Mi corazón robado por un pirata

Capítulo 12

- Ataca. - le digo a Eric.
Alrededor nuestro se hace un círculo, toda la tripulación quiere ver el espectáculo, una chica criada en un palacio, lleno de lujos, sin tener contacto con las armas contra un pirata. Creo que he oído como hacen sus apuestas.
-Seguro que gana el capitán...
- El muchacho es muy ambicioso, si le ha pedido un beso luchará para que se lo dé...
-¿Se conocen de antes?...
-Yo apuesto 4 reales a que gana Katherine...
Todos giran la cabeza para ver quién lo ha dicho y me encuentro con Darius con una sonrisa de oreja a oreja, él sabe de lo que soy capaz, bueno más o menos, lo ha vivido en su propia piel.
-Darius 4 reales es mucho- le dice un hombre con un ojo de madera.
- La princesa lo vale ¿verdad que si princesa mía? - madre mía como siga llamándome así lo mataré por desesperación.
Cuando dice eso Eric lo asesina con la mirada como si estuviera marcando su territorio... Pues ahora verá que yo no soy tierra de nadie.
- Cierto mi príncipe- le guiño un ojo a Darius y Eric se pone rojo de la furia, que bien me lo voy a pasar.
-Deja de coquetear con la tripulación y concéntrate.
-Si Mellark.
Nos ponemos en posición, él lanza el primer golpe, yo lo esquivo dando un paso para atrás, vuelve a lanzar otro golpe, este pongo mi espada de por medio y antes de que el reaccione muevo mi espada y corto una de las cuerdas que aguantas sus armas en su cinturón.
- Lucha como un pirata Mellark, seré mujer, pero eso no quiere decir que no sepa luchar.
Vuelvo a golpear, esta vez desde abajo, él lo esquiva, y su siguiente movimiento me pilla desprevenida, con un giro rápido me coge la muñeca y me atrae hacia él, intenta rozar mis labios pero antes de que lo consiga llega mi rodilla a sus partes nobles, y se dobla, pero aguantando el dolor se pone recto, su cara me dice que le duele ya que tiene la mandíbula apretada, pero su orgullo no le deja que yo gane.
- Con que con esas jugamos... Preciosa estamos con la espada no con el cuerpo.
Y intenta darme en la pierna pero yo soy más rápida y me cojo a un cabo que cuelga y me balanceo contra él derribandolo, antes de que se levante del suelo me pongo encima de él a horcajadas, con el filo de mi espada en su garganta.
-Capitán, somos piratas, cualquier truco vale, y si encima ponemos que soy mujer...Tengo que valerme de mis encantos y de mis habilidades. Lo lamento pero te quedaste sin beso y sin camarote.
Para fastidiarle más me inclino un poco hacia delante, hacia su cara. Se que con esta camisa si me inclino se ve un poco de escote, a él se la va la mirada.
- Capitán- me mira a la cara- que no se le vaya ni la vista ni las manos a donde no deben.
Y me levanto rápidamente giro hacia donde esta Darius y le digo.
- Creo que hoy te he hecho rico.
Darius empieza a reírse.
-¡¡¡ Me deben 4 reales cada uno!!! ¡¡¡Princesa te quiero!!! -y me levanta en volandas y me da vueltas, yo me cojo a su cuello para no salir dispara. 

- Vale Darius, veo que te has puesto feliz, pero bajame que me estoy mareando de tanto girar.- le digo gritando.

-Si princesa - me baja y me da un beso en la frente.
Es increible la confianza y el cariño que le he cogido a Darius en un solo día, pero es que ha sido el primero en hablarme, y me trata de una manera muy dulce, como si fuera su hermana, como él dice, su princesa.
Eric nos mira des de la zona del timón, nosotros estamos en la otra punta del barco pero el nos observa fijamente, con rabia, aún que lo entiendo, le he robado su camarote y encima lo he avergonzado delante de toda la tripulación del Sinsajo, el es casi más capitán del navío que Andrew, pero tampoco es para que se ponga así.
-¡Darius!- grtia- a tu puesto.
Darius me mira, y me dice en un susurro.
- Creo que el capitán está que arde, no me digas que no...
- Si está muy cabreado.
- Yo no me refería de esa manera....- me dice con picardia.
- ¿ A que manera te refieres entonces?- le pregunto.
- Vamos princesa no le quitas el ojo de encima, y yo no lo voy a negar, es el hombre más apuesto que he visto en mi vida. -Porque me esta diciendo esto Darius
- Darius.
- Dime princesa.
-¿Te gustan los hombre? - le pregunto extrañada, he oído casos pero nunca he conocido uno.
- Jurame por tu hermano que no te reirás de mí ni se lo dirás a nadie.
-Lo juro, pero no le veo el proble...
- Si que hay un problema, no me dejarían estar aquí, ¿no ves que son todo hombres?
- Vale vale, ¿pero nunca has estado con una mujer?
- Si que lo he estado, varias veces, es que no se como explicarlo, me atraen tanto lo hombres como las mujeres, por eso no tengo problema, pero es más fácil hacerlo con una mujer que con un hombre, ¿ no crees?- me dice arqueado las cejas.
- Si.
- Bueno me voy o el capitán me tira por la borda si ve que sigo coqueteando con su preciosa.
- No soy de nadie.
-Si que lo eres, si estas en este barco es porque él quiere, sino ya te abría dejado en tierra.
Y con esas palabras Darius se marcha y me deja pensando en esto último que ha dicho, que si Eric no quisiera yo no estaría aquí...
Decido no hacerle caso y me pongo a hacer nudos en los cabos y luego me dirijo a mí nuevo camarote.
Cuando ya llevo un rato ordenando un poco el camarote, empiezo a mirar los libros que tiene Eric en la estantería. Decido empezar a leer el de astrología, me siento en la hamaca que hay delante de la ventana.

Creo que ya ha pasado como media hora cuando oigo pasos fuera, pienso que es Andrew que va a su camarote, pero no. Es Eric, que entra como una ráfaga de viento y me coge por los brazos y me empotra contra la pared.
-¿Por qué me haces esto?-me susurra muy cerca de mis labios.
- ¿El qué?
- Me pones de los nervios, estabas con Darius, coqueteando con él mientras me mirabas a mí, como si quisieras demostrar algo.
- Lo que quiero demostrar es que, aún que soy una mujer me puedo mover en un mundo de hombres sin necesidad de tener uno a mí lado. Darius lo único que ha hecho es darme una muestra de cariño porque él sabe lo que es no ver a los tuyos.
- Yo también se lo que es eso.
- Pues no lo parece. A veces eres frio como hielo, no sientes piedad, te da igual lo que piensen de ti pero a la vez no, impones tu autoridad, pero otras veces eres ardientemente como el sol, te muestras cariñoso, dulce o incluso bondadoso.
-Soy buena persona preciosa.
-No opino lo mi...- me calla con un profundo beso.

Madre mía.... Eric empieza a estar desesperado, ya que entre los muchos años soñando con ella y ahora que la tiene ahí, en el mismo barco que él .... Espero que os haya gustado la lucha con las espadas ya que los dos son de armas tomar.