[Zack]

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Si hubiera una palabra para describir la entera personalidad de Zack, sería "insufrible".

Aquel chico era tan arrogante, egoísta, irresponsable, necio, ególatra y busca pleito que tratar de corregirlo era una misión imposible.

Incluso los profesores y sus propios padres se rindieron después de llamarle la atención infinidad de veces. Así que tocaba soportarlo.

Porque ignorarlo tampoco era una opción. Si algo destacaba a Zack (aparte de su extraña manía de hablar en tercera persona) era que siempre estaba en boca de todos.

Los alumnos de la escuela Elmore se dedicaban a adivinar diariamente con qué nueva estupidez saldría Zack. O con quién se metería por mera diversión.

Para desgracia de Ocho, Zack había puesto su ojo en él.

— ¡Hey tú! – El peliazul sonrió bajando sus lentes de sol levemente. — Zack ha escuchado sobre ti.

Ocho se quejó a lo bajo, negó con su cabeza, cerrando su casillero y dispuesto a largarse.

— Déjame en paz.

— ¿Porqué debería?, ¿No estás alegre de tener mi atención, Harry?

Zack tocó un nervio sensible en Ocho al llamarlo por su verdadero nombre.

— Respira, inhala, respira, inhala... – El pelinegro apretó los libros que había recogido en su casillero mientras repetía su mantra.

Mientras Ocho caminaba, Zack lo seguía.

— Escuché que eres excelente peleando y, como obviamente sabrás, Zack es un experto en combate que siempre sale victorioso.

— Solo peleo para defenderme, no para montar un circo. – Ocho aclaró todavía caminando. — Y si tú ganas en las peleas, es porque haces trampa. Ni siquiera tendrías que hacerlo si no estuvieras molestando a los demás.

— A Zack no le importa los medios mientras pueda ganar, por eso Zack es exitoso. – El egocéntrico peliazul miró sus uñas largas mientras hablaba. — Además, Zack no molesta a las personas, solo las incentiva para que no sean aburridas.

— ¿Y ese es tu plan para que peleé contigo?, ¿Fastidiarme hasta que te dé una golpiza?

El chico gato soltó una carcajada.

— Por favor. Zack podría vencerte con una sola mano.

— ¿De verdad? – Ocho rodó los ojos. Quería irse a casa, ya casi no había nadie en la escuela, pero tuvo el infortunio de toparse con Zack. — ¿Podrías con solo una?

— ¿Quieres que lo demuestre? – El peliazul tronó sus puños. Pero poco le sirvió.

En un santiamén, Ocho dejó caer sus libros y acorraló a Zack, usando una técnica de llave para colocar el brazo tras la espalda. El sonido de queja del felino fue una enorme satisfacción para Ocho.

— Seamos honestos, Watterson. Si estuvieses en un escenario donde tuvieras que pelear por tu vida, estarías muerto. No eres más que una maldita cucaracha que le gusta meterse con todos solo por una pizca de atención. Dime, ¿De que te sirve fingir ser un genio en las peleas si nadie está aquí para verte?

— Tengo tu atención. Y eso era lo único que Zack quería. – El chico gato sonrió con sorna. Pero la sonrisa se le borró cuando Ocho apretó más su brazo.

— ¿Porqué? – La mirada amenazante de Ocho taladraba el espíritu de cualquiera. Pero a Zack solo le daba escalofríos.

— Me gustas. Siéntete afortunado.

[GumOcho One-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora