personas mueren sin saber qué pasara después, se sienten solas, posteriormente llegó yo, los tomo de la mano y los acompaño para que comiencen el camino de los juzgados, jamás he estado sola en mi trabajo, y tú tampoco lo estás. -- Se detuvieron. -- Solo piénsalo, nosotros no existimos por otra razón más que para ellos, para ayudarlos, ese es nuestro propósito, somos prácticamente obreros de la vida humana, trabajando para ellos. Y la verdad por mucho tiempo esa era nuestra única función. -- Volvieron a la caminata. -- Desde que te conocí mi función dejo de ser solo recolectar el alma de las personas.

-- ¿En serio? Y en que ayude yo.

-- Cuando te conocí, darte amor y compañía se volvió uno de mis propósitos. No quiero que vuelvas a la soledad en la que te encontrabas antes, quiero que veas la luz y reluzcan tus alas, aun si no es conmigo a tu lado.

-- Como no estarías ahí, tú eres la pequeña luz que me va iluminando con cada paso que doy, y la verdad sin ti me habría perdido hace mucho tiempo.

-- Entonces me alegro de estar aquí. -- Entrelazo su brazo con el de Morfeo. -- He visto cosas maravillosas, de distintos mundos y realidades, te encantaría conocer a tus otras variantes, una es muy tierna. -- Soltó una dulce risa. -- Obvio nadie como tu mi hermoso cuervo, excepto esa persona que se parecía, pero no nos desviemos, el punto es que en toda mi existencia he visto cosas y gente muy cool, además, no muchos tienen un trabajo que amen, por lo que me siento sumamente afortunada. -- Miro a Sueño con una sonrisa brillante.

-- Él le devolvió la sonrisa, se acercó a ella y dio un dulce beso en su cabeza. -- Me alegra que lo veas de ese modo, me recordaste algo de lo que me había olvidado, mi hermosa Luz.

-- Eso me alegra. -- Cerro ligeramente los ojos para disfrutar de aquel pequeño, pero encantador beso. -- Escucha, tendré que irme en un rato.

Habían regresado al mismo parque del que partieron, las voces de los jóvenes jugando aún no desaparecía, no mientras la tragedia aún no pasara.

-- Una última cita y estaré lista.

-- Se me hace tarde para una cita también.

-- Un brillo en sus ojos se hizo presente, y la alegría por Sueño era evidente. -- Dale mis saludos.

-- ¡Franklin! -- Se escuchó un grito.

-- Bueno, nos vemos después guapo. -- Le dio un beso en la comisura de los labios para comenzar a caminar hacia el alma desorientada.

-- Oye, viste eso, ese auto estuvo así de arrollarme. -- Hizo un gesto con su mano.

-- ¡¿Así de arroyarte?! -- Imitó su gesto, el muchacho solo le dijo un "si". -- Ven conmigo Franklin, tengo que mostrarte algo. -- Siempre mostrando una sonrisa.

Morfeo en este punto estaba caminado en dirección contraria a la de ___, tiene mucho de que ponerse al corriente con cierta persona.

-- ¡Adiós guapo! Nos vemos más tarde. Ven Franklin. -- Enrollo su brazo con el de el alma.

-- Oye, tus pupilentes están geniales, ¿dónde los compraste?

-- Ven, después te lo digo.

Al frente se encontraba un auto estacionado y frente a este, el cuerpo del muchacho con el que se encontraba hablando Muerte.

𝕻𝖔𝖘𝖙 𝖒𝖔𝖗𝖙𝖊𝖒 𝖎𝖓𝖙𝖗𝖆𝖇𝖎𝖘 𝖎𝖓 𝖗𝖊𝖌𝖓𝖚𝖒 𝖒𝖊𝖚𝖒 || The SandmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora