Capítulo 4

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-Vaya, vaya que ha traído la marea.¿ Qué hacés por aquí preciosa? - me pregunta el chico de ojos azules.

-Nada que te que te importe- le contesto secamente.

-Uuuu vienes con ganas de pelear...

- No vengo con ganas de nada, así que dejame en paz.

-¿Problemas en palacio?- me pregunta.

-¿Pero que dices?

-Se que no eres de esta zona, solo hacía falta verte esta mañana con ese vestido tan lujoso...

-¿Quién te ha dicho que esa fuera yo?

-Oh por favor preciosa... Una cara como la tuya es imposible olvidar, y bueno el cuerpo también ayuda - me echa un vistazo rápido- Tienes unas facciones asimétricas- se me ha acercado de golpe y ahora me esta tocando la mejilla, le doy un golpe con la mano.

-No me toques - le advierto.

-Tienes unos labios preciosos, ¿te lo han dicho alguna vez?- Ahora acaricia mis labios y yo le vuelvo a pegar en la mano y me alejo de él

-Vuelve a tocarme y será lo último que hagas- si las miradas mataran él estaría muerto enterrado a 10 metros de profundidad.

-Preciosa solo es un cumplido, ¿ es que acaso no te gusta recibir cumplidos? Eres muy hermosa...- Lo primero lo dice con burla, pero lo último me ha dado una sensación extraña, como si fuera dulce conmigo..., dios ya estoy desvariando.

- No necesito cumplidos, ni nada por el estilo. Así que si no te importa, me gustaría estar sola.- se que he sido muy seca y fría pero no estoy para aguantar sus tonterías.

- Si es lo que quieres preciosa...me voy- es lo último que dice antes de marcharse de la playa.

Por fin tranquilidad. Suelto a Flecha para que paste por las dunas que hay en la playa, yo de mientra me tumbo bocarriba para poder observar el cielo. No hace mucho frío ya que estamos en primavera, así que se está bien, hoy el cielo está claro, puedo ver los estrellas y la luna menguante. Escucho el romper de las olas... Cierro los ojos, este sitio es el único que consigue que me calme, que me relaje y que me olvide de todo. Y con esa paz interior que siento me quedo dormida.

Me despierto antes de que amanezca, busco a Flecha, la encuentro pastando donde la deje. Monto rápido sobre ella para llegar a casa.


La ciudad empieza a despertar, huelo a pan recién hecho, hay trajín con los víveres en el puerto, cada vez hay menos farolillos encendidos, empieza haber más ruido...

Cuando llegó a casa veo a mí padre sentado en la escalinata con los brazos apoyados en las piernas y cogiéndose la cabeza, y a mí hermano John caminando de aquí para allá.

El primero en verme es John.

-¡Katherine!-llega corriendo donde me encuentro y me ayuda a desmontar aun que no es necesario porque soy una excelente amazona.

-¿Estás bien? ¿Donde has pasado la noche? ¿Con quién has estado?- me empieza a preguntar sin dejar que yo responda.

-¡John estoy bien, tranquilo! - Me abraza fuertemente, es extraño, debe haberse preocupado bastante porque no suele abrazarme.- No te diré donde he estado- se lo digo mirándole a los ojos, que se abren por la sorpresa de mi respuesta y que rápidamente pasan a una expresión de enfado.- Tampoco te diré si he estado con alguien- John me suelta, le ha dolido que no le quiera contar lo que he hecho o con quién.

Mi padres nos está observando, se levanta con calma, se acerca a nosotros de manera tranquila, pero se que no lo está, su mandíbula está tensa, sus ojos dicen lo que no sale por su boca.

Mi corazón robado por un pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora