-Khalan, ¿ que significa esto?- casi no me sale la voz pero consigo que se oiga alto y claro, con determinación.
-Pues es tu venganza Calipso. Te ofrezco su cuerpo para que te desahogues....
-Katherine - es Nuño- No tienes porque hacerlo.
- No la llames por el nombre de su cuerpo mortal, llamala por su nombre- ruge Khalan - perdonele por su falta de modales.
- Khalan esto es una salvajada. No pienso torturarlo.- le digo señalando a Eric.
- Pues si no lo haces tu lo haré yo por ti.- dice Khalan cogiéndome el látigo de las manos de Collins.
Eric me mira, pero no veo ningún rastro de sentimientos, solamente me mira directamente a lo ojos. No puedo verlo así, Khalan lo matará.
-NO. Lo...lo...lo haré.- digo acercandome a Khalan.
-Sabia que tu rencor por los mortales saldría a la luz. Toma.-me da el látigo- quitadle la camisa.
Los soldados le quitan la camisa a Eric.
Y veo todas sus cicatrices, esas que al principio él no me quería mostrar. Veo su pálida piel llena de morados, de todos los tonos posibles.
Inspire y expire varias veces. Levante el látigo, pero no podía bajarlo, me mordí el labio. ¿ Como puedo darle latigazos al hombre de mi vida?
-Kate- es Eric- mi amor- dijo en un tono dulce y bajo- hazlo, no pasa nada, solo será otra cicatriz más.
-No capitán Mellark- le interrumpe Khalan- serán 100.
Miré a Khalan con profundo odio, la sala está mirándonos a nosotros, no se pueden enfrentar a él, le temen. Veo que Lucrecia no para de mirar a las ventanas, algo está a punto de pasar. Tengo que entretener a Khalan como sea. No quiero azotar a Eric.
- Khalan.
- Dulce flor...
-Quiero vengarme de alguien en específico. Y esa persona no es el capitán Eric Mellark.
-¿ De quién te quieres vengar?
- Pues de quién debería haberlo hecho hace mucho tiempo- le hablo con una voz misteriosa , estoy llamando su atención, y además está sintiendo curiosidad- No sé si me la podrás entregar.
- Calipso no me subestimes.¿ Quién es?
Miro a Lucrecia, y veo que tiene la vista en un punto fijo detrás de mi pero hacia arriba. Ella me devuelve la mirada y asiente. Algo está apunto de pasar.
-Tú.
En ese momento todas las ventanas del salón se rompen, por todos lados entran hombres y mujeres, disparan a los soldados que al oír el estruendo entran por la puerta. Se oyen gritos de las mujeres y niños, veo como los hombres de a Khalan se levantan de sus asientos y desembainan sus espadas y desenfundan sus pistolas. La guerra ha estallado. Veo como Khalan va directo hacia mi pero una sombra blanca se abalanza sobre él. Eric. Empieza a golpearlo, pero veo que está débil ya que rápidamente empieza también a recibir golpes, y eso no lo puedo permitir. Cojo fuerte el látigo y en un momento en el que Khalan se pone encima de Eric le doy con él. Khalan se arquea a causa del dolor y de la sorpresa. Suelta a Eric y viene directo hacia mi, su cara es de furia total.
-No puedes hacerme daño- le digo con un tono autoritario, doy un latigazo al aire, y se escucha bien fuerte- No puedes tocarme- ahora el que se queda quieto es él, vuelvo a dar otro latigazo- No tienes derechos sobre mi- otro latigazo al aire, la gente empieza a dejar de luchar, me siento poderosa, me acerco aun más a Khalan, hasta el punto de estar solo aun paso de él- suelta al capitán Mellark - le digo en un siseo.
- Me niego- dice en el mismo tono.
- Tu lo has querido.
Por el rabillo del ojo había visto a Cuatro y a Andrew, muevo la cabeza en dirección a Khalan y ellos me entienden a la perfección.
- Atendlos.
Eso es suficiente para que todas las tripulaciones de los diferentes barcos que había en esta sala empiecen a atar a todos los soldados, y veo como Cuatro se encarga personalmente de Collins y como Andrew lo hace de Khalan. Elvira viene directa a mí y me abraza.
- Dios mío, que mal lo he pasado estos días. ¿ Estás bien?-empieza a mirarme por todos lados- ¿Te ha violado? ¿ Te ha maltratado? Como sea así lo mató con mis propias manos- dice con furia en los ojos.
- Tranquila, lo único que ha hecho ha sido mantenerme aislada en su habitación, solo entraba él, las chicas que me traigan la comida y -bajo el tono de voz- Lucrecia, un de las esposas de Khalan.
-Ella es la que nos aviso de está comida- me dice Elvira- nos ayudó a planear esta increíble entrada.
-¿ Cuando os aviso?
-Ayer por la noche nos encontró en el puerto. Gracias a ella supimos como burlar a los guardias y donde ibais a estar hoy.
Lucrecia se ha cerca a nosotras. Le cojo la mano y se la apreto.
- Muchas gracias. No sé cómo agradecertelo.
-Me sirve con que no hayas tenido que vivir lo mismo que yo. Pero dejame que me encargue de Khalan, al menos quiero hablar con él.
- De acuerdo.
Miro hacia donde está Khalan y veo a Eric mirándole con odio, a Cuatro sujetsndo a Eric, a Khalan riéndose y a Andrew manteniendolo sujeto, seguro que Khalan le dijo algo a Eric.
Lucrecia se va de mi lado y Elvira me lleva donde Eric, que sigue sin calmarse y asesinando con la mirada a Khalan.
Cuando llegó al lado de Eric lo abrazo, le cojo la cara entre mis manos para que aparte la mirada de Khalan y me mire a mí a los ojos. Quiero ver el color de su su ojos, quiero ver su tranquilidad, su amor, su dulzura. Hace días que no la veo, y lo necesito.
-Eric- le digo- mirame- pongo frente con frente pero él no aparta la mirada de Khalan- mirame, por favor- le ruego, él me mira- estoy bien. No me ha hecho nada, estoy bien, solo calmate.
- No puedo- dice Eric entre dientes- No puedo.
- Si puedes.
Veo en sus ojos la desesperación que sentía por no saber donde estaba, su miedo a que Khalan me hubiese hecho algo.
- Kate, besame por favor, por favor lo necesito- me ruega en un susurro.
Le sonrio, lo acerco más a mi y poso mis labios sobre los suyos. Paso mis manos a su nuca donde mis dedos juegan con sus mechones de pelos, él me acerca poniéndome sus manos en mi cintura. Al principio el beso es dulce, solo el roce entro nuestros labios, pero veo que Eric necesita más, está nervioso, sé que mis besos lo ayudan a calmarse así que hago lo que siempre me hace a mí, paso mi lengua por su labio superior, luego por el inferior y le muerdo el labio provocando que habra la boca y yo meta mi lengua y juegue con ella. Ahora empezamos una guerra por ver quién lleva la voz cantante en el beso pero no nos separamos hasta que ya no podemos más por la falta de aire.
- ¿ Ya estás mejor?- le pregunto jadeando y con un a sonrisa.
-Mucho mejor- me dice con una sonrisa pícara- pero aun lo estaría más si estuviéramos solos en una habitación - me susurra.
-Eric....
- Bueno muchachos, sé que se aman profundamente, que hace días que no se ven, pero tenemos asuntos de los que hablar.
-Cierto- dice Eric- manda que alguien vaya a por algo de ropa para mi. Odio esta- dice señalándose los pantalones blancos de lino.
Gonzalo se acerca a nosotros.
-Capitán ¿donde llevamos a los prisioneros?
-Llevadlos al calabozo que hay en el palacio de Khalan, pero primero poner a todos los soldados de nuestra parte, no quiero que este idiota se escape.- dice Eric con odio en su voz.
-Gonzalo - lo llama Andrew- dile a Will que traiga algo de ropa para Eric y algo para Katherine.
- Sí, señor.
- Kate que te acompañe Elvira a alguna habitación y espera me allí, yo ahora me reúno contigo, pero primero tengo que hablar con algunos hombres. ¿Entendido?- me dice Eric con un tono serio.
-Entendido. Elvira a compañame por favor.
Salgo del salón y voy directa a la sala de al lado. Parece que es una biblioteca ya que todas las paredes están llenas de estanterías con muchos libros.
-Katherine- me llama Elvira-¿ de verdad que no te han hecho nada?
- De verdad- le digo asintiendo.
Ella me abraza, yo le correspondo, la conozco des de hace muy poco pero ver como se ha preocupado por mi, y todo lo que me imagino que han hecho para encontrarnos me hacen ver que, ella y Cuatro son unos amigos estupendos, igual que toda la tripulación del Sinsajo.
- Lo siento- dice separandose- necesitaba darte un abrazo - me dice riendose- es que solo de pensar de que os podrían hacer algo...
- A Eric si que lo han maltratado.
- Ya lo he visto.
- Tengo que ver a mí madre. ¿Dónde está por cierto? No la he visto entre los piratas.
- Tu madre se ha quedado en su barco, nos ha dejado algunos de sus hombres pero ha dicho que prefería no ver si estabas demacrada.
La miro escéptica.
- Permite me que lo dude.
-Katherine, ella ha estado muy preocupada, ha removido mar y tierra con tal de saber donde te tenia Khalan y donde tenía a Eric. Estabamos desesperados, los guardias de Khalan son muy difíciles de sobornar, algunos de sus soldados no tienen lengua, por lo tanto a esos no les podíamos hacer hablar, hasta que llegó un muchacho diciendo que una de las esposas de Khalan había estado preguntando por nosotros en los diferentes mercados...
- Lucrecia - la interrumpe.
- Sí, Lucrecia. El muchacho nos dijo que si queríamos que ella nos encontrará él mismo le diría donde estábamos, y esa misma noche apareció Lucrecia en el puerto. Nos explicó donde estabas, donde tenían encerrado a Eric, todo. Nos explicó lo que Khalan tenia planeado para hoy, excepto lo de que te regalaría a Eric como muñeco para que lo torturases. La verdad, has tenido suerte de conocer a Lucrecia. Sin ella creo que tendrías que haber azotado a Eric o algo muchísimo peor, matarlo.
Al decir eso Elvira se me pone la piel de gallina. No podría matar a Eric, sería lo mismo que matar una parte de mi misma. La muerte de Eric significaría la mía.
Pican a la puerta.
- Adelante- digo yo.
Eric entra por la puerta con un fajo de ropa, y varias armas.
-Elvira, por favor, ¿ nos podrías dejar a solas?
-Por supuesto.- Elvira le sonríe- cualquier cosa avisadme. Hasta luego.
Me mira y me guiña un ojo. Sé a que ha venido ese guiño. ¿ Qué voy ha hacer con ella?
Eric se acerca a mi, y no lo puede resistir. Se lanza en picado a mis labios, atrayendome a él, cogiéndome la cara entre sus dos manos, devorando mi boca. Un hambre feroz se despierta en mi, es cuando me doy cuenta que es la primera vez que paso tanto tiempo sin besar a Eric.
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Mi corazón robado por un pirata
FanfictionKatherine Everdeen es la hija del Gobernador de L'Habana. Educada para ser una dama, pero ella no es así. Ella aprendió a utilizar las armas, a pelear... Por sus venas corre sangre de una luchadora. Siempre condenada a tener que obedecer a su padre...