Capitulo 16: Perdida

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Todos se reunieron en la cámara principal, Jacque, Jehan, el médico de Laverne y el archidiácono de Notre Dame.  No pasó mucho tiempo cuando Claude entró en la habitación, los hombres alrededor de la cama mirando hacia abajo, rezando.  En la cama yacía Laverne, en paz, pálida y... "Tu madre nos ha dejado, directo al cielo ahora". Dijo Jacque, colocando una mano sobre el hombro de su hijo mientras Claude se esforzaba lo suficiente por no llorar.  El niño acaba de perder a la única persona que lo apoyó y lo hizo el más feliz del mundo.  Además de que Jehan es su mejor amigo en la vida, uno los dejó solos para siempre.

Negando su destino, Claude salió corriendo hacia el techo de la catedral, comenzó a llover.  Claude se negaría a permanecer fuera de la lluvia, solo miraría hacia la ciudad, mirando a las familias y los gitanos deambulando.  Con una petaca en la mano, bebiendo el vino que su madre bebía en la cena cuando eran niños.  Jehan hizo todo lo posible para sacarlo de la lluvia una vez que encontró a su hermano.  Sabía cuánto Claude amaba a su madre, cuánto la ayudaría, temía que cambiaría ahora que los tiempos tomaban un giro diferente.  Jehan podía escuchar a Claude rezar en latín como si no tuviera palabras, como si necesitara hacerlo todo el día.

Justo en la entrada de la catedral, Claude vio a su padre y lo que parecía ser Fleur, se estaban reuniendo, o más bien le estaban contando buenas noticias.  Esto lo puso furioso porque Jacque parecía que no sentía nada por la muerte de su esposa.  "Viejo bastardo despiadado... ¿Cómo te atreves a burlarte de la muerte de nuestra madre?", Dijo Claude en voz alta, lo suficiente para que Jehan escuchara y se uniera a su hermano para no mirar.  Él también estaba devastado por lo que vio, el juez y la señora abrazándose y sonriendo.  Claude no hizo más que rezar todo el día, rezar para que el alma de su madre estuviera en mejor lugar que la vida, para que la suerte de su padre se volviera mala, no dejaba de maldecir a Jacque.  Hubo un momento en que notó que era tarde y necesitaba regresar a casa para los preparativos del funeral.

Durante los días siguientes, el entierro no tomó mucho tiempo, Claude, Jacque y Jehan llevarían su ataúd a la tumba para honrarla.  Jacque pensó que sería mejor enterrarla el segundo día para que los hermanos se recuperaran más rápido, pensó mal.  Había lágrimas en los ojos del niño cuando colocaron a su madre para descansar, estaba lloviendo tan violentamente.  Todos se fueron unos momentos después, todos menos Claude que estaba cara a cara con la mujer que le había dado la mitad de lo que le quedaba de felicidad.  María colocó su mano en sus mejillas, limpiando lo que quedaba de sus lágrimas, y lo abrazó con fuerza.  Cuando Claude le devolvió el abrazo, juró que vio 4 figuras femeninas en la distancia, detrás de María.  Tres eran idénticas, mientras que uno parecía...

¿Madre?....

Genesis chronicorum β1: Fuego de Infierno (Hellfire) (Version Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora