[El Vacío vs Ocho]

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Ocho caminaba de un lado a otro en su desordenada habitación. Tenía el celular en sus manos sudadas y temblorosas viendo el mensaje que él mismo redactó (pero que todavía no había enviado a su destinatario).

— Gumball, ya que hemos podido recuperar el contacto, ¿Quieres verme en el parque? – Ocho re-leyó por segunda vez el mensaje, borrando la mitad del texto al terminar. — Recuperar el contacto suena mal.

Ocho sabía que se estaba ahogando en un vaso de agua. Desde hacía unos meses había conseguido el celular de Gumball (después de un día entero de insistencias y una que otra amenaza vacía de muerte), y desde ese entonces, trató de mostrar al mayor de los Watterson que no era una persona violenta como muchos creían.

Las conversaciones al principio fueron incómodas. La mayoría comenzaban solo con Gumball preguntando cuál era la tarea del día o si podía pedir apuntes de cierta materia en la cuál se quedó dormido. Pero poco a poco las pláticas comenzaron a surgir sin el pretexto de la escuela de por medio.

A veces hablaban de videojuegos.
A veces hablaban de dramas o chismes que rondaban por la ciudad (principalmente traídos por Gumball). La mayor victoria interna de Ocho, fue cuando comenzaron a hablar de cosas personales para compartir o simplemente para desahogarse.

Hasta que, finalmente después de semanas, Ocho recuperó su estatus de amistad con Gumball. Fueron pasos pequeños, y exasperantes en algún punto, pero que dieron frutos.

Ahora Ocho se sentía en la confianza de pasar al siguiente nivel. Se la había estado pasando los últimos días cerca de Gumball, dándole señales de tener otros sentimientos hacia él. Rozando levemente su mano con la del chico gato cuando tenía oportunidad. Ayudándole a cargar sus cosas después de la escuela. Viéndolo en breves momentos de silencio cuando los dos se sentían lo suficientemente confortables como para decir algo.

Y en todas las señales, Gumball contestaba de manera positiva, estando nervioso a momentos, pero al final con una sonrisa que le daba esperanza.

— Okey, ¿Cómo lo digo sin que suene a amenaza? – Ocho volvió a murmurar, viendo el espacio, ahora en blanco, que había dejado en su mensaje.

Al final, los dedos de Ocho solo pudieron teclear la información más importante que resonaba en su cerebro.

— Quiero verte en el parque a las 2 de la tarde. Es importante... – Ocho volvió a leer. — Suena muy seco.

Ocho iba a borrar nuevamente el texto. Pero, por error, había presionado el botón de enviar.

— ¡Mierda! – No pudo evitar maldecir el pelinegro, empezando a sudar frío. — Eliminate, eliminate, eliminate, eliminate...

¿Cómo podía ser peor la situación?

Gumball estaba en línea y había leído el mensaje.

"Claro viejo, ¿Sucedió algo?"

Ocho quería que la tierra se lo tragara. Pero ya no podía echarse para atrás. Si iba a morir, moriría con honor.

— Necesito decirte algo cara a cara... Además quiero salir contigo. – Ocho no lo pensó dos veces y envío el mensaje sin releer.

Los tres puntos que indicaban que Gumball estaba escribiendo se sentían como una tortura visual para Ocho.

Tuvo que poner su celular en el pecho antes de sentir la vibración con la notificación de un mensaje nuevo.

"Esta bien, te veré allá"

Lo había logrado. De alguna forma lo logró.

Apenas terminó de ver el mensaje, Ocho arrojó su celular a la cama mientras alzaba los brazos y aguantaba un grito de victoria. Lo último que quería era avergonzarse en su momento de gloria si su madre entraba al cuarto.

[GumOcho One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora