Capítulo 11

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No puede ser que sea él otra vez.

Cuando llegué allí lo primero que vi al aparcar fue a Elian apoyado en una de las paredes que dan al parking, estaba fumando un cigarrillo. Debería pasar de él y entrar directamente pero no puedo evitar decirlo. Soy incapaz de callarme.

Me acerco hasta quedar frente a él. Su aspecto le hace ver imponente : su camiseta corta blanca, esos pantalones vaqueros rotos por las rodillas y la chaqueta de cuero al hombro como todo un fuckboy. Además si añadimos el olor a tabaco que desprende parece recién salido de un antro de mala muerte.

Vaya imagen.

- ¿Podrías irte a fumar lejos del centro? Estás dando una imagen horrible. - le digo de manera firme.

- ¿Me hablas solo para regañarme? - suelta todo el humo en mi dirección.

Que asco.

- Pues sí, se supone que eres parte del personal del centro médico y para colmo el hijo del jefe. Debería darte vergüenza. - le respondo intentando disipar el humo de mi alrededor.

- Cada uno tiene sus vicios, además aquí no me ve nadie. Deja de molestar -

- Vale haz lo que quieras, ya hablaré con tu padre de esto. - me doy la vuelta para ir a la entrada cuando me agarra de la muñeca.

- Ni se te ocurra decirle nada a mi padre, ya bastante tengo. -

- Si fueras un mejor hijo no le darías tantos disgustos y podría confiar más en ti. - le digo para acto seguido tirar para que me suelte.

- Tú no sabes nada de nosotros asique no hables. -

Vuelvo a darme la vuelta para intentar irme y dejarle allí, pero en ese momento siento como tira de mi bolsa hasta que me la quita. Me giro para encararlo pero este coge distancia de mí.

- Déjate de tonterías que ya no eres un niño, devuélvemela. - le digo molesto.

- Si la quieres tienes dos opciones : me la quitas de las manos o me pides disculpas por tus palabras. - dicho esto alza la bolsa en el aire estirando su brazo.

De por sí Elian es una persona bastante más alta que yo, como una cabeza y media más o menos. Pero definitivamente me niego a disculparme con este orangután, por lo que tendré que enfrentarlo. Me acerco a él con paso decidido.

- Dame mi bolsa estúpido. - le digo mientras me pongo de puntillas estirando mi brazo para intentar alcanzarla.

Me alzo todo lo que puedo pero solo logro llegar hasta un poco más arriba de su antebrazo, en estos momentos odio ser bajito.

- Pero mira que mono, no llega. - me dice con burla.

- No tiene gracia, dámela de una vez que llego tarde. - le digo mientras me pego más a él poniéndome de puntillas sobre mi pie derecho y buscando un punto de apoyo para poder mantener el equilibrio.

Consigo llegar a alcanzar una de las asas que cuelgan con mucho esfuerzo, una sonrisa de satisfacción se forma en mis labios y giro mi rostro para enseñarle mi expresión victoriosa pero no caí en que me había acercado tanto a él. Mi sonrisa se borra al ver su expresión seria al mirarme, sus ojos verdes tienen un destello que no logro entender.

Noto como lentamente baja su brazo hasta dejarlo a la altura de mi cintura evitando que pueda caer, vuelvo a colocar ambos pies en el suelo. En ese momento me percato de que mi mano está en su pecho apoyada. Es amplio y fuerte, y siento su calor corporal a pesar de la camiseta. Siento su corazón latir bajo mis dedos poniéndome la piel de gallina. Quiero moverla pero mi cuerpo no reacciona.

Shadow WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora