Capítulo 37

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Llevo encerrada en esta habitación 3 días. Khalan viene al menos dos veces cada día para insistirme en que me case con él, que yo soy Calipso... Y yo le sigo dando vueltas a las cosas.


No he salido de aquí, estoy la mar de aburrida, me paso las horas en el balcón observando la ciudad, el puerto donde veo el Osadía y el Sinsajo.... Eric.


No puedo parar de pensar en él, espero que Khalan no le haya hecho nada, porque sino si que verá la furia de Katherine Everdeen o de su adorada Calipso.


Oigo que abren la puerta, pero no pienso girar me, seguro que es Khalan o el general Collins.


- Katherine- quien me llama no es ni Khalan ni el general, la voz es de una mujer.


Me giro para ver quién es, no puede ser una sirvienta porque me ha llamado por mi nombre y no me suena la voz. Delante de mi veo a una mujer blanca de piel, con muchos lunares, con su cabello suelto y que le cae en preciosas ondas de color caramelo, sus ojos son marrones, y sus labios carnosos; es delgada, pero con curvas, y lleva un corpiño que se le ajusta muy bien al cuerpo y unas joyas espectaculares. Por toda su vestimenta veo que debe de ser de alta cuna.


-Tu sabes quién soy yo, pero yo no sé quien eres tu.- le digo con mirada cautelosa.


- Soy Lucrecia de Guzmán, la tercera esposa de Khalan.


- Encantada de conocerte. Eres la primera esposa de Khalan a la que conozco.


- Eso es porque soy la única que se enfrenta a él. Nos ha prohibido venir a verte. Todas estamos casadas con él por obligación, y te aseguro que somos más de 7 las que compartimos su cama... ¡¡Como si tener 7 mujeres le pareciera poco!!


-¿ Por qué tiene tantas esposas?


- Por negocios, ninguna por amor.


-¿ Por qué has venido a visitarme?- le pregunto.


Lucrecia empieza a caminar y se acerca al balcón, donde aún me encuentro yo.


-Porque yo sé lo que es estar aquí y que nadie te ayude, porque sé lo que es amar a un hombre y no poder estar con él por culpa de otro, y porque creo que ninguna persona merece tener que casarse con alguien por negocios. Así que he decidido ayudarte. No podre conseguir que te escapes, eso ya te lo digo des de ahora. Pero puedo conseguirte noticias sobre el Capitán Mellark.


Al oír eso se me ilumina la mirada seguro, solo de pensar que puedo tener noticias de él...


-¿ Qué quieres a cambio?- le pregunto recelosa, creo que quiere algo.


- No quiero nada, simplemente quiero que tengas más suerte que yo.


-¿Tu no quieres estar con él hombre que amas - le pregunto porque no lo entiendo.


Lucrecia me sonríe.


- Ya estoy con él.


-¿ Amas a Khalan? - le pregunto sorprendida.


- Cariño, ¿ quién ha dicho que yo solo me acueste con él? - Tiene un tono de picardía con el que me demuestra que lleva bastante tiempo estando con la persona que quiere- solo tengo que vigilar que Khalan no me pille, y no es muy difícil, ya que casi nunca pasa por mi habitación. Katniss, aún eres joven, pero aprenderás a que hay cosas que hay que mantener siempre ocultas a los ojos de todo el mundo.


- ¿Por qué me cuentas que tienes un amantes?


-Cariño, todas sus esposas tenemos amantes. Khalan es muy atractivo y muy bueno en la cama, pero cuando una persona te menosprecia, y se porta fatal contigo, acaba perdiendo el atractivo, además ya te lo he dicho, no nos presta atención, somos mujeres florero, o eso es lo que él se cree.


Lucrecia ahora se junta más a mi y me habla en voz baja.


-Las esposas más veteranas tenemos nuestros propios negocios, nuestros espías, nuestros consejeros... Él todo eso no lo sabe, y es mejor que siga siendo así. Piensa que nos puede controlar y eso no lo voy a permitir, por eso te voy a ayudar.


Se vuelve a separar y se dirige a la puerta de la habitación.


- Mañana volveré y te diré algo.


- Gracias- le digo con una tímida sonrisa.


Lucrecia asiente y se va. Nunca pensé que una de las esposas de Khalan vendría a verme y mucho menos a ofrecerme su ayuda. Pero tengo tantas ganas de saber algo de Eric. Tengo miedo de que Khalan le haya hecho algo.


Decido que mejor dejo de pensar en esto porque sino me empezaré a subir por las paredes, hasta mañana no pode saber de él. Creo que le diré a Lucrecia que me busque información sobre mis amigos y mi madre, para ver si también han sido encerrados, la verdad no me extrañaría, pero Khalan necesita a mi madre para poder, teóricamente, liberarme de este cuerpo mortal para volver a ser Calipso.


No paro de dar vueltas po la habitación, me he negado a que entre alguien que no sea Lucrecia, ni siquiera las chicas que me suelen ayudar a vestirme. Voy con mi trenza de lado y me he puesto unos pantalones que me trajeron hace un par de días y una camisa como la que llevaba cuando navegavamos.


Oigo follón fuera de la habitación, en el pasillo. Oigo la voz de Lucrecia regañando a los guardias, pero sé que ella entrará cueste lo que cueste.


Al cabo de los minutos oígo como la puerta se abre y por ella entra una sonriente Lucrecia.


-Te veo de buen humor - le digo a modo de saludo.


-Si, ya dominio a estos salvajes, ya empezaba a ser hora después de 20 años.


-¿ Tantos años llevas casada con Khalan?- la veo muy joven como para estar cada tanto tiempo.


- Si me casaron con 16, solo le he dado un hijo, y así seguirá.


- Pensaba que eras más joven.


-Gracias por el cumplido. Bueno, te explico la situación del capitán Mellark.


- Si, dime por favor.-le ruego.


- A ver.... Khalan lo encerró como ya sabes, la primera noche no lo dejaron dormir como castigo por abalanzarse sobre Khalan. Luego estos días lo han estado interogando, él no contestaba, por cada ronda de preguntas que no contestaba se ha llevado una paliza, así que su salud pende de un hilo Katherine. Lo siento muchísimo - me toca el brazo para darme su comprensión.


Khalan no puede a ver hecho eso, me las va a pagar, no sabe que acaba de despertar a la bestia que llevo dentro.


- Lucrecia- le hablo en un tono muy calmado- necesito que me busques información sobre mis amigos y sobre mi madre, quiero saber que ha pasado con ellos- lo digo en un tono gélido.


- Katherine, haré todo lo que pueda por ayudarte, intentaré venir lo antes posible.


-Gracias.


Me mira a los ojos y sale por la puerta.


Ahora si que si, Khalan no sabe lo que ha hecho.

Mi corazón robado por un pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora