4

968 139 128
                                    

"Nada es más peligroso que la verdad en un mundo que miente".

Nawal El Saadawi 

Terry regresó esa tarde de una extenuante gira, y encontró a Eleanor en casa de visita. A él le alegró genuinamente hallarla allí consintiendo a Federico, ignorando las verdaderas razones que ella tuvo para instalarse en el departamento desde muy temprano, porque estaba allí esperando para hablar con él de forma imperativa. A Eleanor le preocupaba las recientes entradas y salidas del bebé del hospital y que Terry no frenara su ritmo de trabajo.

Federico se había convertido en un niño enfermizo y frágil, mientras que Terry se volvía cada día más áspero con el servicio de su casa, con el personal de la compañía, con su madre, en general con todo aquel que estuviese a su alrededor. Especialmente en los últimos seis meses se había concentrado completamente en el trabajo, se entregó por completo a la obra, en una búsqueda desesperada de ocupar su tiempo, y su mente para no dejarle espacios al dolor. Contrario a lo que todos pensaron en Stratford no se negó a salir de gira, sorprendiendo no solamente a Eleanor si no al propio Robert Hathaway. Dejaba a Federico a cargo de la nana de turno. Porque también ocurría que poco a poco fue quedando solo, el personal de la casa lo fue abandonando porque su humor era intolerable. Era un hombre hosco y amargado. Federico había tenido tres nanas en un año. Terry era un hombre apartado y taciturno y convirtió su hogar en un lugar hostil.

—Hijo siquiera llegaste, estoy muy preocupada por Federico —le dijo Eleanor con el niño en brazos y acercándose a saludar a su hijo.

—Qué sucede con él —contestó parco Terry.

—No lo veo bien, y últimamente ha enfermado mucho. Ya cumplió un año y todavía no camina, porque en verdad está muy débil. No gana peso, y se la mantiene durmiendo, o al menos esa niñera lo mantiene durmiendo.

—Madre pago el servicio de niñeras más costosos de Nueva York.

—Lo que no quiere decir que sea lo mejor para él. Y está el hecho de que ha tenido tres niñeras, algo no está bien ni contigo ni con él.

—Estamos bien madre.

—No, no lo está -Eleanor alzó la voz y fue más firme. —No permites que yo lo lleve a mi casa cuando estas de gira. Hijo abandoné mis proyectos para quedarme aquí en NY contigo, para apoyarte y no me lo permites.

—Nunca te pedí nada, mucho menos que abandonaras tu trabajo, puedo cuidarme solo y cuidar de mi hijo. Puedes regresar a Los Ángeles cuando gustes, no te necesitó. Ya no te necesito madre... No.

—¡Terry! Lo hice por Federico, por ti, con mi solo interés de apoyarte, de estar a tu lado, soy su abuela eso no puedes negármelo.

—No te lo niego, estás aquí ¿no?

—Pero lo hace la nana. Terry aquí ocurre algo grave y no quieres verlo, porque te ciega el orgullo, porque te comportas obcecadamente.

—No quiero ser grosero contigo Eleanor, pero hago lo que puedo y lo que puedo es pagar a una niñera que lo cuide veinticuatro horas. Necesito trabajar, de lo contrario no tendría para pagarle ese costoso servicio, no podría poner un techo sobre su cabeza, y todo lo que necesita.

—Él te necesita a ti. Por Dios santo, abre los ojos, observa lo que pasa a tu alrededor y no cometas los mismos errores que cometió Richard contigo, los mismos errores que yo cometí. No pasas suficiente tiempo en esta casa, él te necesita a su lado más tiempo. Esta niñera no me gusta Terry, por favor abre los ojos.

—Hablaré con ella.

—Adiós Terry, será mejor que me marche, ya dije lo que tenía que decir. Todo ahora queda de tu parte hijo.

Sangre de mi sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora