Vida; estado de actividad de un ser o período de tiempo desde el nacimiento hasta la muerte... Son las definiciones más básicas que utiliza la gente para describirla. Es cierto, no se equivocan, pero a mí esos significados no me convencen. Para mí, vida es sinónimo de disfrutar, porque si no hay disfrute, ¿para qué vivirla? Ya somos demasiados seres humanos en el mundo como para que nos preocupe la reproducción de la especie, ¿qué motivo real nos queda para
vivir? Pues, en mi opinión, es gozar y divertirse. Sé que no siempre puede ser así, la vida se compone de muchos momentos y emociones diferentes. Y esa es la clave para no aburrirse. A mí me gusta pelearme a veces, o insultar a algún idiota. Me gusta demostrar mi autoridad, me gusta llevar la razón y lucharé siempre por tenerla. No me gusta sentirme triste, pero eso me permite ablandarme y recibir mucho más amor que normalmente. Tampoco me agrada estar enfadado, aunque me siento más enérgico cuando lo estoy. Creo que el secreto para una vida plena es ser feliz con todo eso y hacer cambios según lo que vaya pasando a tu alrededor. Hay gente que es feliz trabajando, hay gente que es feliz sin hijos o sin pareja, hay gente que prefiere hacer lo mínimo y estar en casa... Son muchas combinaciones como para pensar en todas. Dicen que la adolescencia es la etapa más difícil a nivel psicológico porque ya eres demasiado mayor para ser tratado como un niño, pero demasiado pequeño para tratarte como adulto, además de no tener todavía una conciencia muy... lógica y madura. Es una etapa confusa en la que estás perdido y asustado porque tienes que avanzar por un camino extraño y nadie te da un manual de cómo hacerlo al mismo tiempo que solo piensas en lo que te apetece. Tienes que hacer tú solo cosas que ni siquiera sabes qué son. Recuerdo cuando un adolescente desobedeció en plena calle a su madre, les pregunté a mis padres por qué lo hizo y ellos me dijeron esto. Yo no entendí de qué estaban hablando y terminé olvidando lo que había visto. Ahora... entiendo muy bien a qué se referían.Me siento totalmente aturdido con mi vida, no sé quién soy, ni adónde voy. Lo único que sé es que mi obligación diaria es estudiar como un cabrón porque "tendrás mejor futuro". ¿Y cómo se puede saber eso? ¿Y si mañana me atropella un camión? Ya no habrá futuro que valga. ¿Y si los trabajos que encuentro son una mierda a pesar de haber estudiado? ¿Y si directamente no encuentro uno? Los adultos se piensan que es muy fácil porque ellos vienen de otra época donde todos trabajaban desde jóvenes, para ellos trabajar es lo natural y se supone que para nosotros, la siguiente generación, debe de ser igual de simple y fácil. Pero no, no es así. Ya no estamos en 1980, ahora muchas cosas son automatizadas, las prioridades de la sociedad y las empresas ya no son las mismas. O al menos, eso dice mi padre. Tiene sentido, así que lo creo. Tengo 14 años ya y no sé qué quiero, no sé qué estudiar cuando acabe lo básico, no sé en qué podría trabajar para poder vivir. No sé nada. Cuando pienso en cómo será mi futuro no puedo imaginarlo, no existe.
Todo era mejor cuando era pequeño, cuando mi única preocupación era practicar escritura y aprender a sumar, restar y multiplicar. Antes no tenía que preocuparme por mi cuerpo, y ahora me da un ataque al corazón de solo pensar en llevar algo demasiado ajustado que revele mi nueva figura "no infantil", o de no depilarme bien los malditos tres pelos del entrecejo y los otros dos del bigote. Que sí, que son tres y dos, y nadie los ve a menos que use una condenada lupa, que todo el mundo tiene, que es normal y blablabla, ¡pero yo sí los veo y me ponen nervioso! ¡No me gustan! Y hablando de pelos... Lo peor de ese tema se desarrolló abajo. ¿Por qué nunca nadie me dijo que mi pubis se iba a convertir en la selva amazónica? ¡Eso pica! Doy gracias a que mi padre me enseñó a cómo usar una cuchilla de afeitar. Si no lo hubiera hecho, en esa zona habría escondidos ya dos tribus de indígenas, cinco familias de gorilas y tres jaguares hambrientos. Echo de menos cuando vivía sin pensar en nada de eso, cuando no me importaba mi imagen, terminaba mis pocas tareas y el resto del día lo dedicaba a jugar con Eiji.Ah, sí, Eiji... Era mi mejor amigo. Él siempre estuvo ahí, desde mi nacimiento. Mis padres y su padre, Genya Shinazugawa, el dueño de una empresa de autos, son amigos desde jóvenes y han vivido en el mismo pueblo toda su vida. Nací tres años después que él, pero eso no impidió que nos hiciéramos inseparables. Prácticamente vivíamos juntos por tanto tiempo que pasábamos jugando, casi cada día de nuestra infancia. Fue uno de los pilares de mi vida, una parte de mi propio ser. Admito que alguna vez le hice llorar, pero es normal, los niños pequeños lloran a menudo por muchas cosas sin importancia, como hacer trampas en un juego o por un simple pellizco en el brazo. Y aun así, él nunca se vengó por eso, ni me hizo llorar a mí ni una sola vez. Jamás se me pasó por la cabeza la posibilidad de no tenerlo cerca mía. En ocasiones me arrepiento de haber abusado tanto de su bondad y haber sido tan bruto en algunos juegos de críos. Pero Eiji no se quejó en ningún momento, parecía que lo disfrutaba igual. Bueno, no seré yo quien lo juzgue. Recuerdo que cuando mi hermana Yoko nació se volvió completamente loco. La adoraba, estaba embobado. Él era mejor hermano mayor que yo, ¿y cómo no serlo, si yo ya odiaba a Yoko desde que supe que vendría al mundo? A parte de que él también tenía una medio hermana pequeña, Izumi. Esa niña era hija de su tío Sanemi. Al parecer, los padres de Eiji se separaron y su madre terminó juntándose con su tío. Un embrollo familiar un poco caótico. Y volviendo a hablar de caos... Un simple bebé arrugado y maloliente me había robado la atención de mis padres y de mi mejor amigo. No me sentía preparado para que se fijaran en alguien que no fuera yo, siempre he sido una persona caprichosa y celosa, no puedo negarlo. Para mí, mi hermana era el enemigo metido en casa. Todos la amaban. Ese hecho fue lo único que me detuvo de intentar hacer algo contra ella porque sabía que pondría tristes a todos. Lo recuerdo como un momento bastante gracioso porque poco tiempo más tarde, cuando ya la tuve en brazos, le di de comer y jugué con ella, cambié de opinión. Ya no me parecía tan odiosa. Ahora adoro a mi hermana y daría la vida por ella si fuera en necesario. Como mis padres trabajan en la panadería, yo soy el que se encarga de recogerla después del colegio y quien se ocupa de ella. A veces, Eiji venía directo a mi casa para ayudarme a cuidarla.

ESTÁS LEYENDO
Kimetsu no Yaiba: Next Generation
Fanfic¿Alguna vez te has preguntado qué sería de nuestros jóvenes protagonistas en un mundo distinto, una dimensión alternativa en la que su hogar es la época moderna? Este spin-off de El Ascenso del Dragón cuenta las historias de Daiki, retoño de Tanjiro...