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Una semana después

Arizona Slowt

–¡Basta! –Suelto otro grito de dolor al sentir como la cadena vuelve a pegar con mi espalda, haciendo que queme. Se que se ha abierto, arde.

Lágrimas caen y yo solo puedo rogarle para que pare, duele mucho, estoy sufriendo mucho, ya no quiero. He perdido la noción del tiempo, ¿un mes desaparecida? Quiero morir, quiero morirme. Ya no soporto todo este dolor, nadie merece esto, yo no lo merezco.

Su risa se escucha, disfrutando de mi dolor.

–¿Te gusta así? –Vuelve a golpear, yo vuelvo a gritar. –Si, es lo que te encanta.

–Por favor... –Ruego, quedándome sin aliento.

Siento como sus manos tocan mi espalda y la sangre se desliza por esta, me voltea y me muestra que sus manos están llenas de sangre. Sonriendo lleva una de sus manos a la boca y lame mi sangre. Cierra los ojos como si disfrutará de lo que está probando, mientras que a mí solo me causa repulsión y miedo.

–Te lastimaste un poco, pero nada que no se pueda arreglar. Te dejo alcohol, algodón y vendas para que te puedas sanar, yo tengo que ir a ver un partido muy importante para mí, ¿puedes sola? –Asiento, temerosa. –Muy bien, sé que siempre puedo contar contigo.

Maldito loco, esquizofrénico.

Me deja sola en un mar de lágrimas, desnuda y con la espalda llena de sangre. Esta vez no me encadeno, pero sí ha dejado con llave todo el lugar. Yo no me lastime, él lo hizo durante horas. Me ha torturado durante días y sé que lo peor está por venir, he perdido la cuenta de cuánto tiempo llevo aquí, no tengo un reloj o un calendario, no tengo nada, solo sé si es de día o de noche.

Con mucho cuidado me pongo de pie y voy directo a la llave que tengo como "ducha" la presión no es lucha, pero me permite asearme, suele usarla para torturarme también.
Me pongo debajo del chorro de agua y doy un brinco junto con un grito de ardor, el frío se cuela por mis huesos y puedo ver cómo la sangre se desliza en el cemento, mi pelo se pega a mi espalda y lo aparto antes de que me dañe más. Las cámaras están encendidas y se que está viéndome porque está en azul, cuando está en rojo no está viéndome. Me tiene harta.
Lavo mis partes intimas y con mucho cuidado intento lavar con mis manos la sangre seca que tengo en mi espalda, no me importa si me deja marcas, realmente no me importa. Me he portado de lo mejor para que se apiade, pero eso no pasará, esta loco, es un maldito.

¿Cómo alguien es capaz de arrebatarle la vida a alguien que apenas estaba comenzando a vivir?

¿Está mal pensar que soy afortunada? Me tiene encerrada, apenas me alimenta, me tortura, pero aún no me ha mutilado... aun no me ha cortado los dedos, aun no me entierra un cuchillo en la pierna. Yo miraba los casos de las chicas en las noticias, aparecían en acantilados, sin cabeza, en bolsas, la mayoría de las veces no aparecían.
Aunque, probablemente yo termine igual o peor que ellas.
¿Seré una mala persona si pienso que me está tocando lo peor? Es que, así lo siento, no puedo opinar por los demás, yo no puedo porque la que está sufriendo en este momento soy yo.

Nunca había pensando tanto en mi familia como lo hago ahora, quizá es porque la veía todos los días, desayunaba con ellos, reía con ellos, me iba a dormir sabiendo que al día siguiente mi familia seguiría ahí para volver a reír. Ahora no es así. No sé si volveré a ver a mi mamá. Y es quien más me duele, mi mamá. Mis amigos, mi tío me duele, pero ¿mi mamá? Ella me arde, no volver a sentir sus abrazos, no escuchar su risa, no volverla a ver. Me duele mucho porque ella es mi razón de ser.

Y si no salgo de aquí, mi recuerdo la atormentará a pesar de que es una madre excelente.

El primer día que estuve aquí estaba en shock, no me creía lo que estaba pasando.
El segundo día me medico, perdí la noción del tiempo.
El tercer día empezó con la tortura psicológica, termine suplicándole de rodillas que parará.
El cuarto día no se presentó, no pude sentir alivio porque estaba sola.
El quinto día se presentó, me encadeno y quemo mi piel con un encendedor.
El sexto día se disculpó, luego me hizo beber su orina cuando le dije que tenía sed.
El séptimo día me toco.

Ahora, ¿qué hora es? Debo saber el día, ¿realmente sigo con vida?

Secuestrada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora