Prólogo

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Siempre mire la vida de una forma hermosa, nunca la mire con maldad, quizá me estresaba pero me paraba a pensar "¿cómo solucionó este problema?" Y me tranquilizaba. Las personas que me rodeaban me adoraban. Jamás recibí un mal consejo de parte de ellos, recibía críticas constructivas que me ayudaban a mejorar como persona.

Mi mamá era increíble, saben eso de las madres ¿cierto? Dan todo por sus hijos (algunas no) pero la mía es excepcional, comprendía mis problemas y mis noches de llanto, comprendía lo que yo decía y siempre tenía una respuesta a todas mis preguntas, a todos mis problemas; ella estaba ahí, haciéndome feliz, siendo mi mejor amiga. Siendo mi motor de lucha. Ella siempre estuvo en mi corazón durante todo este tiempo y lo seguirá estando hasta el final de los tiempos, incluso más allá.

Mi tío es un hombre encantador. Jamás nos dejó solas a mi madre y a mí, fue como un padre para mí y no puedo estar más que orgullosa de ello. Siempre salía con algo que me hacía reír mucho, algo loco, algo muy... espontáneo. Realmente me seguí preguntando cómo se le ocurrían tantas cosas graciosas de la nada y cómo tenía una respuesta para todo.

Y mi pequeño grupo de amigos, sí. No eran muchos pero sin duda eran los mejores y como los quería, me divertía con ellos, las anécdotas no las olvidé cuando me sentí sola. Estaban presentes siempre, son las personas que valen la pena y siempre desearás lo mejor para ellos porque los quieres.

Y ahora me pregunto si después de que desaparecí, después de que me llevaron en contra de mi voluntad a un lugar oscuro donde cada día temblaba de miedo, tiemblo de miedo; ellos siguen con esa misma alegría. ¿Mi mamá estará bien? ¿Sigue siendo esa mujer comprensiva, amorosa, sonriente? ¿Mi tío estará bien? ¿Sigue siendo ese hombre gracioso, espontáneo y guapo? ¿Mis amigos están bien? ¿Tendrán miedo de salir después de lo que me pasó?

De esas y otras preguntas tengo muchas, pero no tengo una respuesta. No puedo tenerla cuando mi única vista al exterior es una ventanilla con barrotes, pequeñita.

Ser privada de mi libertad es algo que nunca pensé, a pesar de ver tantos casos, pues, siempre tuve muchísimo cuidado y en un parpadear; absolutamente todo cambio.

Supe que me buscan, él me lo dijo, me dijo que nadie me ha olvidado por mi nombre, que siguen buscando pero no podrán encontrarme. Que moriré.

Después de un tiempo... ya no tengo miedo ¿saben? Solo me da tristeza mis seres queridos, lloro porque quizá no los vuelva a ver, anheló mi libertad y que todo sea un sueño. Al principio tenía mucho miedo, pero luego iban pasando los días y mi corazón se iba rindiendo.

A pesar de ello, sigo con la esperanza de poder salir de aquí. Viva o muerta, pero me niego a que me den por perdida.

Sigo viva, encuéntrenme.

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