[Incomodidad]

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— Yo opino que será temporal.

— Yo escuché que eran amigos.

— ¡Yo escuché que rompieron!, Terry me contó.

— Hablando de los reyes de Roma... – Carmen comentó, llamando la atención del salón que murmuraba en un círculo gigante. — Vengan a ver.

Nuevamente eran Gumball y Ocho protagonizando un momento incómodo entre ellos.

Cómo si tuvieran mente de colmena, los alumnos se asomaron tan cerca como pudieron al marco de la puerta para mirar a los chicos en el pasillo.

Gumball estaba tratando de ir a un lado, pero tenía a Ocho en frente, y cada que alguno trataba de dar un paso, se interponían entre sí, como si fuese un baile mal practicado.

— Esto pasó de dar pena ajena a causarme triste. – Tobias comentó, negando con la cabeza.

Esta situación había estado ocurriendo por semanas. Y todo porque de la nada Ocho y Gumball decidieron dejar de hablarse.

Al principio, a nadie le importaba. Pero ahora cada vez que Ocho y Gumball se encontraban en la misma habitación, el ambiente se ponía tan tenso que nadie podía respirar. Y eso incluía a los causantes de ese ambiente.

Es como si ambos quisiesen hablar de algo y al mismo tiempo de nada. Cómo si siempre quisieran verse y al mismo tiempo no toparse ni en pintura.

Lo peor es que cualquiera que estuviese cerca se sentía como una tercera rueda, aún si no estaba ocurriendo nada relevante. Y era irritante.

— Ya me harté de teorizar. – Penny habló alejándose del bullicio. — Debemos saber qué diablos pasó entre ellos.

— ¿Pero quién podría saber? No podemos preguntarles directamente, simplemente evitarán el tema. – Cuestionó Leslie cruzándose de brazos.

— No será necesario preguntarles. – Penny argumentó, caminando fuera del salón para, minutos después, arrastrar a Darwin adentro del salón.

— ¿En serio crees que él sepa? – Carmen preguntó.

— ¿Saber qué? – Darwin miró confundido las caras molestas de sus compañeros.

— ¿Sabes porqué Gumball y Ocho andan tan raros?

— Oh, ¿Eso? Es porque ambos dejaron de ser amigos. Pero Gumball se arrepintió a los cinco segundos de haber cortado lazos con Ocho, y desde ese entonces no para de querer preguntarle si quiere volver con él.

Todo el salón se vió decepcionado por aquella información. En ese punto, habían realizado teorías más irreales del porqué la tensión se sentía tan horrible, cómo si alguien se hubiese muerto.

— ¿Porqué esas caras? Pudieron preguntarme antes. – Darwin miró a Penny que tenía una cara similar de negación.

— No es por ti. Solo es difícil creer que Gumball y Ocho sean tan necios cómo para no querer volver cuando obviamente están rogando por estar de nuevo juntos. – Leslie volvió a tomar la palabra, frotando el puente de su nariz con sus dedos.

— No lo sé. – Darwin se frotó el brazo incómodo. — Ocho parece tener otra razón del porqué no quiere hablar con Gumball, y eso hace el asunto más complicado. Pero es todo lo que puedo contarles.

— ¿Y no te cansas de la incomodidad entre estos dos? – Tobias preguntó de repente.

— Vivir con Gumball me hizo inmune a cualquier situación incomoda. Más si es proveniente de sus acciones.

Todos tuvieron un escalofrío al pensar estar en los zapatos de Darwin.

— Yo digo que requieren un empujón. – Leslie propuso.

[GumOcho One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora