Solo podemos decir que estamos vivos en esos momentos en que nuestros corazones son conscientes de nuestros tesoros.
Thornton Wilder
Terry dijo las últimas líneas de su diálogo... las que presidieron a la muerte de Macbeth. Aquella había sido una buena función, y el público lo recompensó llamándolo una y otra vez con sus aplausos. Cleveland se había rendido ante su talento y una extraordinaria interpretación. Se sentía satisfecho. Una satisfacción que ahora tenía sabor a felicidad porque se mezclaba con su buen estado de ánimo, con la energía que le daba sentirse amado y estar amando como lo estaba por fin haciendo. Por primera vez en mucho tiempo, deseaba contarle a alguien que aquella había sido una buena puesta en escena y que se sentía dichoso por ello. Ese alguien estaba a kilómetros de distancia, y esa persona especial era su Candy. La euforia y el amor se mezclaban en su corazón. Con esa euforia recibió las felicitaciones de su director y de los demás miembros del reparto, sin duda aquel había sido un gran regreso.
Momentos después.
Ya sentado en su silla del camerino terminando de retirar su maquillaje. Se sentía ansioso por salir del teatro para ir a cenar con Robert como lo acordaron, cuando recibió la imprevista visita de Lavinia Scott una de sus compañeras de reparto. Su voz tras él después de abrir la puerta sin tocar lo descolocó por completo.
—¿Graham estas por terminar? Jason y otros más iremos por un trago, quieres venir con nosotros.
—¿No sabes tocar la puerta Lavinia?
La mujer no se esperaba el tono tosco del actor y reaccionó en consecuencia.
—Vaya, porque tan grosero solo he venido para invitarte una copa.
—Cenaré con Robert esta noche —le aclaró Terry.
Mientras él decía esto y la miraba a través del reflejo del espejo, ella se acercó más y puso su mano sobre su hombro y se atrevió a acariciarlo hasta el nacimiento de la nuca. De un impulso la sujetó con fuerza y se dio la vuelta.
—Qué haces mujer.
—Y tú por qué me sigues rechazando... hace más de un año que estás viudo, eres un hombre finalmente libre, todos saben la historia entre tú y Susana, que estabas casado con ella solo porque te salvó en ese accidente.
—Lavinia te lo pido sal de inmediato de este camerino —la interrumpió Terry sonando ya colérico. —Mi vida personal no es de tu incumbencia, eso solo eran rumores. Por favor sal de mi camerino.
—Eres un amargado Graham...
—Sal de este lugar de inmediato ¡Tengo novia! —Terry ya estaba furioso.
—Con ese carácter dudo que puedas encontrar a una mujer que te aguante, dudo que vuelvas a casarte, algún día te arrepentirás de rechazarme. Eres un estúpido Graham, mientes, no te has dejado ver con una mujer en todo este tiempo, lo dices porque eres un arrogante un vanidoso narcisista.
Terry no estaba dispuesto a someterse al acoso de Lavinia. Desde que había vuelto a la compañía ella emprendió una campaña personal para conquistarlo, muy a pesar de las advertencias de otros actores con más tiempo en Stratford que conocían mucho más el carácter huraño de Graham y lo reservado que era con su vida personal. Pero la joven mujer estaba prendada del actor, y más que un impedimento veía en el esquivo carácter de Terry un desafío. No podría estar más equivocada. Ni su belleza ni su simpatía eran suficientes para él, que sólo tenía en su mente y en su corazón a una sola mujer, como tatuada con fuego indeleble, en el alma en el cuerpo.
—Realmente lo dudo Lavinia, sabes te compartiré solo por esta vez un importante detalle de mi vida privada. Jamás me arrepentiré porque estoy felizmente enamorado y de una mujer que me conoce muy bien, a quien pronto haré mi esposa si ella acepta hacerme ese honor. La única mujer a la que de rodillas le pediría se case conmigo —le aclaro Terry con firmeza.
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Sangre de mi sangre
FanfictionAdvertencia: Sí eres de las personas que no toleran leer historias donde Terry y/o Candy se relacionan con otras personas, especialmente con Susana Marlowe, esta historia no es para ti. Aunque te asegure un final feliz será difícil para ti el camino...