thirteen

31 7 0
                                    

Tenía sed, encerrado en esa celda fría, no sabía que pasaba, no recordaba como termino ahí, escuchaba voces, pero no entendía su idioma, aturdido se levantó del duro y frio suelo, asustado se agarró de los barrotes de la celda, todo estaba húmedo y en un estado deplorable, pasos, y después vio a un hombre, tenía una corona entonces supuso era el rey.

Este lo miro con lastimas, no sabían de dónde había llegado, además de que su cabello era blanco y sus ojos azules, por un momento habían creído que podía ser un hechicero, pero descartaron eso, ni siquiera pudo defenderse de los guardias reales.

- Pobre niño, dónde estarán sus padres – musito el hombre, a su lado apareció un joven, que se asombro al pequeño que tenían encerrado.

- Que harás con el padre – pregunto agachándose a la altura del niño que retrocedió asustado, nunca mates había estado tan cerca de humanos.

- Calma, no te haré nada, cómo te llamas – pero no sabía que él no lograba entenderlo.

- No te entiende, el doctor vendrá a revisarlo, le traerán comida, apareció en una granja cerca de aquí – contó el rey, el joven asintio levantándose, sentía lastima al ver al pequeño tan confundido y asustado, tenía un golpe en la sien, había sangrado, pero ya solo quedaba el rastro de la sangre.

- Puedo cuidarlo, si aún no han venido por él, no debe tener padres, no lo tendrás aquí verdad, es un niño – el rey sonrió de lado aún mirando al niño, se giro a su hijo y palmeo su hombro.

- Está bien, encárgate de él, toda la responsabilidad caerá sobre ti – dicho eso ordenó a los guardias que abrieran la celda, el pequeño retrocedió asustado, su espalda a la pared, el joven entro y extendió la mano hacia él.

- No tenga miedo, voy a ayudarte, ven conmigo – con desconfianza tomo su mano, el rey que observaba desde las gradas sonrió, su hijo era muy bueno, tenía fe de que seria un gran rey.

- Vamos, re llevaré a un lugar más agradable que este, seguro tienes hambre, hay que darte un baño también – decía mientras salían, el pequeño miraba todo con grandes ojos, curioso de todo lo que en el castillo había, las personas, los muebles, los grandes ventanales, una mujer le puso una manta para guardarlo del frío, lo llevaron al comedor.

Selion se sentó a su lado para ayudarlo, no parecía conocer nada, pero él se encargaría de enseñarle las cosas básicas.

...

Taehyung despertó, la nieve caía sobre el cubriéndolo, no sabía cuanto tiempo llevaba inconsciente por el golpe, algo confundido por el sueño que tuvo, aunque era más un recuerdo perdido, no tenía memoria de aquellos días, al parecer ya antes había estado en el castillo, en forma humana, pero no recordaba eso, se sentó y miro alrededor, seguía en el castillo de Olinn, en uno de los jardines más grandes.

Vio al rey Selion a unos metros sentado en una silla, tenía su espada desenvainada, no llevaba corona, a un lado de el en el suelo estaban Charlie, Jungkook y el rey Bastián, de rodillas y con tres guardias detrás de ellos, se puso de pie llamando la atención de todos, pero él solo vio al azabache.

No sé veía asustado, incluso le sonrió bonito, trato de caminar pero algo se lo impidió, bajo la vista y sus pies tenías grilletes anclados al suelo, bufo mirando ahora al rey de Rothnía, este le sonrió señalando las cadenas.

- No podía arriesgarme – dijo levantándose, camino hacia él y se detuvo a un metro, Taehyung vio a sus ojos y se sorprendió de reconocerlos, oh el sueño, él ya había conocido al rey antes.

Solo que no entendía porque había cambiado tanto, en los recuerdos que llegaron de repente, veía a un muchacho joven y entregado, siempre enfrentaba a su padre por alguna injusticia, siempre salía a ver cómo estaban los pobladores, proveía de alimentos a familias de bajos recursos, incluso había construido una escuela para los niños.

Acaso él también lo recordaba ¿Cuántos años habían pasado? ¿Cuándo había cambiado tanto? Él no era nada de aquel chico que prometía ser uno de los mejores gobernantes de Rothnía, que había pasado en esos años.

- Dónde está la perla – pestañeo mirándolo de nuevo, ¿La perla, para que quería eso? miro de nuevo al azabache, preocupado de su estado, se veía un poco pálido, volvió al rey que limpiaba su espada.

- Para que la quiere, no le servirá de nada – la risa del rey lo hizo fruncir el ceño, alzó la vista a él y vió algo en sus ojos que no había notado antes, recordaba al joven príncipe tener ojos cafés avellanas, pero estos eran de un negro oscuro, con pequeños e imperceptibles centelles rojos, ¿acaso...?.

- Hay una cosa que no sabes de tu origen, esa perla que se te fue entregada, también está ligada a tu corazón, si es destruida, ya imaginarás lo que te pasa a ti, pero seguro ya hiciste el ritual, pero.. – contó con fingida lastima, volteo un momento a ver a Jungkook y sonrió, le indico al guardia que lo acercará.

- Verás, estuve investigando con un viejo amigo, seguro lo conoces, en unos escritos muy antiguos, encontramos algo, resulta que, los dragones solo tiene una pareja, es única, si está llegará a morir, se llevaba una gran parte del otro, no pude evitar ver esa marca en su cuello, lo has marcado – murmuró con malicia, el guardia llegó con el menor a su lado y lo empujó haciendo que cayera de rodillas.

- Quiero que hagas algo por mi, o él morirá, creo que ya tuvimos una plática igual hace poco, pero está vez hablo en serio, si te niegas simplemente – movió la espada en su mano le hizo una herida en el pecho, era superficial, pero dolorosa, quiso acercarse pero los grilletes se lo impedían, apretó la mandíbula.

- Ahora escucha con atención.

Todos salieron afuera, dónde los otros dos reyes iban llegando, ya casi amanecía, para sorpresa se todos, ambos reyes iban solo con sus escoltas, no tenían un ejército como Selion, aunque ellos también se mostraron sorprendidos al ver a todos los soldados rodearlos, miraron a Bastián que ahora era rehén.

- Pero que es lo que está pasando aquí – exclamó Raphael, de Calmaria.

- Les damos la bienvenida, están a punto de ser testigos de algo increíble, no se preocupen, la noticia de sus muertes llegará por la noche a sus reímos, me encargare que tengan un funeral digno de reyes de su nivel – hablo Selion, ellos se vieron entre sí confundidos, pero entonces escucharon un gruñido que le erizo la piel.

Al alzar la mirada, se encontraron con la imagen de un dragón blanco era enorme, trepaba por una de las torres del castillo, atónitos al ver de cerca semejante criatura no se movieron de sus caballos, congelados en su lugar cuando la criatura se dirigía hacia ellos, unos ojos azules fijos en ellos, ahí comprendieron las palabras del otro rey.

Matarás a los reyes de los otros reinos, a sus familias para que no queden herederos, así está guerra acabará, tendrás que servirme hasta mi muerte”

No quería hacerlo, pero Jungkook moriría, estaba en debate, pero mientras se acercaba a ambos reyes que desenvainaron sus espadas, algo inútil, a menos que le dieran en el corazón, cosa que sabía no se daría, sus instintos eran demasiado desarrollados, mientras se concentraba en ellos, podía escuchar y sentir a los de atrás, incluso la respiración de Jungkook.

Se planto frente a ellos, escuchando a Selion gritarle que lo hiciera, mientras apuntaba al azabache con la espada, cerró los ojos y miro a ambos hombres, los hizo caer de sus caballos, estaba seguro que eso no era lo que el rey quería ver, pero no iba a darle el gusto de tacharlo de monstruo, no lo era.

Dio vuelta para encarar al rey, avanzando hasta quedar de frente, algo le decía que ese no era él, seguro estaba bajo algún hechizo, él único capaz de lograr eso era Ragdar, tal vez estaba cerca observando todo, las guerras, la deslealtad, todo había empezado desde que el hechicero tomo más poder y fuerza, él único culpable era él.

Atrapó al rey con un garra, sin darle oportunidad a usar la espada, alzándolo a la altura de sus ojos, ahora tenía el poder suficiente para deshacer encantos de magia negra, abriendo la boca gruño bajo, un pequeño rayo saliendo desde adentro y dando en el pecho a Selion.

Lo bajo y volvió a su forma humana, se aproximó a Jungkook.

- Estás bien – abrió su camisa viendo la herida, había sangrado un poco, pero no era tan grave, él le sonrió suspirando.

- Tranquilo, sobreviviré – lo ayudo a ponerse de pie, fue con Charlie y el rey para soltarlos, los guardias no se opusieron, escucharon una queja y todos miraron al rey más joven, se puso de pie con ayuda de la espada y miro todo con confusión.

- Pero que.. que fue lo que pasó – murmuró cogiéndose la cabeza, Taehyung se acercó a él.

- Ha sido victima de Ragdar, el lo hechizo, recuerda algo – él miro al peli blanco, cómo si hiciera memoria.

- No, no lo sé, yo, que día es, por qué… - algunos recuerdos le llegaron, habían pasado ya varios años, casi 20 para ser exactos, 20 largos años dónde fue usado como marioneta por el hechicero.

Los otros reyes se acercaron, tenían que aclarar todo, descubriendo que el rey de Rothnía estuvo bajo efectos de magia negra, y que ninguna de sus decisiones fueron tomadas en sus sentidos, optaron por llegar a un acuerdo, a ese punto todo resultó más fácil de lo que pensaron, cada rey había sido mal comunicado, llegándoles noticias falsas para ponerlos en contra.

Concluyeron que los problemas del pasado no tenían porque afectarles a ellos, si, sus antepasados cometieron errores, pero estaba en ellos aprender y dar una solución, o todos irían a la quiebra, nadie quería eso.

Mientras dialogaban, Taehyung limpiaba la herida en el pecho del azabache, era cierto no moriría por eso, Charlie a su lado solo hablaba de lo cerca que estuvo de que todo se fuera por la borda, agradecía que los reyes fueran comprensivos para llegar a un acuerdo.

- Bravo, bravo, bravo, los felicito a todos, es tan gratificante verlos charlar sin discutir o intentar clavarse una espada – todos voltearon a la voz de Ragdar que había aparecido de la nada, su túnica negra y bastón, caminaba como si fuera su casa a la que iba a entrar, los miro a todos y sonrió.

- Pero debo decir, sin el dragón no podrán lograr nada, no son nada sin su magia, y si él desaparece, el invierno consumirá todo a su paso y morirán congelados – espero con malicia, miro hacia los jóvenes y su sonrisa se agrando.

- No podrás hacerlo nada Ragdar, él es más fuerte, no puedes contra el – afirmó Charlie muy seguro, a lo que él hechicero asintio dándole la razón, movió su bastón y miro al dragón.

- Pero cuando dije que le haría algo a él – con velocidad le quitó la cabeza al bastón y conjurando algo lo lanzo, este se clavo en el pecho de Jungkook que sostuvo el aire.

- No!! – Taehyung lo cogió en brazos, y él lo miro antes de caer.

Tocó su pecho intentando sacar la espada, pero las manos del menor se lo impidieron, quejándose de dolor, los otros estaban absortos.

Aun con él evitando que tocará la espada de la saco, sangre broto enseguida, él cubrió la gran puñalada con su mano, en un inútil intento por evitar que se desangrara, todo su cuerpo temblando al ver cómo el perdía el color.

- No, no, no resiste, voy a curarte, solo resiste – pidió sin saber que hacer, pero lo cierto era que no podía hacer nada, la espada estaba hechizada, moriría y ni él ni nadie podría salvarlo está vez.

- Es gr-gracioso sabes, m-morir dos veces – habló riendo débil, una mueca de dolor, empezaba a dificultársele el respirar, cogió la mano del peli blanco y la entrelazó con la suya, tosió un poco y inhalo hondo.

- No vas a morir – pero el negó.

- Tu sa-sabes que si, s-solo no quiero que m-me olvides, debes p-prometerlo.

- No, no digas eso, maldición, Charlie hay algo que – el mayor desvío la mirada al hechicero que seguía ahí observando la escena como si fuera algo divertido, quería matarlo.

- Lo siento muchacho – musito volviendo a Taehyung.

Solo hay una forma, pero debes estar seguro”

Recordó las palabras de Laufaleth, líder de los duendes, pero no pensó que en serio tendría que hacerlo, miro al azabache que empezaba a cerrar sus ojos, si era la única forma de salvarlo, entonces lo haría.

Lo cargo en brazos y se levantó, todos viendo en silencio lo que haría, en menos de un segundo se transformó en dragón y se fue de ahí, voló por el cielo, tenía que llegar al lugar donde estuvo atrapado por tantos años, el lugar donde vio a Jungkook, la entrada, a veces es la salida.

Al llegar, todo el lugar estaba igual, pero el río se había descongelado, la quebradas ya no estaban cubiertas de hielos bajo despacio con él y lo bajo en el suelo, miro abajo, el agua tranquila, mientras lo abrazaba hablo.

- No voy a dejar que mueras, pero tengo que dejarte ir, prefiero que estés lejos de mi, pero con vida – Jungkook alzó la cabeza.

- Que harás – pregunto sosteniéndose de sus hombros, él sonrió con tristeza mirando hacia abajo.

- No sé cuánto tiempo pase hasta que te vuelva a ver, pero por favor espérame, no me olvides – susurro antes de besarlo, fue largo y profundo, se separó y le sonrió, acaricio sus mejillas.

- Tae.

- Adiós.

Lo empujó al río, su cuerpo fue tragado por un remolino de agua que lo llevo hasta lo más profundo, hasta que el aire le faltó y perdió la consciencia.

...

Los libros cayeron después de que el tornado pasará, su cuerpo cubierto de polvo y libros, se removió adolorido por los golpes de los gruesos libros, desconcertado, se levantó rápido mirando a todos lados, salió y el cielo estaba despejado, ni rastro del tornado, salvó por algunos árboles caídos cerca de ahí y él techo de la cabaña destruido.

- No, Tae – musito corriendo adentro, busco el libro entre todo ese regadío, cuando lo encontró busco en las páginas buscando, una en específico, cuando la hallo, la imagen había cambiado, ahora veía al peli blanco parado al borde mirando hacia el río, negó sintiéndose al borde de las lágrimas.

- No, no, no, no, por qué.

Pero antes de entrar en un episodio de ansiedad, recordó a su abuelo, tenía que preguntarle, decirle todo, tal vez el sabría cómo ayudarlo a volver, no podía dejar que él estuviera solo, con el libro en manos corrió de regreso a su casa, dónde sus abuelos seguro estaban viendo la televisión.
Apenas cruzo la puerta, vio a su abuelo yendo a la cocina, pero se detuvo al verlo todo cubierto de tierra y extrañas marcas en su cuello y muñeca, se acercó preocupado.

- Pero que te paso – exclamó bajo para no llamar la atención de la mayor que estaba en la sala, tomándolo del brazo lo llevo a la cocina, Jungkook se limpio las lágrimas.

- Abuelo.

- Dónde estabas, con la abuela estábamos por ir a buscarte, no llegaste a comer, que te paso, dónde te hiciste eso – señalo su cuello, confundido se asomo al espejo junto a la puerta, sus ojos abriéndose en demasía al ver las dos marcas de los colmillos, tenían un tono rosáceo, vio su muñeca y aún tenía la cicatriz de la cortada, pero parecía una marca de nacimiento, pestañeo incrédulo.

- Abuelo, tengo que contarte algo, solo no te desmayes si.






Last DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora