CAPÍTULO XVII: "Una esperanza en el Infierno"

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Me acerqué a Luzbel rápidamente.

-- Yo no acepte esto.

-- Bueno, mi bello ángel, si quieres estar aquí tendrás que hacer algo. -- Él no me quería para un juego justo, me quería porque sabe que soy el único ser, capas de infligirles daño, con la única diferencia de que uno de ellos si puede morir por mis manos.

-- Había olvidado el ser tan despiadado en el que te convertiste.

-- ¿En el que me convertí? Deberías darte un poco de crédito, tú fuiste la que me inspiro, el libre albedrío, ¿recuerdas? Tú no fuiste creada para ser el ángel de la muerte. -- Me miro. -- Fuiste creada para mí. -- Él y yo sabíamos que no era cierto. -- Pero te enamoraste de alguien tan débil. -- Me susurro.

-- No, yo no fui creada para ti. -- Lo miré. -- Y lo sabes por qué de haberlo sido, él no me hubiera dado la capacidad de enamorarme de otra persona, tú no me amabas, tú querías mi poder, y lo dejaste muy claro aquel día. -- Su expresión se tornó seria.

-- ¡Morfeo!, ¿estás listo para comenzar?

-- Lo siento su majestad, le estaba dando una charla motivacional, vinimos por el yelmo y no nos IREMOS sin él. -- Recalco.

-- Eso si gana.

Se pusieron al centro, las reglas eran claras, así que el juego ya debía comenzar.

-- Lamento sea lo que tenga que hacer. -- Le susurre.

-- No te preocupes, no debí dejar que vinieras bonita. -- Soltó mi mano.

Respire profundo, por esto era que no me gustaba asistir cuando se trataba de desafíos, porque me ponían como juez, y si el juego lo requería para ocasionar lesiones de manera justa.

-- Ya que Lucifer estrella de la mañana, es el desafiado, hará el primer movimiento. -- Inclino la cabeza en señal de "agradecimiento".

-- Yo soy, un antiguo lobo, acechador de presas, merodeador letal. -- Mostró su sonrisa egocéntrica.

-- Yo soy un cazador, domador de caballos, asesino de lobos.

Cree una flecha y la enterré en el abdomen de Lucifer, que se quejó por el dolor, pero recobro la postura.

-- Yo soy, la serpiente, mordedora de caballos. -- Tome la mano de Morfeo, quien me la dio sin oposición y encaje mis colmillos. -- Colmillos venenosos. -- El veneno se esparció de manera rápida.

-- Yo soy, una ave de rapiña, devoradora de serpientes, garras filosas. -- Mis uñas rasgaron la piel de Lucifer, hasta el momento creo que Morfeo lleva ventaja.

-- Yo soy, una bacteria carnívora, destructora de toda la vida. -- Toque su rostro con dolor, su piel comenzó a carcomerse.

-- Vamos, tú puedes. -- Pensé.

-- Yo soy, el mundo, flotando en el espacio, dador de vida. -- Se recuperó, pero no sirvió como ataque.

-- Yo soy, una nova, explosión masiva quemadora de planetas. -- Tome el fuego que se encontraba cerca y lo eleve al poder de una nova, el grito de Sueño no me fue indiferente.

-- Yo soy el universo, contenedor de todas las cosas, creador de toda la vida. -- En este punto los movimientos de Sueño eran más de defensa que de ataque, y eso le daba una desventaja enorme.

-- Yo soy, la antivida, la bestia del juicio final, la obscuridad al final de todo.

-- Perdón. -- Moví mis labios sin emitir algún sonido, mi neblina comenzó a envolver a Morfeo provocando que callera al suelo agonizante.

Narra Sueño

Sentía frío, y por un momento miedo, solo podía ver la negra neblina a mi alrededor.

-- ¿Que seras ahora señor del sueño? -- La burla se veía en su exposición.

-- Yo. -- Intentaba pararme, siquiera hablar pero, no podía.

-- ¿Jefe? -- Matthew se acerco a mi. -- ¡Oiga!

-- Sueño, ¿Estas aquí todavía?

-- ¡Aquí esta! Y es su movimiento, majestad.

-- Ya no hay movimientos, ¿que puede sobrevivir a la antivida?

-- Oiga jefe, ¿sabe que puede sobrevivir a la antivida? ¡Usted! Los putos sueños no mueren, no si cree en ellos, y sabe que creo, que Sueño de los eternos no dejaría a la señorita y a su cuervo solos aqui en el infierno, con Lucifer.

Mire a mi Luciérnaga de reojo, su cara de dolor era notable, y Lucifer la veía triunfante, no la podía dejar con él, ella no merece cargar con mi muerte, no la puedo dejar sola, no otra vez.

Narra ___

Estaba a punto de declarar al ganador, cuando escucho la débil voz de Sueño.

-- Yo soy, esperanza. -- Lo miré orgullosa. -- Esperanza. -- Mostré por primera y última vez la luz que se podía apreciar en el paraíso, aquí en el infierno.

-- ¿Esperanza? -- Su cara ya no mostraba esa sonrisa hipócrita y egocéntrica, Morfeo había vencido.

-- Bien heraldo de luz, es tu turno, ¿Que es lo que mata la esperanza?

-- Choronzón devuelvele el yelmo. -- Admitio su derrota.

-- No, no quiero, es mio. -- Mazikeen se acercó amenazante para quitárselo. -- Por favor. -- Fue lanzado al precipicio después de quitarle el yelmo.

Morfeo se acercó para que le dieran su yelmo y agradecer por ello, por fin nos iríamos de este horrible lugar.

-- Gracias heraldo de luz, el regente del infierno es muy honorable, nunca olvidare esto.

-- ¿Honorable? Tienes que estar jugando. -- Soltó con enojo. -- Mira afuera, Morfeo. Mil millones de señoríos infernales formados frente a ti. Dinos, ¿por qué habría de dejarte partir? Con yelmo o sin yelmo tú no tienes poder aquí. Después de todo, ¿Qué poder tienen en el infierno los sueños? -- Dijo con desprecio, estaba a punto de ponerme en guardia, pero Morfeo hizo el gesto de que me detuviera.

-- Dices que no tengo poder aqui. -- Movio la cabeza en señal de aceptación. -- Puede que tengas razón, pero dices que en el infierno no tienen poder los sueños. Dime Lucifer estrella de la mañana ¿Que poder tendría el infierno si los prisioneros aquí no pudieran soñar, con el paraíso?

-- Un día Morfeo, te destruiremos.

-- Y ese día, tendrás que pelear conmigo, Samael. -- Lo mire burlesca, pues el ser del que estaba enamorada habia demostrado que no era débil.

Vi a Morfeo mostrarle su cara de victoria a Lucifer, camino hacia mi y extendió su mano para por fin salir de ese lugar.

-- ¿Cree que Lucifer vendrá a buscarlos?

-- ¿Por qué?

-- Por que acaban de humillar en publico al monarca del infierno.

-- Si sucede, lo estaré esperando.

Morfeo se puso su yelmo.

-- ¿Puede ver con esa cosa? -- Solté una leve carcajada, Matthew si que era chistoso.

-- Veo, y puedo ver el rubi. -- Tomo mi mano una vez mas y esparció su arena, en un abrir y cerrar de ojos estábamos en lo que parecía ser un contenedor.

Una caja posada en una estantería brillaba de un rojo intenso, al abrirla Sueño vio su rubi. Lo tomo sonriente, pero no duro por mucho.

-- ¿Que pasa? -- Pregunté confundida.

-- Algo esta mal, alguien lo altero.

Al acercarme más quise tocarlo, sin embargo su resplandor se hizo mas fuerte y salimos disparados a los lados, no supe cuando fue que deje de ver lo que sucedía.

𝕻𝖔𝖘𝖙 𝖒𝖔𝖗𝖙𝖊𝖒 𝖎𝖓𝖙𝖗𝖆𝖇𝖎𝖘 𝖎𝖓 𝖗𝖊𝖌𝖓𝖚𝖒 𝖒𝖊𝖚𝖒 || The SandmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora