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Jungkook se mudo a vivir con sus abuelos a los 6 años después de que sus padres se divorciaran y su madre perdiera la custodia del niño por violencia familiar, su padre no podía cuidar de él por el trabajo que tenia, por lo cual termino en la granja de sus abuelos, quienes lo adoraban.

Desde pequeño entendió que sus padres no volverían a buscarlo, cuando cumplió 10, su padre se casó de nuevo, tuvo otra familia y su madre termino en un centro de rehabilitación, pero sus abuelos hicieron lo posible por hacerlo sentirse querido y amado, criándolos con buenos valores.

Siempre, todas las noches antes de dormir, su abuelo, Jeon Hansoo, le contaba historias, todas sobre reinos, caballeros, princesas y príncipes, magos, hechiceros y dragones, cosas ficticias, pero que le gustaba oír, incluso cuando creció seguía pidiéndole que le contará esas historias.

- Jungkookie, aunque no lo creas, la magia existe en algún universo paralelo –

Nunca contradijo sus palabras, también le gustaba creer que así era, que en algún lugar todas esas criaturas existían.

- O-oye espera, debe ser una equivocación, n-ni siquiera soy de aquí, no se cómo llegué o que es este lugar – exclamó intentando soltar la cuerda gruesa de sus manos, la cual era jalada por el chico de cabellos platinados, casi blanco, todo estaba pasando muy rápido y no sabía que era.

- Me da igual, tú vendrás conmigo, tienes la marca – se detuvo girando a él, a pesar de verse sereno, era muy intimidante, tenía una mirada fría y penetrante, lo hacia sentirse desnudo en todos los sentidos.

- Q-que marca – balbuceó casi sin pestañear, sin poder dejar de ver esos ojos claros, dándose cuenta que tenía una especie de pequeñas escamas de un azul claro en los laterales del cuello, parecía sacado de un cuento de hadas y elfos, algo que no tenía sentido claro.

- Ahí – señaló su cuello, su delgado y largo dedo índice rozó la zona delineándola con suavidad, pero sentía el filo de su uña larga y puntiaguda, la sensación igual a la de una navaja afilada, trago saliva.

Siguieron caminando por lo que para él fueron horas, poco a poco su cuerpo iba sintiendo como la temperatura iba bajando, la nieve era cada vez más y más, que sus piernas se hundían hasta las rodillas dificultando su caminar, se estaba congelando vivo.

Cada vez veía como el paisaje iba pareciéndose más a uno de invierno, los árboles desnudos de hojas, solo ramas secas, todo cubierto de nieve y algo de hielo, cómo si el lugar hubiera estado en ese estado durante décadas, incluso empezaba a caer una densa niebla.

Tenía los pies congelados, podía ver sus manos moradas del frío, si seguía así, seguro le daría hipotermia, una de la cual estaba seguro no podría librarse, solo entonces recordó algo.

- Sabes dónde está el monstruo – preguntó al otro que iba a unos pasos delante de él sosteniendo la cuerda para que no escapara, cómo si tuviera a dónde ir, miro a los lados y siguió caminando.

- No sé de qué hablas – musito mirándolo de reojo, Jungkook exhaló viendo el vaho de su respiración, vaya si que hacía frío.

- Del que salió del río, era enorme y monstruoso, estoy seguro que quería comerme o algo, tenía esos colmillos y garras enormes, que le resultaría fácil desgarrar mi piel – divagó notando que la nieve descendía y al fin podía ver sus pies, también los árboles empezaban a quedar atrás, ahora todo era una llanura extensa, algunas montañas a lo lejos, había grandes rocas, en serio eran muy grandes.

- Créeme, eso no era un verdadero monstruo – murmuró riendo entre dientes.

Sus piernas no podían más, estaban débiles por el frío congelador que se doblaron haciéndolo caer, pero alcanzó a poner las manos para evitar golpearse la cabeza, bufo viendo el suelo, era hielo cubierto de nieve, se sentó en sus piernas observando al chico del cual no sabía su nombre aún, no era muy hablador.

Last DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora