27

20.5K 1.2K 88
                                    

Delilah Hart

La puerta se abre y me quedo mirando como Heitor entra en el salón, viene desaliñado y desde aquí siento el olor a alcohol que emana su cuerpo.

Estuvo bebiendo.

De hecho creo que sí encendemos un fósforo cerca saldremos chamuscados.

Está tenso, lo noto con cada paso que da y su mirada es oscura y apagada. Intenta no tener contacto visual conmigo.

Trago en seco cuando toca el interruptor y el salón queda alumbrado. Se pasa las manos por el cabello y se acerca con cuidado.

—¿Estás brava conmigo?

—No, solo necesito una explicación para continuar aquí —respondo— Porque por muy demente que me haga lucir no quiero alejarme de ti.

—Yo tampoco quiero que... No tienes que irte —dijo al fin después de dudarlo unos segundos. 

El silencio reinó, incómodo.

—¿Cuánto tomaste?

—Mucho. Supongo que medio bar.

Negué varias veces.

—No nos hagas esto, Heitor —pedí y solté un suspiro— No arruines lo que sea que estábamos empezando.

Se giró a verme, tuve que jugar con mis dedos sobre mi regazo para calmar mi nerviosismo. Heitor se movió incómodo y luego sacó algo de su bolsillo. Me la ofreció.

Era una fotografía de una mujer de cabello oscuro, sus ojos eran de un color grisáceo y de piel muy blanca. No pasaba de los cuarenta años y tenía un niño entre sus brazos.

La mano me tembló.

—¿Crees que se parece en algo a ti? —preguntó serio.

—No la verdad.

—Pues esa es la única foto que tengo de mi madre —confesó— No te escogí porque te parezcas a ella.

—¿Entonces, por qué esa chica dijo eso?

—Mi madre murió cuando yo era pequeño y una amiga de Raúl llamada Agnes se encargó de cuidarme, para que él no lo hiciera solo —pasó las manos por su cabello y chasqueó la lengua— Digamos que sus técnicas no eran muy buenas.

—¿Ella te metió en este mundo? ¿Es parecida a nosotras?

Afirmó con la cabeza.

—Ella fue la culpable que creó a este Heitor que tienes enfrente y sí, someterlas a ustedes es como tenerla a ella. Con la diferencia que todo lo que estoy sintiendo por ti es nuevo.

—¿Cuántos años tenías?

—Seguía siendo un niño que solamente quería jugar.

—Lo siento muchísimo.

Opté por abrazarlo y buscar silencio mientras se refugiaba en mí como un niño pequeño. Su respiración comenzó a acelerarse y sus manos rodearon con fuerzas mi cuerpo.

—Delilah —susurró. Sus ojos conectaron con los míos.

Pasé saliva.

—Heitor.

Sus labios cayeron sobre los míos, Heitor me pegó a su cuerpo buscando todo el contacto físico posible. Terminé sentada a horcajadas sobre él, moviendo mis caderas contra su regazo.

—Te quiero —pronunció pausado mientras mordía mi labio inferior.

—Llévame a la habitación de juegos —pedí entre jadeos.

Sumisa ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora