Capítulo 11

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Me  quedé dormida en la cama en cuanto me tumbe. Ahora siento un vacío en el pecho, me sabe mal no haberme despedido de Annie. Mi Ann, mi mejor amiga, mi hermana, mi compañera de travesuras. Tengo la sensación de que no la voy a ver nunca más. Me empiezan a escocer los ojos, no puedo llorar, no en este barco, si quiero que me vean como puedo ser una mujer pirata no me puedo ser débil, sino fría y toda una mujer de armas, así que les diré que me enseñen todo lo que tengo que saber, tanto de las armas como de como ser de ayuda en el barco.
Decido salir ya del camarote. Subo las escaleras que me llevan a cubierta y me doy de bruces con Darius.
- Vaya señorita Everdeen pensaba que ya no iba a salir.
- Darius llamame o Katherine o Kate, pero no señorita Everdeen, he dejado de ser una dama.
- Para mi siempre serás la señorita Everdeen, pero prefiero llamarte princesa.-¿Princesa?

-Si, me recuerdas a una princesa de las historias que me contaba mi madre, la chica era la princesa de los mares, y como tu eres la única mujer que va abordo de este barco, que es el más rápido de todos , te llamo princesa. 

- Vaya es todo un honor- le digo divertida.
- Ha donde ibas ahora, no has desayunado ¿verdad?
- No acabo de salir del camarote, no es que sea una dormilona, pero he pasado una noche un poco dura por así decirlo.
- Lo entiendo, cuesta despedirse de los seres queridos. Pero bueno vamos a dejar de hablar de cosas tristes. Quiero conocerte.
-¿Tan bien te he caído? - Él asiente- Pues mira que no lo suelo hacer mucho- suelto una carcajada, me cae muy bien este chico.-¿ Y que quieres saber de mi?
- ¿Que hacías en palacio durante el día?
- Pues... Depende del día- me río-  normalmente tenia clases de comportamiento y de baile, según mi padre soy muy rebelde, cosa que mirándolo bien si lo soy, sino no estaría aquí, y bueno de baile, porque soy un desastre bailando, y mi hermano también así que practicavamos juntos, siempre acabamos hechandole la culpa al otro de nuestro penoso baile.
-¿Enserio teníais que bailar?- me estaba llevando a la cocina del barco.
- Si, porque yo soy la hija de un gobernador y claro... Tengo que ser educada, fina, delicada, dulce, cariñosa.... y muchas cosas más que yo no era, y el baile, sinceramente, no es lo mio.
- Me gustaría verte bailar- dice soltando una carcajada.
- Pues no creo que lo vayas a ver nunca.
- Y aparte de las clases, ¿ que más hacías? ¿Con quién hablabas?
- Pues mi mejor amiga es la hija del consejero de mi padre, y es de la misma edad que yo, así que siempre hemos estado juntas, siempre estabamos gastando bromas a mí hermano y haciendo travesuras por todos lados, y no, con el tiempo no cambiamos, lo hemos hecho toda nuestra vida. Luego también está Clara, que es mi tutora, me enseña todo, tiene una voz muy aguda y aveces es insoportable, pero me ha dado el amor de una madre y no me puedo quejar, para mi es más mi madre ella que la mía, que no se ni como está desde hace muchos años. Ahora cuéntame de ti Darius.
-No tengo mucha cosa que contar.
-¿Cómo que no? Para mi el mundo de la piratería es totalmente nuevo, cuéntame todo por lo que has pasado, cosas de tu infancia, no se. ...
- Pues mira soy hijo único, mi padre era marinero pero murió en la mar...
- Lo siento mucho- le digo cogiéndole la mano mientras me tiende una holgaza de pan.
- No pasa nada, ya lo he superado, mi madre vive con unos familiares en L'Habana así que aproveche y la vi ayer, esta más mayor, pero también está mejor, ya no le duele la pérdida, pero ahora intenta convencerme de que deje la piratería, pero como puedes ver aun no lo ha conseguido.
- Ya lo veo ya...
- Luego, sobre ser pirata, lo que más me gusta es viajar, también me siento genial cuando nos persiguen, debes de pensar que estoy loco, pero me encanta ponerme aprueba, ver lo que puedo llegar a conseguir, donde puedo llegar.
- Tranquilo, te entiendo, yo aprendí el arte de las armas porque me estaba prohibido, y cuanto más me lo prohibían más entrenaba yo, hasta que el amigo de mi hermano me pillo entrenando pero no le dijo nada, al revés me dio algunos consejos.
- Eso tengo que verlo.
- Pues venga vamos, que te lo demuestro.
Me coge rápidamente de la mano y me lleva a cubierta en menso de cinco segundos, me da mi espada y saca la suya de su cinto.
-Va princesa enséñame lo que sabes.
- De acuerdo como tu quieras.
Empece yo con el primer movimiento, que fue directo a su pierna, se que si les doy en la pierna no se mueven con tanta agilidad, el esquiva el golpe, entonces empieza a lanzarme golpes imposibles, todos los paro, tanto los que vienen des de arriba como los que son más de abajo, hasta que llega un punto que nuestras respiraciones son muy aceleradas a causa de la rapidez de los movimientos, en un momento de despiste suyo yo giro sobre mi misma y hago que con la fuerza del giro él pierda su espada que estaba bloqueando a la mía, en ese momento me doy cuenta de que todos nos están mirando pero me vuelvo a olvidar, porque quiero hacerlo bien. Rápidamente llego hasta la espada de Darius y lo apunto a él con las dos cada vez acercándome más a él, hasta el punto de empotrarse contra la barandilla, la distancia de separación solo es la mida de la espada.
- ¿Que Darius te has quedado sin habla?
- ¡¡Joder!!! ¿Enserio no te ha enseñado ninguno de esos que enseñan a los soldados?
- Veía practicar a mí hermano y a su amigo y copiaba sus movimientos.
-Bravo preciosa- me aplaude Andrew- Ahora deberías intentarlo con el muchacho.
- ¿Con Eric?
- Si. ¡MUCHACHO!- grita Andrew, nada, Eric no responde- se va enterar... ¡ ERIC!-nada- ¡ CAPITÁN ERIC MELLARK!!
Cuando lo llama por última vez lo veo salir de la cofa. ¿ Qué hace ahí? Empieza a bajar.
- Eric lucha contra la preciosa, a ver si es tan buena como parece.
- De acerdo. Vamos preciosa que nos lo vamos a pasar muy bien- me mira sonriendome de lado.
- Muchacho, con juego limpio, no sirve dar besos en el cuello, o en cualquier lado - dice Andrew.
-Yo nunca desaprovechó una oportunidad de luchar. Dime en que momento y lucharé.
- Ahora mismo, si gano me das un beso mejor que el que me diste .
-Y si yo ganó me dejaras tu camarote durante un año.
- Dudo que me ganes - me dice acercándose a mí tanto que puedo ver el cielo que hay en sus ojos.
- Puede que te lleves una sorpresa, capitán- le digo pícaramente.
El me sonríe igual y dice:
- Comencemos.

Hoy hago un doble capítulo, así que dentro de un rato subiré el próximo. Contarme que os parece la historia, me encanta saber que opináis de ella =)

Mi corazón robado por un pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora