[Admirador secreto]

1K 95 38
                                    

Gumball tenía un ego enorme. Tan grande que si le daban un insulto con un adjetivo calificativo bueno, lo tomaría como halago antes de caer en cuenta que debía ofenderse.

Por eso, cuando comenzaron a llegarle notas a su casillero diciendo lo adorable que se veía mientras se dormía en clase, Gumball no pudo evitar inflar su pecho en autosatisfacción.

"Incluso estando aburrido, me veo bien"

Fue a la conclusión que llegó.

Pero poco esperaba Gumball que esas pequeñas notas adhesivas de color neón con pequeños mensajes cambiarían a algo más grande. Cómo una flor. Una muy poco convencional.

Si tuviera que describirlo, parecía una rama con un montón de pompones pequeños y amarillos. Al menos olían bien.

Recuerda que, cuando Anaís miró la planta, reaccionó emocionada diciendo que eran flores de Acacia, y que en su simbolismo representaban amor secreto.

Algo digno de un admirador secreto.

Un admirador secreto tan dedicado que decidió cambiar las Acacias por algo más común como las Margaritas.

Gumball puede asegurar que, por más de dos semanas, su casillero mantuvo el olor a flores primaverales. Y eso era algo que le gustaba.

Cómo si diera el primer paso en una relación todavía inexistente, el admirador decidió finalmente dar una pista de su identidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cómo si diera el primer paso en una relación todavía inexistente, el admirador decidió finalmente dar una pista de su identidad.

En una de sus notas diarias a su casillero, el admirador firmó con un nombre en cursiva que, nuevamente, Anaís le tuvo que traducir porque él mismo no entendía esa letra.

Cómo si estuviera ayudando en una novela de misterio romántica, Anaís aceptó en ayudarle y le tradujo el nombre del misterioso.

Harry T. M.

Gumball trató de hacer correr su cerebro recordando a alguien con ese nombre en su salón, o amigos que tuvieran amigos con ese nombre.

Cómo siempre, estaba sin nada y se rindió. Supuso que, si el tal Harry había sido lo suficientemente valiente como para dar su nombre, tarde o temprano conocería su identidad.

Gumball estaba dispuesto a ser algo que jamás creyó posible, ser paciente.

Igualmente, mientras más esperaba, más regalos seguían cayendo de su casillero cada vez que lo abría.

Todavía recuerda que, en un lunes, abriendo su casillero encontró un chocolate en forma de corazón. Pero cómo había pasado el fin de semana, el chocolate se había derretido cuando intentó abrirlo.

Al menos el chocolate seguía sabiendo bien.

Curiosamente, esa fue la única vez que recibió un chocolate antes de volver a las notas adhesivas, junto con una pequeña disculpa por haber ensuciado su casillero de chocolate.

[GumOcho One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora